Hace mucho tiempo, en una gran región cuyo nombre considero conveniente no nombrar, había un rey; era un gran rey que gobernaba el mundo entero de la forma más honesta, correcta y justa posible. El rey era una gran persona, amaba a su esposa, la cual solo tenía un problema: no podía tener hijos. A pesar de que el rey la amaba, él también quería tener descendencia, así que fue a buscar algún médico, o incluso brujo, que lo ayudara.
Después de mucho buscar, un día llegó a la corte un anciano, el cual decía tener la solución para su problema. El rey sometió a su esposa a un largo e intenso tratamiento… y valió la pena, porque al acabarlo, el rey no solo tendría un hijo… tendría tres.
El anciano le advirtió al rey que cuando los hijos fuesen grandes, discutirían y turbarían la paz del mundo entero. El rey, lleno de emoción por sus bebés, hizo caso omiso de lo que el anciano le dijo y, luego de eso, nunca se volvió a verlo en ninguna parte del mundo.
Pasados veinte años, el rey y su esposa murieron a causa de una extraña enfermedad, y la corona debió dividirse entre los tres hijos. Los tres, insatisfechos a causa de la codicia, se pelearon entre sí y dividieron el mundo en tres partes, estando siempre en guerra y con envidia por el poder.
Pasaron milenios y generaciones, hasta que un día nació un joven, el cual tenía como destino volver a unir y traer la paz a las tres regiones. Solo, pero con motivación, él, ahora, emprende esta tarea, donde espera nuestra ayuda, nuestro apoyo, espera acabar con las guerras y las desigualdades del mundo, ¿Qué estamos esperando para unirnos a su justa causa?
Alumno: Juan Miguel Orozco
Colegio: San Ignacio de Loyola (Medellín)
País: Colombia
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