Hoy día, Colombia es el único país en el hemisferio occidental que sufre un conflicto social – armado interno y la presencia de grupos armados, en especial las FARC, Paramilitares de extrema derecha y una cantidad considerable de bandas criminales extremadamente violentas,  han estado atenuando este flagelo.  Este conflicto social y armado no se puede  comprender en medio de una cartografía de violencia que se expresa en rupturas de vínculos sociales, afianzamiento de políticas de olvido y sobre todo que refleja la deshumanización de un país que se visibiliza de acuerdo con una lógica del terror, operando fenómenos de desterritorialización, des temporalización y desubjetivación donde hacen presencia pérdidas dramáticas de seres queridos, quiebres de relaciones afectivas, exposiciones a situaciones de violencias extremas, presencia del miedo en la vida cotidiana y sobre todo, anulación de proyectos compartidos. Por tal razón este articulo va dirigido a la identificación de mecanismos que coadyuven a mejorar la resolución de conflictos, siendo el caso de la catedra de paz mirada como estrategia educacional dirigida a nuestros niños y jóvenes con el fin de fortalecer su cultura y educación, para llevarlos a una sociedad en paz, con una sana convivencia e inclusión social.

Los datos utilizados para este estudio han sido facilitados por las políticas sociales de cátedra de paz y competencias ciudadanas emanadas del Gobierno Nacional y el proyecto pedagógico “Perspectivas Currículares en la Cátedra de la Paz en las Instituciones Educativas de Colombia” de la Universidad de San Buenaventura 2.015.

 

Introducción

Pensar en los múltiples modos en que se expresa el conflicto significa reflexionar sobre los siguientes interrogantes: ¿Qué significa una ética de la experiencia de lo inhumano, de la destrucción de toda dignidad, de las borraduras de las biografías, del olvido de la condición de humanidad de las víctimas?  ¿Cuáles son los modos en que los maestros y estudiantes, padres de familia y todo colombiano narran, interpretan y recuerdan el pasado violento individual y colectivamente?. Sentir, pensar y convocar a las palabras para que vengan en nuestra ayuda para intentar dar respuestas a estas preguntas, es un ferviente clamor por la paz. Clamor que hoy, como en tantas décadas en los establecimientos educativos, iglesias, parques, casas, estadios, veredas y en cada rincón de este país se nos ha convertido en dolor de patria. Es importante connotar la pérdida de una ‘patria’ amorosa, acogedora, protectora, soñadora, justa y vinculante. Una patria pensada y agenciada para una generación de niños y jóvenes que crecen afectados por la violencia política, por las dinámicas del conflicto social y armado, por múltiples exclusiones y desigualdades. Una generación con pérdida de horizonte e idea de futuro lo que nos obliga a interrogarnos por las actitudes y decisiones que permean nuestras actuaciones con respecto a la condición y situación de las víctimas de la violencia que reclaman nuestra responsabilidad y solidaridad.

Fig. 1. Territorio con vulnerabilidad en el posconflicto

Fuente: Periodico las dos Orillas

De acuerdo con la Constitución Política Nacional (Artículos 22 y 95) y la Ley 115 de 1994 (Articulo 72) es deber del Estado garantizar la educación y formación integral de los ciudadanos, comprometidos con el cuidado de sí mismos, del otro, de la naturaleza, con la democracia y la sociedad, a través del establecimiento de valores que guíen a los líderes con principios éticos que construyan el cambio de una sociedad con falencias; con la implementación de la metodología cualitativa se pretende establecer cuáles son las fases de la adecuada implementación en la formación y aplicación de la catedra e la paz contextualizadas en las instituciones educativas del país.

Este artículo se sitúa en reconocer el conflicto social y armado, añadiendo una estrategia que promueva educación y cultura en nuestros niños y jóvenes;  Es de plena convicción que la educación es uno de los caminos que hará posible la paz. Abrir las puertas de todas las escuelas y colegios a los niños y niñas colombianas y, además, brindar educación de calidad a cada uno de ellos, se estaría no sólo alejándolos de la pobreza sino también dándoles la oportunidad de vivir y construir un país en paz.

