28097640e1Seis años después de que dos vertidos de petróleo destruyeran miles de medios de vida en la zona de Bodo, las actuaciones judiciales seguidas en el Reino Unido han hecho que Shell haya alcanzado un acuerdo extrajudicial por el que pagará 55 millones de libras de indemnización a la comunidad afectada: 35 millones para 15.600 personas y 20 millones para la comunidad.

“Aunque el pago es una victoria largo tiempo esperada para las miles de personas que perdieron sus medios de vida en Bodo, no se debería haber tardado seis años en llegar a algo parecido a una indemnización justa”, afirmó Audrey Gaughran, directora de Asuntos Globales de Amnistía Internacional.

“De hecho, Shell sabía que Bodo fue un accidente que tenía que ocurrir. No adoptó ninguna medida efectiva para impedirlo y luego hizo afirmaciones falsas sobre la cantidad de petróleo vertida. Si Shell no se hubiera visto obligada a revelar esta información debido a la acción judicial en el Reino Unido, habría estafado totalmente a los habitantes de Bodo.”

La espera se ha cobrado sus víctimas entre los residentes de Bodo, los medios de subsistencia en la pesca y la agricultura de muchos de los cuales destruyó el vertido. En todo este tiempo han tenido que vivir con la contaminación y, sin una compensación, muchos están sumidos en la pobreza más absoluta.

“La indemnización es un paso hacia la justicia para la gente de Bodo, pero sólo se hará plenamente justicia cuando Shell limpie debidamente los arroyos y manglares contaminados para que quienes dependen de los ingresos de la pesca y la agricultura puedan empezar a reconstruir sus medios de vida”, dijo Styvn Obodoekwe, director de Programas del Centro para el Medio Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo (CEHRD).

“Estoy muy contento de que Shell haya asumido por fin la responsabilidad de sus actos”, declaró Pastor Christian Kpandei, piscicultor de Bodo cuya factoría fue destruida por el vertido de petróleo. “Me gustaría dar las gracias a los abogados por obligar a Shell a tomar esta medida sin precedentes.”

Shell siempre ha aceptado que los dos vertidos de Bodo de 2008 fueron por deficiencias en el oleoducto de la empresa en Bodo, pero afirmó públicamente —y en reiteradas ocasiones— que el volumen de crudo derramado fue de unos 4.000 barriles en total por los dos vertidos, a pesar de que estos duraron semanas.

En 2012, Amnistía Internacional, a través de una evaluación independiente de las imágenes de vídeo del primer vertido, calculó que la cantidad total de petróleo derramado superaba los 100.000 barriles solo para ese vertido.

Durante las actuaciones judiciales seguidas en el Reino Unido, Shell tuvo que reconocer finalmente que sus cifras eran erróneas y que había subestimado la cantidad de petróleo vertida en los dos casos de Bodo. Sin embargo, la empresa no ha confirmado aún cuánto petróleo se derramó en realidad.

Durante el proceso judicial, Shell se vio obligada también a revelar que sabía, al menos desde 2002, que la mayoría de sus oleoductos eran viejos y que en algunos tramos había “riesgo y amenaza importantes”. En un documento de 2002, Shell decía que hacía falta sustituir todos los conductos debido a la corrosión generalizada.

Según la información de que disponen Amnistía Internacional y el CEHRD, Shell no hizo nada a pesar de tener esta información años antes de los vertidos de Bodo. Un correo electrónico interno de Shell de 2009 revelaba que la empresa sabía que estaba expuesta a sufrir vertidos en Ogoniland —donde está Bodo—; el correo decía: “los oleoductos de Ogoniland no se mantienen debidamente ni se evalúa su integridad desde hace 15 años.”

Miles de personas siguen en peligro de sufrir futuros vertidos de petróleo porque Shell no arregla sus oleoductos, viejos y ruinosos.

“La contaminación por petróleo en el delta del Níger es uno de los mayores escándalos empresariales de nuestra época. Shell tiene que pagar una indemnización adecuada, limpiar todo lo que ha ensuciado y hacer que sus oleoductos sean más seguros en lugar de hacer una hábil campaña de publicidad para eludir toda responsabilidad”, añadió Audrey Gaughran.

amnistia.org