Esta es una de las conclusiones de un nuevo informe publicado por la organización ecologista, Los plaguicidas y nuestra salud: una preocupación creciente.Greenpeace ha realizado una revisión de la literatura científica existente sobre este tema ydemuestra una clara evidencia de que la exposición a ciertos plaguicidas está asociada con diferentes tipos de cáncer, enfermedades neurodegenerativas, como párkinson y alzheimer, y enfermedades que afectan los recién nacidos. Los plaguicidas autorizados actualmente en los campos europeos pueden plantear una amplia gama de problemas de salud a través de la exposición ya sea desde el trabajo directo con sustancias tóxicas o através de la alimentación. El informe se publica después de la reciente decisión de la OMS de reclasificar el glifosato, el herbicida más utilizado en todo el mundo, como un probable carcinógeno humano, después de que este producto químico haya estado en uso durante muchas décadas.
Por ello, Greenpeace pide una eliminación urgente de los plaguicidas químicos de síntesis y un cambio hacia la agricultura ecológica. “Es una vergüenza que los que producen nuestros alimentos sean los que más sufren debido al uso masivo de plaguicidas en nuestros campos. Los agricultores y sus familias llevan en sus cuerpos la carga tóxica del fallido sistema de la agricultura industrial. Este informe muestra claramente que los plaguicidas nunca se pueden considerar “seguros” y demuestra una vez más que es urgente avanzar hacia la agricultura ecológica”, ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de la campaña de agricultura de Greenpeace.
La evidencia científica muestra que la exposición a plaguicidas está vinculada, o se sospecha que esté vinculada, a una serie de enfermedades y otros problemas de salud:
- a varios tipos de cáncer, como próstata, pulmón y leucemia;
- enfermedades del sistema nervioso, como párkinson y alzheimer;
- retraso en el desarrollo cognitivo y menor inteligencia;
- alteraciones en el comportamiento, en particular relacionados con problemas de atención e hiperactividad;
- reducción del peso y tamaño al nacer y ocurrencia de malformaciones congénitas;
- abortos involuntarios;
- alteraciones del sistema inmunológico y hormonal;
- son un factor de riesgo adicional para enfermedades crónicas como el asma u otras;
- alteración de la expresión genética, por lo que se pueden transmitir los efectos incluso a generaciones no expuestas a los plaguicidas, incluso después de que hayan sido prohibidos;
Teniendo en cuenta las diversas vías de exposición a los productos químicos en el hogar,la alimentación y el medio ambiente, la salud de los niños pequeños están en mayor riesgo, ya que tienen tasas más elevadas de exposición y sus cuerpos metabolizan más lentamente. En los plaguicidas que son tóxicos para el sistema nervioso se incluyen los organofosforados y algunos plaguicidas carbamatos, piretroides y los neonicotinoides. Incluso a niveles bajos de exposición, algunos de estos productos químicos pueden inducir problemas de salud de larga duración. Los argumentos son suficientemente convincentes, por ello es urgente reducir la exposición humana a estas sustancias químicas peligrosas.
A la luz de estos hallazgos científicos existe una preocupación creciente debido al uso generalizado de plaguicidas en Europa, y Greenpeace pide a la Comisión Europea y los responsables políticos de toda Europa que eliminen con urgencia el uso de plaguicidas químicos de síntesis en la agricultura. Se debe dar prioridad a la prohibición de los plaguicidas que tienen propiedades cancerígenas, son mutagénicas o de toxicidad para la reproducción (CMR de categoría I y II), e interfieren con el sistema hormonal (EDC), así como los productos químicos con propiedades neurotóxicas. “Necesitamos urgentemente que la investigación pública se dirija hacia la agricultura ecológica para apoyar a los agricultores a que se alejen de la actual dependencia de los productos químicos sintéticos.
Es hora de adoptar técnicas basadas en el incremento de la biodiversidad para el control de plagas y mejora de las tierras de cultivo, los ecosistemas y la salud de los agricultores”, ha concluido Ferreirim.
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