Establecer la inserción de la Cátedra de la Paz, pensada desde el punto de vista de convivencia social y , fundamentada en el artículo 20 del pacto internacional de derechos civiles y políticos, es considerar que las entidades educativas deben tener mente abierta para adaptar este tema, de manera tal que aporte los elementos necesarios para fortalecer a la comunidad desde todo ámbito, especialmente el de la sana convivencia fundada en el respeto y la tolerancia, avalados por la buena y efectiva comunicación.

La necesidad indiscutible en cualquier nación, pero en las circunstancias actuales de Colombia se constituye en un desafío inaplazable que convoca a toda la sociedad.  Es relevante concentrar esfuerzos en aumentar la cobertura, logrando también  que los  niños mejoren sus aprendizajes y estén en plena capacidad de transformar ellos mismos la realidad y aportarles los mecanismos necesarios para que ellos tomen conciencia de su propio bienestar y el de la comunidad. Sin lugar a dudas, el hogar y la escuela son lugares privilegiados para desarrollar esta tarea, porque allí el ejercicio de convivir con los demás se pone en práctica todos los días. Por supuesto, como todo proceso educativo, se requiere de unos principios orientadores y de unas herramientas básicas.

Trabajar en el desarrollo del bienestar educacional es tomar la decisión de hacer democracia en el país, de formar ciudadanos comprometidos, respetuosos de la diferencia y defensores del bien común. Unos ciudadanos que desde sus casas, escuelas, colegios y universidades extiendan lazos de solidaridad, abran espacios de participación y generen normas de sana convivencia. Unos ciudadanos seguros de sí mismos y confiados en los otros. Unos ciudadanos capaces de analizar y aportar en procesos colectivos. Unos ciudadanos que prefieran el acuerdo y el pacto, antes que las armas, para resolver conflictos. Unos ciudadanos capaces de vivir felices en la Colombia y el mundo de este siglo.

Es necesario el trabajo en conjunto con maestros, catedráticos, académicos y profesionales de las más diversas disciplinas, en la formulación de unos estándares básicos que nos permitan desarrollar en niños no sólo habilidades comunicativas, matemáticas y científicas para hacerle frente a las exigencias de estos tiempos sino, a tal vez lo más importante, estrategias para ejercer los derechos y deberes de un buen ciudadano. Formar para la ciudadanía requiere de procesos de dignificación que permitan la restitución de sus derechos en el plano cultural, económico, político, educativo y emocional, como lo constituye la apertura de una pedagogía en nuestros establecimientos públicos que trabajen por la paz en Colombia desde el reconocimiento del lugar de las víctimas en las cátedras de la paz.

METODOLOGIA

Esta investigación es de tipo cualitativo con enfoque exploratorio, pues sus resultados están basados en discusión, encuestas y método de observación directa,   la cual nos permite hacer una interpretación analizando las relaciones de sus significados y abarcar el tema objeto de estudio en su totalidad. Se dispusieron cuatro fases: 1. Bases para la construcción de la paz y la cultura de paz, 2. Caracterización política pedagógica de la normatividad para la catedra de paz en Colombia, 3. Proceso Académico para la implementación de la cultura de paz en las Instituciones Educativas, 4. Análisis de las implicaciones en los procesos de formación de la Catedra de Paz.

