La pandemia; la creciente crisis de los alimentos y el calentamiento climático global definieron la agenda de 2021. La 5ª ola del Covid-19, agudizada desde inicios de diciembre por la explosiva variante Ómicron, mantiene en vela a la población mundial. Por otra parte, el drama creciente del hambre en el mundo, denuncia el fracaso del actual sistema económico hegemonico. La falta de una respuesta contundente y viable a la crisis climática anticipa una ruta apocalíptica, sin retorno, para la vida y la Madre Tierra. 2022 se perfila, nuevamente, como un año desafiante para los movimientos sociales y la humanidad entera.