Sabine Hossenfelder nació en Alemania y hoy tiene 48 años. Es físico “teórica” y le gusta el asunto “gravedad cuántica” (usemos, desde ya, con fluidez, las comillas). Es investigadora en el Instituto de Estudios Avanzados de Frankfurt donde tiene a su cargo un grupo de análisis gravitatorio. Es autora del libro <Lost in Math: How Beauty Leads Physics Astray> (m/m : “Perdido en la matemáticas: cómo la belleza conduce al extravío de la física”).

Su alegato dice que el pensamiento físico post-Einstein/Bohr, lo “quántico” y lo “relativista” (dicho en ciencia física contemporánea), ocupando los finales del siglo XX y lo que va del XXI, ha asumido como “criterio de verdad” la belleza como estética del lenguaje –a tal punto-, que ha dado lugar a matemáticas maravillosas y un pensamiento “de las cosas” bastante deficiente.

Propone notar las tensas relaciones entre “lenguaje matemático” (complejo), y la “evidencia empírico/científica” dentro de estos campos quántico-relativistas. Según ella, ese lenguaje ‘la lleva’ –como diríamos en la lengua “llana” de nuestro filósofo (muerto hace 10 años) Humberto Giannini. En cambio, los resultados de las muchas “mediciones/observaciones” que estos científicos han hecho los últimos 40 años, con abundante “evidencia”, son dejados allí como resultados sorprendentes, curiosos, paradojales…

Se habla, insiste ella, de “teorías” de muchos asuntos. Se las destaca como elegantes, complejas, estándar, pero resultan “inverificables”. Sus “conceptos” pululan: “supersimetría”, “string theory”, mientras lo que se usa llamar: “colapso de la función de ondas/colapse of the wave function” –un resultado operacional–, permanece en lo “in-explicable”.

Pues, al parecer, Sabine Hossenfelder insiste en llamar “realidad” lo que sucede en las “mediciones”. El asunto diría: “lo medido <es así>. Entonces, ellos no saben cómo interpretar/explicar lo medido”.

Pues las “mediciones” aparecen como lenguaje. Como números, por ejemplo. Y son inmensamente “exactos” –hasta el enésimo decimal…

Y con los resultados de los científicos de la física actual, los ingenieros están fabricando, por ejemplo, un computador quántico. Y antes, derivado de las ecuaciones quánticas, se hizo los transistores y prácticamente toda la tecnología electrónica actual opera siguiendo esos resultados.

Son “efectivos”. Pero, ¿qué son?

La pregunta que demanda un “es esto”, una “definición” y una “explicación”, se choca con posibilidades llamadas “contraintuitivas”. Esto parece significar que, al intentar pasar a los lenguajes “no-matemáticos” (efectivos del cotidiano), las ecuaciones quántico-relativistas, las cuestiones de “lógica e interpretación” no funcionan.

Un científico experimental desarrolla mediciones para ecuaciones, y obtiene resultados. Un científico teórico debería poder decir qué significan esos resultados. Lo que hace es trasladar a un lenguaje de ciencia conceptual el lenguaje del decir matemático.

Y los lenguajes conceptuales de las ciencias modernas operan trasladando, a su vez, los sentidos de las lenguas cotidianas. Así, se nos presentaría la siguiente escena:

1-se escriben las ecuaciones en una pizarra/pantalla (precisamente) electrónica

2-se procede a “leerlas” conceptualmente, y

3-se explica el sentido de esos conceptos mediante correspondencias cotidianas…

Y esto pareciera no circular. O para decirlo un tanto a la inversa (no tanto pues en estos mundos “lo inverso” tiende a ocurrir como paradoja): de las ecuaciones anteriores derivo que hay “entanglement quàntico /enredo de partículas elementales entre sí”, que los “electrones (estos <sistemas físicos>, pues un “electrón”, palabra conceptual, “<es> en lengua matemática” unas ecuaciones), están en dos o más lugares siempre antes de ser medidos y entonces solamente están en uno”,…

Lo cual sucede así = así se “mide/observa”, sin explicación realista o intuitiva.

De cualquier manera, sin duda este modo de presentación en lengua, digamos, más bien filosófica –pues está pensando con cierta “rigurosidad”, mientras se mueve en un sentido intuitivo, usando el sentido usual de las palabras–, requiere de muchas afinaciones.