Fase 1. Bases para la Construcción de la Paz y la Cultura de Paz

 De acuerdo a la información emitida por el Autor (Universidad de Buenaventura, 2015), En esta fase se identifican las dimensiones del desarrollo personal y cultural  del individuo sobre los cuales la escuela se compromete a intervenir en la educación ciudadana  definiendo varios conceptos con sus diferentes aportes teóricos, relacionados con las competencias ciudadanas emitidas por el MEN, en su cartilla No. 6: Cuando se habla del concepto de paz, se hace referencia a una misión y visión de nuestro tiempo en el que el ciudadano considera que la guerra ha quedado superada mediante la resolución de conflictos; en cuanto a la contextualización de la cultura de paz (MEN, 2015), esta se mira como el proceso en el cual el estudiante debe adquirir de manera tranquila y serena hábitos, costumbres y criterios que le permitan desempeñarse en comunidad para la sana convivencia; y en lo referente a la catedra de paz, es relevante realizar propuestas educativas que contribuyan al proceso dialógico que conlleve a la resolución de conflictos mediante acuerdos que satisfagan los intereses de una comunidad.

Con respecto a las competencias ciudadanas emanadas por el gobierno nacional (MEN 2015), La convivencia y la paz se basan en la consideración de los demás y, especialmente, en la consideración de cada persona como ser humano. La participación y la responsabilidad democrática se orientan hacia la toma de decisiones en diversos contextos, teniendo en cuenta que dichas decisiones deben respetar, tanto los derechos fundamentales de los individuos, como los acuerdos, las normas, las leyes y la Constitución que rigen la vida en comunidad. La pluralidad, la identidad y la valoración de las diferencias partes del reconocimiento y el disfrute de la enorme diversidad humana y tienen, a la vez como límite, los derechos de los demás.

De esta manera esta fase concluye que la cátedra para la Paz como una disciplina, debe ser vista así mismo como un proceso, para analizarla y aplicarla desde las perspectivas de formación de las instituciones educativas, en un espacio académico que permita dar vía libre a los acuerdos gubernamentales de carácter jurídico que se han firmado bajo la normatividad pertinente, en este caso la ley Nº: 1732.”Por la cual se establece la Cátedra de la Paz en todas las instituciones educativas del país”, a los un (1) día del mes de septiembre de 2014.

Fase 2. Caracterización política pedagógica de la normatividad para la catedra de paz en Colombia

 Con base en la información recolectada por las referencias bibliográficas expuestas a lo largo de este artículo, La Educación para la Paz propiamente nace a principios de siglo en Europa, con la propuesta de Rousseau conocida como la Nueva Escuela. A través de ella se pretende una renovación de índole pedagógica en la cual se propicie la participación activa de los educandos y surge el concepto de educación para la paz.  La Constitución Nacional en los artículos 22 y 41 consagra la Cátedra de Paz de carácter obligatorio, al igual que en el pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 20, se propone un espacio de reflexión en la convivencia y el respeto y el Plan Nacional de Desarrollo Educativo artículo 72 de la ley 115 de 1994. Así mismo en el artículo 1732 de 2014 parágrafo 2 se propone que la Cátedra de la Paz tendrá como objetivo crear y consolidar un espacio para el aprendizaje, la reflexión y el diálogo sobre la cultura de la paz y el desarrollo sostenible que contribuya al bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población.

TABLA I. CONTEXTO NORMATIVO Y JURÍDICO PARA LA IMPLEMENTACIÓN DE LA CÁTEDRA DE PAZ

 

