A pesar del menosprecio de que han sido objeto, en especial por parte de las grandes potencias, las Naciones Unidas no han cesado de proponer soluciones y aportar puntos de referencia en relación a los grandes desafíos de nuestro tiempos: a título de ejemplo, Educación para todos, 1990; Medio Ambiente, 1992; Derechos Humanos y Democracia, 1993; Desarrollo Social, 1995; Mujer, 1995; Diálogo entre Civilizaciones, 1988; Cultura de Paz y no Violencia, 1988 y 1989; Objetivos del Milenio, 2000; Diversidad Cultural, 2001; Alianza de Civilizaciones, 2005…

El trágico desastre de la guerra de Irak, emprendida sin su autorización; y la carencia de autoridad para el seguimiento de las “primaveras árabes”… todos estos acontecimientos deplorables han tenido lugar sin las Naciones Unidas o incumpliendo descaradamente sus resoluciones.

Vemos ahora con satisfacción que es en la ONU donde se toman las medidas adecuadas sobre Siria donde se reinician los contactos entre Irán y los Estados Unidos; y donde se da la voz de alarma, de nuevo, sobre la deriva del medio ambiente y la imperiosa necesidad de actuar sin mayor demora.

“Hablando se entiende la gente”. Ojalá se den cuenta –quienes todavía acuden a la Asamblea General pensando sólo en los mercados y en cómo prolongar la vigencia de un sistema en total decadencia- de que para iniciar la “nueva era” que reclama la mayoría de la humanidad es necesaria la refundación del Sistema de las Naciones Unidas.

Ojalá.

federicomayor.blogspot.com