adornos-navidenos-con-velasNo hace mucho, tuve el placer de leer un libro que creía descatalogado y que reciente y afortunadamente se ha vuelto a reeditar. Aquel libro era ‘Adiós, Habana, adiós’, de mi amigo y colaborador de Otro Mundo es Posible Jordi Siracusa. Con esa fantástica novela pude viajar en el tiempo hasta los años en que España perdió sus últimas colonias americanas en la conocida como Guerra de Cuba.

Tras examinar de cerca el conflicto y compartir todos los puntos de vista a través de los distintos personajes de la obra, uno se queda con un regusto amargo. Por un lado, el de las terribles injusticias y atrocidades cometidas por mis compatriotas contra los independentistas cubanos; por otro, el de la heroica derrota de los españoles frente a los Estados Unidos, pues salieron a pelear a sabiendas de la segura derrota ante el poderío americano, y por último, por la inútil pérdida de vidas en un conflicto que no sirvió para dar la libertad a los cubanos, ya que éstos debieron pelear aún más para quitarse el yugo gringo por el que habían cambiado el español. La historia de Cuba y Estados Unidos todavía había de conocer complicados episodios en las décadas venideras, el último de los cuales, 54 años de enfrentamiento, parece concluir estos días con el anuncio de ambos gobiernos de restablecer relaciones diplomáticas. Así, entre los llantos por la horrible matanza en una escuela de Pakistán, 2014 se despide también con una luz de esperanza.

Y es que a pesar de las injusticias sociales, del abuso de los poderosos sobre los débiles, de la corrupción generalizada entre los administradores de lo público, del terrorismo institucional contra los estudiantes en México, de la represión en Hong Kong, de los disturbios fratricidas en Venezuela, de la desidia internacional ante la silenciosa matanza del ébola en África, de la violencia contra la mujer, de las crueldades con los inmigrantes ilegales, de los abusos de determinados sacerdotes amparados por algunos jerarcas de la Iglesia hoy al fin desautorizados, de la interminable guerra en Tierra Santa, del baño de sangre en Siria y Egipto, del conflicto armado en Ucrania o del aumento de la pobreza infantil en España, el año que termina también nos ha dejado algunas rendijas por las que filtrar la esperanza.

El despertar de la ciudadanía ante el sistema turnista de gobierno en España, el nerviosismo de los oligarcas ante el olor de cambio o la actuación valiente de personas como el bombero de La Coruña que fue sancionado por negarse a participar en un desahucio, corroboran que aún quedan motivos por los que tener ilusión. Después de que hayan aflorado todos los males contenidos en esta horrible Caja de Pandora que los nuevos dioses que dirigen nuestras vidas nos regalaron para nuestra aflicción, sigue quedando dentro Elpis, ese espíritu de la esperanza que asoma sus tímidos ojillos y que espera que en este 2015 que está a punto de empezar, todos peleemos por hacerla un hueco, un hueco que nos permita creer que otro mundo es posible, porque otro mundo es posible. Sólo debemos aferrarnos a la esperanza y no desfallecer jamás.

Que este 2015 sirva para consolidar esa esperanza.