LEYES
Año Título/ Temática Resumen
1998 Ley 446 Decreto 1818 de 1988 “Por medio del cual se expide el estatuto de los mecanismos alternativos de solución de conflictos”. (De Estado, C. (1998). Sala de lo contencioso administrativo. Sección Tercera, Sentencia del, 28 )
2002 Ley 782 de 2002 (prórroga de la Ley  548) “Disposiciones para facilitar el diálogo y la suscripción de acuerdos con grupos armados organizados al margen de la ley para su desmovilización, reconciliación entre los colombianos y la convivencia pacífica” (Pérez, W. F. (2009). Orden  jurídico, negociación, paz y reinserción. La constante aplicación entre guerra, política y derecho en Colombia. Estudios Políticos, (27)
2005 Ley 975 2005 Objeto de la presente ley. La presente ley tiene por objeto facilitar los procesos de paz y la reincorporación individual o colectiva a la vida civil de miembros de grupos armados al margen de la ley, garantizando los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación.( González Chavarría, A. (2010). Justicia transicional y reparación a las víctimas en Colombia. Revista mexicana de sociología, 72(4), 629-658)
2013 Ley No 1620 de 2013 “Por la cual se crea el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos Humanos la educación para la sexualidad y la prevención y mitigación de la violencia escolar”. (Moltó, M. C. C., Sanz, E.C., & Gomis, A. G. (2013). Investigación e Innovación Educativa al Servicio de Instituciones y Comunidades Globales, Plurales y Diversas: Actas del XVI Congreso Nacional/II Internacional Modelos de Investigación Educativa de la Asociación Interuniversitaria de Investigación Pedagógica (AIDIPE). Alicante, 4-6 de septiembre, 2013 )
2014 Ley No 1732 1 de Septiembre “La Cátedra de la Paz tendrá como objetivo crear y consolidar un espacio el aprendizaje, la reflexión y el dialogo sobre la cultura de la paz el desarrollo sostenible que contribuya al bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población.” (Magliocchetti S. (2014)Desarrollo de la ONU Modelo Hídrico Sostenible párrafo Menorca: la captación de agua de lluvia )

Fuente: Tesis “Perspectivas Educativas en la Catedra de la Paz” Universidad de Buenaventura (2015)

 

se evidencia un destacable cuidado por estudiar y analizar los procesos de Formación en la Catedra de Paz como programas de la Unión Europea en zonas de conflicto en Colombia, la  UNESCO y las iniciativas de paz en Colombia con su literatura más representativa referentes a la convivencia ciudadana; todo esto con el propósito de representar que la pedagogía de la paz establece las condiciones necesarias para impulsar la paz, pero estas se pierden, debido a las falencias que  tiene el proceso de formación en Colombia por causa de la débil democracia que tiene el país y por la idiosincrasia de sus representantes, lo que genera un debilitamiento de sus instituciones y cultura ciudadana (UNESCO 2012).

La idea de la preparación para el post conflicto desde los programas de desarrollo en Colombia  se encierran  en profundos desafíos políticos, sociales y económicos para tal fin. En un escenario de post conflicto se requiere una construcción de paz sostenible y duradera por lo tanto, el mejor lugar para lograrla es desde sus inicios con la población estudiantil entendiendo que la paz nace en las aulas, con la promoción de la convivencia y la prevención de la agresión, basada en el respeto de los derechos de cada ciudadano.

En el aspecto normativo en concordancia con la investigación se tuvieron presentes los siguientes cambios frente a sus leyes.

Fase 3. Proceso Académico para la implementación de la cultura de paz en las Instituciones Educativas

 La Tesis “Perspectivas Educativas en la catedra de la Paz”, emanada de la Universidad de Buenaventura,  trabaja por lograr una política institucional de convivencia pacífica, con mecanismos de mediación y conciliación para bajar los índices de violencia y agresión por parte de los miembros de la comunidad educativa,; Este fue creado teniendo en cuenta el marco legal de Colombia involucrando la ley de convivencia escolar 1620 de 2013, al lado de ello incluye estrategias como el trabajo colaborativo entre la comunidad educativa y actividades curriculares que van de la mano con el plan de estudios de todas las áreas junto al tiempo dedicado a Cívica y Urbanidad. Una propuesta curricular que podría ir de la mano con la nueva asignatura que propende la ley 1732 de 2014 conocida como la Cátedra de la paz. En los establecimientos educativos se evidencia de manera no explicita una cátedra de la paz, que trabaja mediante propuestas curriculares en la asignatura de sociales integradas.

