daboEl primero de ellos, Dabo, se ha podido integrar en nuestra sociedad Occidental, tiene trabajo y habla perfectamente el español. El segundo, Moussa, es un joven de acogida, sin estudios y con dificultades para comunicarse en nuestro idioma. Son dos historias distintas de las cientos de miles de ellas que se podrían narrar, cada una de ellas cuenta con su drama personal más o menos impactante.

Macire Dabo es un joven senegalés de 26 años que después de finalizar los estudios de bachillerato en su país se decidió, cumplidos ya los 18 años, embarcarse en una patera rumbo a las islas Canarias. Me comentó que se fue de Senegal para mejorar sus condiciones de vida atraído por unos amigos que ya vivían en Asturias (España).

Se embarcó en una patera en un puerto de Senegal pero antes de hacerlo tuvo que contactar con algún representante de la mafia que controla el tránsito de inmigrantes de un continente al otro y pagarle unos 800 euros. Según me comentó algunos pagaban algo más y otros, los amigos o conocidos de los mafiosos, menos e incluso viajaron gratis.

La patera de medianas dimensiones iba cargada con 120 inmigrantes africanos de diversas nacionalidades llevando solamente algunas botellas de agua para no deshidratarse ya que la travesía duró una semana. La mafia por el alquiler de la patera consiguió la nada despreciable suma de unos 80.000 euros. Al fin llegaron a la isla de la Gomera donde fueron bien atendidos por la Cruz Roja e internados en un centro de acogida junto con cientos de inmigrantes de todas las nacionalidades africanas. Poco tiempo después le enviaron a Málaga a otro centro de acogida para, quince días más tarde, subir hacia el norte, a Asturias, y contactar con sus amigos y buscar trabajo.

cafeLleva en Asturias siete años y aquí trabajó de todo. Desde recolector de manzanas, hasta camionero en montajes y actualmente en la empresa Panero Logística por algo más de 600 euros al mes. Domina perfectamente el castellano así como las nuevas tecnologías ya que mientras hablábamos en la barra de la cafetería La Cantina de El Berrón, no paraba de manejar su Smartphone Sony Xperia M2. Veo que está bastante integrado en nuestra sociedad occidental y es una persona muy asequible y de fácil trato. Comparte piso en El Berrón con otros dos amigos senegaleses desde hace unos años.

La religión que profesa Dabo es la musulmana pero está totalmente en contra del terrorismo yijadista. Le pregunto al final de la entrevista qué piensa sobre su futuro en Asturias y en España, a lo que Dabo me contesta: “En la vida no se sabe lo que puede pasar”. Dabo es un ejemplo de joven inmigrante africano que se adaptó perfectamente a nuestra cultura occidental y que se siente contento entre nosotros a pesar de que a veces echa de menos su país de origen, Senegal, donde viven sus padres y hermanos a los que les envía parte del dinero que gana.

moussaOtro joven inmigrante es Moussa Keyta nacido hace 29 años en Malí. Cuando tenía veinte años abandonó su entorno familiar para arriesgar su vida cruzando el desierto del Sahara llegando primero a Argelia y, posteriormente a Libia. Cuando llegó a Libia, en 2011, todavía estaba Gadafi en el poder y no se había iniciado la guerra civil que acabaría con su vida. Guarda un buen recuerdo de Gadafi ya que, según me dice: “ Nos proporcionó un barco para que 250 inmigrantes se embarcasen gratuitamente hacia Italia”.

De Libia llegaron en pocos días, sin novedad, a la isla italiana de Lampedusa donde fueron internados en una casa de acogida durante varios meses para, posteriormente, ir a otra casa de acogida a Roma y de allí a Termo donde estuvo un año y siete meses en otra casa de acogida. Desde Termo cogió un tren con destino a Madrid después de cruzar toda Francia. El billete se lo tuvo que pagar él (Dios sabe cómo) y, al llegar a Madrid, volvió a ser internado en otra casa de acogida durante un año y cinco meses; de allí se trasladó a Asturias en donde reside en una nueva casa de acogida en el pueblo de Hevia (SIERO) donde le proporcionan comida y alojamiento.

Moussa Keyta es el contrapunto de Dabo. No tiene estudios, habla difícilmente el castellano y no tiene trabajo de ningún tipo. Ni siquiera tiene un sencillo móvil para hablar y su mundo está encerrado entre las cuatro paredes de su casa de acogida. Apenas sale con algún compañero de la residencia en donde vive y en su mirada se percibe cierta tristeza e inquietud por su futuro.

Es de religión musulmana y todas las mañanas reza a Alá poniéndose de rodillas mirando hacia La Meca. Considera que los islamistas que perpetraron el atentado de París, hace unos días, están locos y que estos actos no los hace un buen musulmán. Si no encuentra trabajo en los próximos días piensa regresar de nuevo a Italia. Moussa está a punto de cumplir los treinta años y nunca ha tenido la oportunidad de trabajar aunque lo intenta en los lugares por donde va de paso. Se podría decir que es un joven de acogida y que está solo en el mundo ya que no tiene ni padres ni hermanos en su pais de origen, Malí.