¿Cómo sucedería esto al pensarlo de manera m/m derridiana?

Quizá lo primero es notar esta propuesta: todo ocurre aquí como “lenguaje y mediación”. Por eso dijimos: de la lengua “cotidiana” pasamos a otras lenguas, y llegamos, aquí, a una lengua “matemática”. «Llegamos» pues, o bien asumimos que las matemáticas “se crean a sì mismas” –y las “encontramos/descubrimos ya hechas”, no las inventamos o fabricamos como útiles artificiales o herramientas del pensar–, o, de algún modo, arribamos a ellas en una correspondencia (compleja) con el sentido de la vida cotidiana y las lenguas dichas “naturales”.

Me parece que un Derrida interpretaría que el asunto pasa consistir en esto: estas matemáticas son “precisas y exactas”, “miden la realidad físico quántica”. Sin embargo, parecieran imposibles de traducción a los cotidianos –y la realidad “es tal cual allí es” aunque nos parezca un absurdo de sentido (un «real-absurdo» anti Hegel).

“Es real” y “es sin sentido”: he aquí el asunto. Un Derrida diría, talvez, <ni real ni sentido>, sino differAnce, trace/huella, archiescritura, deconstrucción de la física… Y ya Heidegger habría dicho: acontecimiento/Ereignis.

Es notable que nosotr@s, ustedes y yo, estamos aquí mismo (este artículo) leyendo/hablando una lengua cotidiana. El “español de todos los días” (o el “chileno” de estos días)…

Todo lo que escribo aquí usa letras y no símbolos o señas matemáticas. Por eso, me parece, apenas efectivamente refiero a los “problemas” que generan las “realidades medidas” por esas ecuaciones. Y, sin embargo, al físico –teórico o experimental–, le sucede parecido: tiene para su uso estas ecuaciones y mediciones… Entonces, ¿cómo las “lee para pensarlas”?

Si “lee” matemáticamente una ecuación matemática, pareciera que traslada una ecuación a otra, y estamos donde mismo. Si “lee” conceptual  o cotidianamente esas ecuaciones, las “distorsiona”, las “confunde”, las “disuelve”,…

Escuchemos a Sabine Hossenfelder. Es un registro de una conferencia internacional de pensadores de estos asuntos: “What’s wrong with current physics / Eric Lerner, Sabine Hossenfelder, Roger Penrose, Peter Woit, Marika Taylor,…”. En este grupo hay físicos, hay filósofos hay neuropsicólogos — https://www.bing.com/videos/riverview/relatedvideo?q=you+tube+what%27s+wrong+with+current+physics&mid=877624.

Escuchemos con un oído “deconstructivo” –lo que no significa “crítico”, sino “atento”. Los momentos que me parecen más interesantes los subrayo (para comentarlos/traducirlos, más adelante. La traducción es mía):

“..la mayor parte del tiempo (esos físicos que proponen teorías, por ejemplo, “para justificar la evolución del Universo”), están intentando dar cuenta de los resultados (de las mediciones). No podemos decir que están equivocados, pero tampoco podemos decir que están en lo correcto, porque simplemente están agregando estructuras (conceptuales) innecesarias (por ejemplo, en vez de Big BangBig Bounce (rebote), y refiere también la teoría de una “cosmología cíclica” del Nobel Roger Penrose). De ellas, indica Hosenfelder, «No poseemos dato alguno..”.

Me parece que está pensando en esta lógica de sentido: los “datos de esta física” requieren “explicaciones”. Ellas parecieran resolverse agregando “estructuras/suposiciones/conceptos nuevos”. Pero estos últimos requieren/solicitan, a su vez, de “datos/mediciones” –pero, por “ser” los que “explican” lo anterior, no los tienen (todavía)…

El asunto como <sentido y no paradoja> ocurriría al deconstruir nociones como “dato”, “teoría”, “explicación”, “concepto”, “ecuación” (palabra que en los cotidianos parece decir, simplemente, “igualdad”)…

(Sabine sigue) “Por eso digo que todas esas teorías son, básicamente, relatosMitos de la creación escritos en el lenguaje de las matemáticas….”.

Continuará…

Publicado inicialmente en elquintopoder.cl