Para el Ministerio de Educación nacional, es objetivo primordial de todos y cada uno de los niveles educativos el desarrollo integral de los educandos  mediante acciones estructuradas encaminadas a:

  • Formar la personalidad y la capacidad de asumir con responsabilidad y autonomía sus derechos y deberes;
  • Proporcionar una sólida formación ética y moral, y fomentar la práctica del respeto a los derechos humanos;
  • Fomentar en la institución educativa, prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación y organización ciudadana y estimular la autonomía y la responsabilidad;
  • Desarrollar una sana sexualidad que promueva el conocimiento de sí mismo y la autoestima, la construcción de la identidad sexual dentro del respeto por la equidad de los sexos, la afectividad, el respeto mutuo y prepararse para una vida familiar armónica y responsable;
  • Crear y fomentar una conciencia de solidaridad internacional;
  • Desarrollar acciones de orientación escolar, profesional y ocupacional;
  • Formar una conciencia educativa para el esfuerzo y el trabajo;
  • Fomentar el interés y el respecto por la identidad cultural de los grupos étnicos.

La labor pedagógica parte de un trabajo integral entre los docentes  y los alumnos en donde se comparten los conocimientos en cada una de las áreas de estudio para luego hacer en los estudiantes un trabajo participativo con los saberes en las horas de clases.

Estos saberes o temas son abordados y apoyados mediante talleres, charlas, explicaciones hasta que el estudiante realice la socialización de la actividad, se aplica el método dialogante que permite una formación humana y compartida. Durante el proceso pedagógico colombiano se hacen las evaluaciones de manera continua para ver los resultados y al plantear conclusiones se enfoca al mejoramiento de la actividad pedagógica en docentes y el rendimiento académico en los estudiantes.

Fig. 2.  Metodologia practica, quehacer docente para la implementacion de la catedra de paz.

Fuente: Tesis Univeersidad de Buenaventura

 

Fase 4. Análisis de las implicaciones en los procesos de formación de la Catedra de Paz

 La violencia en la actualidad es un tema que abarca la rutina de toda la población en Colombia, el tratar este problema es una necesidad que requiere procesos de cambio de paradigmas, ya que si inicia en sitios donde la población se halla la mayor parte de su tiempo se torna como una cadena que abraza todo sus contexto; por consiguiente si un individuo es víctima o testigo de dicha falencia no podrá brindar lo mejor en la enseñanza de valores que originen respeto hacia sí mismo y sus semejantes, siendo el maltrato sicológico y físico los más relevantes, haciendo visibles la necesidad de procesos que involucren el diálogo, el respeto por la diversidad y los derechos humanos.

Formar para la ciudadanía es un desafío inaplazable que convoca a toda la sociedad colombiana; todas las personas podemos contribuir a este propósito. Particularmente, la institución escolar es un espacio privilegiado para desarrollar competencias ciudadanas dirigidas a la catedra de la paz. Los Estándares Básicos de esta asignatura brindan el conjunto de principios y herramientas para que todos podamos sumarnos al proyecto con metas claras y compartidas desde cada comunidad educativa.

Sin embargo, las instituciones educativas frente a la apertura de estos sentimientos se han preocupado por encaminar procesos basados en la resolución de conflictos por lo tanto con base en esta afirmación, se puede afirmar que la forma de solucionar los conflictos se sugiere en primera instancia en el apoyo y criterio del docente como primer orientador en el conducto regular de cada una de las instituciones, posición tradicionalista que sin ser mala, puede mejorar si se apoyan en métodos alternativos para la solución de conflictos. 

RESULTADOS

Partiendo de la investigación objeto de análisis, se puede observar que los fundamentos y proyección de la catedra de paz está enfocada en construir espacios sólidos de entendimiento y dialogo entre sus partes, y no como medio informativo sobre el tema. De manera objetiva  es el mejor instrumento de educación que podemos brindar a los estudiantes, ofreciéndoles la oportunidad de analizar y confrontar las consecuencias que la humanidad ha sufrido por no tener una debida orientación positiva en sus primeros años de escolaridad y por la influencia de su entorno.

