Hoy Europa llora de vergüenza. Llora la muerte de un niño. Un niño ahogado en una playa de Turquía mientras huía con sus padres de la destrucción que asolaba su país. Murió huyendo de la muerte antes incluso de tener edad para ser culpable de algo, salvo de ser sirio. Es una tragedia, una tragedia narrada al mundo entero a través de la magia de la fotografía, una tragedia que, con razón, hoy hace llorar a Europa, la misma Europa que le negó la entrada y lo obligó a arriesgar la vida para poder tener un futuro que finalmente no tendrá.