“Científicos y expertos internacionales reconocen que una política de aletas adheridas proporcionaría mejoras significativas en la gestión y conservación de los tiburones, facilitaría el cumplimiento efectivo de la legislación y mejoraría la recogida de datos sobre las capturas de tiburón, lo que es fundamental para mejorar el conocimiento sobre el estado de sus stocks”, afirma Ricardo Aguilar, Director de Investigación de Oceana Europa. El finning –la práctica de cercenar las aletas y arrojar el resto del cuerpo al mar– proviene del alto precio de las aletas en el mercado internacional en comparación con la carne de tiburón. Aunque se prohibió en la UE en 2003, algunos países conceden permisos de pesca especiales que permiten a las embarcaciones cortar las aletas a bordo, siempre que conserven los cuerpos y que las aletas desembarcadas no superen el 5% del peso de los tiburones capturados cuando estaban vivos. Esta ratio es una de las más benévolas del mundo y se suma a un vacío legal que permite que cuerpos y aletas se desembarquen por separado, lo que dificulta el control. En respuesta a la consulta hecha por la por la Comisión Europea, Oceana muestra su apoyo a una política de aletas adheridas por las siguientes razones:
- Asegurar que no haya finning que pase desapercibido a causa de una ratio que resulta demasiado alta para muchas especies.
- Simplificar la aplicación de la ley y hacerla más efectiva garantizando que cuerpos y aletas se desembarquen juntos.
- Mejorar la recogida de datos críticos sobre las capturas de tiburón.
“El cumplimiento real de la prohibición del finning solo es el primer paso hacia una gestión correcta de los tiburones como especies comerciales”,
añade Allison Perry, científica marina de Oceana Europa. “La UE tiene la responsabilidad de poner en práctica medidas de gestión con criterios científicos y de precaución para las especies que son objetivo pesquero. Mientras se sigan pescando tiburones sin límites de capturas ni planes de gestión a largo plazo, esa responsabilidad no se asumirá”.
La UE incluye algunos de los principales países del mundo en cuanto a pesca de tiburón (España, Francia, Portugal y Reino Unido). Las mayores pesquerías comunitarias tienen lugar en alta mar, por parte de palangreros pelágicos españoles y portugueses que históricamente pescaban atún y pez espada como capturas objetivo y ahora pescan cada vez más tiburón, particularmente especies oceánicas como la tintorera (Prionace glauca) y el marrajo dientuso (Isurus oxyrinchus). Más de la mitad de las grandes especies oceánicas se consideran amenazadas en la actualidad.
En todo el mundo, se capturan hasta 73 millones de tiburones al año para satisfacer la demanda del mercado internacional de aletas.
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