El presente análisis se realizó con base en la recolección de la información (Tesis Universidad de San Buenaventura 2015) por medio de encuestas desarrolladas en diferentes establecimientos públicos y privados de la ciudad de Bogotá; El tipo de conocimiento que tienen los docentes sobre La Cátedra de la Paz, de acuerdo a los resultado demuestran que menos de 50% de los encuestados tienen conocimiento sobre la existencia de la ley 1732 de 2014 que habla sobre la Cátedra de la Paz. Por consiguiente se puede afirmar que es un concepto nuevo para la mayoría de los docentes.

GRÁFICO 1. CONOCIMIENTO DE LOS DOCENTES SOBRE LA CATEDRA DE LA PAZ

Fuente: Universidad de Buenaventura (2.015)

 

En el contexto colombiano se tiene como creencia que el ejemplo es una parte fundamental del actuar, de esta forma se concibe que lo aprendido es el resultado de las acciones de otros, por consiguiente se puede afirmar que los docentes se sienten modelos de vida para los estudiantes y forjadores de paz, lo cual alude que la paz surge del ejemplo de los docentes hacia sus estudiantes. 

GRÁFICO 2. LA PAZ UN VALOR TRASMITIDO POR EJEMPLO DE OTROS

Fuente: Universidad de Buenaventura (2.015)

 

Mirándolo así, con el conocimiento por parte de los profesores a fondo de la Cátedra de la Paz se podrán crear acciones enfocadas al afianzamiento de una cultura de paz desde los más pequeños, ya que si los docentes son capaces de involucrar la teoría a sus prácticas fijando suficientes herramientas para llegar a la paz por medio de la duplicación de sus acciones tal como lo afirman estos maestros.

Las malas palabras y el agravio físico son los elementos que más afectan a la población, síntomas que prueban que existe un malestar que ocasiona sentimientos de mala convivencia entre los actores de la comunidad educativa, y por ende situaciones que atentan contra la tolerancia, el respeto, y la convivencia social de su contexto determinado, de manera que pueden llegar a impedir el buen desempeño de un ser humano en la sociedad por lo cual la  implementación de esta propuesta, puede converger en cambios sustanciales en las formas de pensar de quienes la ponen en práctica tanto entre los profesores como los alumnos.

GRÁFICO 3. TESTIGO O VICTIMA DE VIOLENCIA EN SU CONTEXTO LABORAL

Fuente: Universidad de Buenaventura (2.015)

 

En general  el 59% de los docentes afirman conocer alguna aplicación del concepto de paz en su currículo, cifra que sin ser universal es muy significativa, porque demuestra que el concepto de paz no se encuentra articulado dentro de la totalidad de los currículos, programas o modelos pedagógicos.

GRÁFICO 4. TESTIGO O VICTIMA DE VIOLENCIA EN SU CONTEXTO LABORAL

Fuente: Universidad de San Buenaventura (2.015)

 

En consecuencia es una exigencia importante que dichos colegios incorporaran la cultura de la paz en todos los currículos, para que estos no sean contenidos solamente disciplinares, si no propósitos que mejoren las competencias de docentes y estudiantes, y de esta forma impactar a la sociedad, lo cual es el fundamento de la educación.

Sin embargo aunque no se hallan específicamente programas enfocados en Colombia hacia una Cátedra de la Paz si es plausible el compromiso que los docentes tienen en su práctica, asumiendo el rol que les corresponde como educadores. Gracias a su humanización son elogiables los elementos que brindan a sus estudiantes para reconocer la cultura de paz como un valor alcanzable y no una utopía que solo se reconoce en los países desarrollados.

