Uno no puede dejar de sorprenderse al ver la denuncia de la Asociación de Pesca, Comercio y Consumo Responsable de Atún Rojo (APCCR) contra la empresa Carrefour por publicidad engañosa. Es la reacción de los empresarios pesqueros al hecho de que Carrefour haga público, en un anuncio en televisión, que ha dejado de vender atún rojo por tratarse de una especie en peligro de extinción. En consecuencia, la APCCR pide al Instituto Nacional de Consumo que retire el anuncio y sancione a Carrefour con una multa.

La discusión sobre si el atún rojo es una especie en peligro de extinción o no es en realidad ‘académica’. Excepto en el caso de especies de ciclo de vida largo y reproducción lenta, como algunas especies de aguas profundas, así como rayas y tiburones, la extinción, entendida como la total desaparición de una especie, rara vez se da en el caso de peces marinos. Por este motivo, en gestión pesquera se suele hablar más a menudo de extinción comercial, es decir, del descenso en la abundancia de una población hasta niveles en los que la viabilidad económica de su pesca, así como su recuperación futura, se ven comprometidas. Si bien no se trate de extinción en sentido estricto, no deja de ser un grave problema.

¿Está engañando pues Carrefour a sus consumidores? Nuestra respuesta es claramente ‘no’. La población oriental del atún rojo atlántico (Thunnus thynnus) está incluida en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como “amenazada”. La especie fue objeto de una propuesta para la prohibición de su comercio internacional por parte de la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas (CITES) en marzo de 2010, que contó con el respaldo de la Unión Europea y que no fue aprobada por la oposición del gobierno de Japón, principal consumidor mundial de atún. Los científicos de la Comisión atunera del Atlántico (ICCAT) llegaron a la conclusión de que la población atlántica de atún rojo se encontraba, con un 96% de probabilidades, en un nivel inferior al 15% de su población reproductora existente antes de su explotación pesquera. Tal es el resultado de años de sobreexplotación.

Pero, ¿por quién pueden sentirse engañados los consumidores? Quizás éstos deberían saber que la asociación para la pesca sostenible de atún rojo está liderada por el sector de engorde de esta especie. Y pregunto, ¿es sostenible pescar a esta especie en sus zonas de reproducción, cuando las hembras están desovando, para luego engordar el atún empleando 25 kg de pescado por cada kg de atún rojo obtenido, y luego enviar la mayor parte de la producción a 12.000 km, a Japón? No es esto,  desde luego, lo queyo entiendo por sostenibilidad.

Sorprende, además, que la patronal pesquera, CEPESCA, se haya unido a la denuncia de la APCCR. Si en CEPESCA están realmente preocupados por la veracidad de la información ofrecida a los consumidores, quizás podrían apoyar las demandas de una mayor transparencia en el etiquetado de los productos de la pesca. Por ejemplo, que las latas de atún incluyan información sobre la especie concreta que contienen, para que así los consumidores podamos escoger no consumir toneladas juveniles de atún patudo capturados por la flota cerquera española en todo el mundo empleando una de las técnicas menos selectivas de pesca que existen, los dispositivos agregadores de peces (FAD por sus siglas en inglés).

Resulta particularmente desacertado que algunos sectores de la industria pesquera sigan desatendiendo el derecho que asiste a los consumidores a tener una información precisa sobre los productos que consumen. Lo que sí está claro es que no minusvaloran la capacidad de estos de provocar cambios en sus comportamientos, de ahí esta denuncia.

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