Al no disponer de estos reservorios de agua dulce, cientos de personas diariamente, mueren de sed o por consumir aguas contaminadas en el continente africano y en Asia. América, no sabe que es estar sedienta. El privilegio de tener muchos lagos aun, ha minimizado la toma de conciencia, la justa valoración de estos recursos.
Pero en la actualidad, cual es el real uso, de estos tesoros que la naturaleza, bondadosamente nos ofrece en la región?
Extraoficialmente son los megabasureros de su entorno poblacional, agrícola o industrial. Se han convertido en depósitos silenciosos de aguas servidas, de desechos industriales, agrícolas y basura en general. Poco se hace, para evaluar los verdaderos daños a estos tanques naturales. La mayor atención se mantiene en los causes de los ríos, los mares y océanos. La saturación continua de cada uno de estos desperdicios, produce un fenómeno llamado eutrofización, la cual origina una obesidad descontrolada de ciertas plantas acuáticas que sofocan a las otras especies que habitan en esos ecosistemas. Se estima que solo en América del Sur, esta sobre población vegetal, afecta al 54 por ciento de sus lagos.
El otro fenómeno que los afecta, como consecuencia también de la intervención humana, es la desertización, que es la sedimentación que ocurre debido al efecto de las corrientes de agua que arrastran la cubierta que cubre el suelo y se deposita en el fondo de los lagos, a un punto, que terminan convirtiendo a esos espejos de aguas en sendos desiertos. Esta conversión lago/desierto termina acabando con todo tipo de vida que en ellos habita.
¿Que hacer?
La conciencia colectiva ambientalista, es una profunda reflexión que solo nacerá de la educación ambiental, llevada a todos los niveles. Las poblaciones aledañas a los lagos, deben ser alertadas, de las implicaciones que para ellos mismos y para el resto de las especies que se sirven de esos lagos, significa envenenar o degradar, estos reservorios de agua dulce.
Ante el volumen continuo de desechos que en ellos se depositan, los lagos ya han perdido toda capacidad regeneradora, por tanto, se requiere un freno absoluto, un cese inmediato de todo suministro de contaminantes. Es necesario emplazar con firmeza, a las autoridades que geográficamente les competen la protección de estos estuarios. Hay experiencias, de voluntades colectivas, ciudadanas y gubernamentales, en Sur América, que evidencian la recuperación de lagos, sobre todo los cercanos a áreas urbanas, gracias a la ejecución de medidas o sanciones legales a los infractores e instalar plantas de tratamiento de aguas servidas.
Los ambientalistas, tienen mucho que hacer al respecto.
Lagos de Latinoamérica, sensiblemente contaminados por desechos humanos
Argentina: lago San Roque, lago de Nahuel Huapi, lagos de Bariloche, lago de Río Hondo
Brasil: lago de Cana Brava, lago de Serra Da Mesa, lago de São Domingos
Bolívia: lago Titicaca
Chile: lago Chungará
Colombia: lago Sochagota de Paipa, Lago Timiza
Ecuador: lago San Pablo o Imbakucha
Guatemala: lago de Atitlán, Lago de Amatitlán
México: lago Chapala, lago de Pátzcuaro
Nicaragua: lago Xolotlán, lago Cocibolca
Paraguay: lago de Yparacarai
Perú: lago de Junín
Venezuela: lago de Valencia o lago de Tacarigua, lago de Maracaibo
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