GRÁFICO 5 DOCENTE  COMO FORJADOR DE PAZ

Fuente: Universidad de San Buenaventura (2.015)

 

A pesar que muchos aspectos sociales, culturales, ideológicos, políticos y religiosos no contribuyen en la institución  para una sana convivencia, estas variables no son ajenas en la educación, a través de la historia, los académicos han estado confrontados por todas estas variables, muchas de ellas descritas por los encuestados y anexadas a continuación, a pesar que estos aspectos son relevantes, cabe destacar que se han generado herramientas que le permite a la escuela afrontar de manera asertiva diferentes conflictos que se dan en ella, la Cátedra de la Paz es una de estas, es importante conocerla e implementarla, para mejorar la convivencia dentro y fuera del aula, solucionando los conflictos por medio del dialogo, aprendiendo y enseñando el respeto a la diferencia y el reconocimiento del otro como parte fundamental del crecimiento individual y social.

 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 

Colombia, país azotado por la violencia, ha establecido en diversas ocasiones la necesidad de intervención directa del sector educativo como ente mediador del conflicto interno. Sin embargo, a pesar de dichos esfuerzos, los mismos han sido infructuosos. Uno de los factores que ha incidido en este proceso fallido es el hecho de que los gobernantes de turno no han mantenido una misma política de negociación.

El conocimiento y aplicación  de la Formación en Ciudadanía mediante la Catedra de la Paz, son fundamentales para mejorar situaciones que se presenten en las aulas de clases, y a su vez, permiten fortalecer la parte integral del estudiante, brindándole confianza y Seguridad.

Después analizado el objeto de esta investigación, la Formación en  la Catedra de Paz, permitiría a los estudiantes definir con claridad y compromiso el reto de una formación ciudadana solidificando una sana convivencia para la construcción de una nación incluyente y tolerante.

De acuerdo con esta permanente búsqueda de la paz surge el decreto ley 1732 del 1° de Septiembre de 2015, cuyo objetivo es garantizar la creación y fortalecimiento de una cultura de paz en Colombia, estableciendo “la Cátedra de la Paz” en todas las instituciones educativas de preescolar, básica y media como una asignatura independiente.

La implementación de “la Cátedra de la Paz” en el marco de la violencia existente afecta de manera directa los procesos educativos establecidos a través de un proceso de formación flexible y cuyas perspectivas curriculares en los establecimientos educativos, si bien no establecen claramente una política de paz, sí son conscientes de la responsabilidad que la formación de niños y jóvenes implica en la conformación de una nueva sociedad que clama a gritos, a través de las urnas, por el establecimiento de una cultura de paz y no de guerra; de diálogos y no de conflictos; de letras y no de armas; de respeto y tolerancia más no de agresión; de inclusión y no de discriminación y que además reemplace el lenguaje de la violencia por un lenguaje de paz que permita a las nuevas generaciones una comunicación efectiva entre las partes en conflicto, mediando frente a intereses que aun siendo diferentes les lleva a un punto común de acercamiento.

Esto implica para las instituciones educativas el desarrollar una pedagogía cambiante, dinámica y actualizada que propenda por la sana convivencia y el desarrollo de valores acorde con las necesidades del contexto escolar en el que se desarrollen los educandos, lo cual a la vez requiere el incorporar al aula de clase el conflicto mismo para que a través de estrategias pedagógicas se instauren los diálogos, los debates, las mesas de diálogo y concertación, los foros y exposiciones creando la cultura de escucha, tolerancia, análisis de situaciones, discusiones con respeto, toma de decisiones e instauración de los acuerdos, colocando la razón sobre la emoción y potenciando el respeto a los valores humanos, del ciudadano y el conocimiento del Derecho Internacional Humanitario.

Se recomienda la creación de una comisión técnica integrada por delegados del Ministerio de Educación, pedagogos, directores de colegios y universidades, psicólogos, especialistas en cultura de paz, y expertos en educación,  que estructuren la metodología de un proceso de formación general que permita impartir el área de competencias ciudadanas como de manera transversal. Esta comisión debe realizar reuniones técnicas previas en todo el país de carácter incluyente con el fin de recoger insumos y propuestas de diversas zonas del país tanto para el diseño como para la implementación del pensum. De este modo, el programa y su ejecución serán sensibles a los distintos contextos, calidad de la educación, características del conflicto en cada región o ciudad, entre otros importantes factores, reflejando la complejidad del país y superando el centralismo educativo.

