Érase una vez, un niño, llamado Lucas, al que siempre su abuela le preguntaba cosas. Había una pregunta a la que respondía siempre igual:

– ¿Qué quieres ser de mayor?

 Él, obviamente le decía siempre que quería ser futbolista, porque era su sueño.

 La abuela siempre lo miraba y sonreía. Hasta que un día, su abuela, Ángeles, le pregunto:

-¿Vas a tener hijos, cuántos, los vas a cuidar? Ah, no, lo de cuidarlos es cosa de chicas. Exclamó Ángeles. Lucas se extraño, pero no comentó nada.

Al llegar a casa con su madre, se lo contó todo, y su madre le explicó que su abuela había vivido en una época muy machista, y que estaba bien visto que las mujeres tuvieran menos poder y que hicieran las tareas de la casa.

La siguiente vez que Lucas fue a casa de su abuela, la miró con desprecio, y la pobre abuela, entristecida, le pregunto que qué le pasaba, y él le dijo que ella era machista y que no quería estar con ella. Ángeles se fue lagrimeando a su cuarto.

Minutos después, Lucas se dio cuenta de que lo que había hecho no estaba bien, y que le había hecho daño a su abuela, que a pesar de todo le había tratado bien.

Así que fue y se disculpó por haberla tratado así y comprendió que ella no tenía la culpa, que solo era una forma de pensar de su época. Lucas se sintió aún más culpable y se disculpó más y le explico que a él le habían educado de otra manera, todo se comparte porque juntos el mundo es mejor, los problemas se reparten, y la felicidad también.

 

Alumno: Flor Rangone Spinassi

Edad: 12 años

Colegio: CEIP Amadeo Vives, Madrid, España