El Gobierno nacional y las entidades territoriales, en alianza con organizaciones sociales, instituciones educativas y otros actores del sistema, deberá realizar actividades, talleres, conferencias a nivel local, regional y nacional que permitan dar a conocer las pedagogías, propuestas, estrategias, plazos y políticas sobre la cultura de paz y el respeto por los Derechos Humanos. Además,  se permitirá conocer los avances de cada ciudad o departamento en temas como resolución de conflictos, democracia y participación, educación cívica y cultura para la paz.

La reglamentación de la Cátedra ordenada por la ley debe incluir los principios promovidos por la UNESCO en cuanto a cultura de paz. Entre los más relevantes: el respeto por los derechos humanos, la solución no violenta de conflictos, la igualdad entre hombres y mujeres, la participación democrática, la tolerancia y solidaridad entre los pueblos.

Adicionalmente, debe establecer lineamientos para entender y aplicar el carácter flexible de la cátedra, como las posibilidades de modificaciones de contenido y estrategias según edad, ruralidad/urbanidad, calidad de la educación, naturaleza de las instituciones (privadas, públicas, religiosas, laicas). Debe discutirse además cómo los ciudadanos han de cumplir la paz como deber (no sólo como derecho) tal como lo señala la Constitución Política.

La implementación de la Cátedra de la Paz en los diversos municipios debe realizarse de manera diferenciada según el entorno pero con lineamientos comunes. Si bien es deseable una orientación desde el nivel nacional, el objetivo de fomentar la convivencia pacífica sólo es posible si se garantizan aprendizaje sensible a las relaciones interpersonales y el entorno específico, con sus particularidades: paisaje, actores, historia, conflictos, acuerdos, necesidades, aspiraciones.

La educación para la paz sería un componente útil y novedoso en una posible reforma estructural a la educación. Su inclusión permitiría abordar un tema trascendental para el país desde escenarios pedagógicos innovadores y creativos, con componentes prácticos que incentiven a los jóvenes a promover el diálogo y la resolución pacífica de diferencias en sus propias comunidades.

 

 

Referencias

 LOZADA, OMAIRA, DEL C. (2015) Perspectivas Curriculares De La Cátedra De La Paz En Los Colegios San Juan Del Camino Y La Institución Educativa Distrital Aquileo Parra.

ED SANTILLANA. (2015) Guía para la Implementación  de la Catedra de Paz; Pontificia Universidad Javeriana

MIN DE EDUCACION NACIONAL (2.015) Estándares Básicos de Competencias Ciudadanas; “Formar para la Sociedad si es posible”; Ed N° 6.

PLAN DE AREA PARA CATEDRA DE PAZ (2016);http://juanlozanosanchez.colegiosonline.com/uploads/publicaciones/8b40ba65a346c75711176d8d10ab3e90d741cb30.pdf

REVISTA ELECTRONICA SEMESTRAL, ISSN-1659-4142, volumen 4 (2.014), Articulo Científico para revista Académica: Pautas para la planificación y edición de acuerdo con el modelo APA.

 

 

Francisco Antonio Celano  Aguilar,  Nació en Pailitas, Cesar el 20 de febrero de 1971; Realizo sus estudios secundarios en la Institución Normal Nacional Diógenes Armando Arrieta del Municipio de San Juan Nepomuceno, Bolívar, en 1.994. Cursó sus estudios profesionales en la Universidad de Pamplona N. de Santander en Licenciatura en Ciencias Sociales. Es Especialista en Lúdicas y recreación de la Fundación Universitaria Los Libertadores de la ciudad de Bogotá D.C. Actualmente se encuentra laborando como docente en la Institución Educativa Guillermo León Valencia del Municipio de Aguachica, Cesar.