La Vital Proteins, constituye una de las marcas de colágeno líderes, promovida por la estrella de cine estadounidense Jennifer Aniston. La multinacional suiza Nestlé es propietaria única de Vital Proteins desde febrero de 2022 (y era accionista mayoritaria desde junio 2020).

Una reciente investigación periodística profundizó en este tema. Los periodistas analizaron el origen de las pieles bovinas utilizadas para producir el colágeno. Constataron que parte del colágeno presente en Vital Proteins se remonta a explotaciones brasileras directamente responsables de la deforestación ilegal, así como de la invasión de territorios indígenas. Se llegó así a la Marfrig, empresa gigante de producción y explotación bovina.

La Marfrig se autodefine como “líder mundial en la producción de hamburguesas y una de las mayores empresas de proteína de res del mundo”. Este pulpo carnívoro, procesa 29 mil cabezas de ganado por día; produce 222 mil toneladas anuales de hamburguesas; 209 mil toneladas de otros productos de marcas especiales. Para ello, cuenta con 19 unidades de sacrificio de animales; 12 centros de procesamiento; 10 puntos de distribución y oficinas de ventas en 11 países del continente americano, Europa y Asia.

Carne a cambio de medio ambiente

Sistemáticas son las críticas, ya desde años, que arrecian contra la Marfrig por su responsabilidad en la deforestación de la Amazonía y su ingreso violento e ilegal a territorios indígenas.

En febrero de 2022, la cadena de noticias O Globo, informaba sobre el fracaso de un préstamo de 200 millones de dólares que la Marfrig Global Foods había solicitado al Banco Interamericano de Desarrollo. El motivo: las dos partes no pudieron ponerse de acuerdo sobre los términos del préstamo, incluidos los objetivos ambientales. Dicho artículo afirmaba que debido al ritmo elevadísimo que sufre la deforestación de la cuenca del Amazonas en los últimos 15 años, las procesadoras de carne como Marfrig reciben cada vez más cuestionamientos “por su papel en la destrucción de la selva tropical más grande del mundo”. Al menos, el 70% de esas áreas deforestadas se convierten en pastizales para alimentar ganado.

Desde hace tiempo, voces críticas de la sociedad civil internacional, como por ejemplo la ONG Amigos de la Tierra, comenzaron a presionar al Banco Internacional de Desarrollo argumentando que esa línea de crédito que había solicitado la Marfrig, “violaría las propias políticas de sostenibilidad de la institución”.

Cadena de suministro del colágeno bovino de Marfrig a Nestlé. Gráfico Coalición de Multinacionales Responsable

En 2021, Amigos de la Tierra de España publicó un exhaustivo informe sobre la importación de carne brasilera (y del Mercosur) hacia España y toda la Unión Europea, avanzando datos contundentes y sorprendentes. “Nuestros platos ya contienen carne vinculada con deforestaciones y violaciones de derechos humanos. Una realidad que, de ser aprobado el Tratado entre la Unión Europea y los países del Mercosur, solo va a empeorar”, enfatiza la organización ambientalista.

El informe constata que “Brasil es el mayor exportador de carne vacuna del mundo. En 2020, las exportaciones de carne brasileña representaron el 24% del comercio mundial de este rubro. Las zonas ganaderas cubren el 19% del territorio de ese país que es, también el segundo mayor productor de aves de corral después de Estados Unidos”.

Tres empresas procesadoras dominan la industria cárnica brasileña: JBS, Marfrig y Minerva. Amigos de la Tierra firma que todas ellas han expandido sus operaciones industriales a otros países, incluyendo el mercado alimentario europeo. Sostiene que controlan el 92% de las exportaciones de carne vacuna a la Unión Europea. Y que sus financiadores principales son bancos tradicionales, fondos de inversión y otros conglomerados. La mayoría tiene su sede en los Estados Unidos y en países del Viejo Mundo. Según una investigación de la ONG Global Witness realizada junto al grupo de analistas de la organización Profundo, de los Países Bajos, entre 2013 y 2019 varios bancos con sede en España financiaron el equivalente de unos 10.000 millones de euros a empresas como JBS, Marfrig y Minerva. Solo el Banco Santander –la segunda banca del continente que más fondos destinó para financiar esas actividades–, en ese mismo periodo invirtió más de 1.300 millones de dólares en esas empresas brasileras. El ejercicio es simple: invertir allá e importar aquí , lucrar en todas partes.

Amigos de a Tierra España recuerda que en 2017 estos tres gigantes productores de carne brasileña estuvieron involucrados en un gran escándalo de seguridad alimentaria. “Sobornaron a los funcionarios de salud para que aprobaran la venta y exportación de carne contaminada, agregando productos químicos para eliminar el olor a podrido”.

Productos banales

Desde hace algunos años, la multinacional suiza Nestlé vende un complemento alimentario denominado “Vital Proteins”, que según su publicidad ayudaría a combatir las arrugas faciales, mantener brillante el cabello y reforzar uñas y huesos.

Una reciente publicación de la organización británica independiente y sin fines de lucro Bureau of Investigative Journalism, en la que participaron entre otros el cotidiano británico The Guardian y el brasilero O Joio e O Trigo aporta datos innegables. Revela que el ingrediente principal de este producto proviene, en gran parte, del ganado brasileño criado en gigantes haciendas responsables de la destrucción de miles de kilómetros cuadrados de selva tropical.

Como lo sostiene en un reciente comunicado de prensa la Coalición Suiza a favor de Multinacionales Responsables, “en Brasil, de hecho, los grupos de agronegocios talan ilegalmente más y más selvas para reemplazarlos por pastos para el ganado. Al hacerlo, a menudo ingresan ilegalmente a los territorios indígenas”.

Según la denuncia de la plataforma helvética, el ingrediente principal del producto de belleza de Nestlé es el colágeno, la proteína más común del cuerpo humano. Se encuentra en tendones, músculos y huesos y le da elasticidad y resistencia al organismo. Sin embargo, su producción natural decae con la edad. El colágeno se comercializa como un producto de belleza con el argumento que retrasa el proceso de envejecimiento. Esa proteína se puede obtener del ganado vacuno, porcino, pollo y pescado. La de origen bovino, que se extrae de la piel del ganado y se convierte en un polvo blanco y fino, representa el 34% de su mercado total.

Vital Preoteins de la suiza Nestlé.

Los grupos industriales que lo procesan argumentan que el colágeno constituye solo un subproducto de la industria de la carne. Dado que los márgenes de ganancia en la producción cárnica son relativamente bajos, la tala ilegal de las selvas amazónicas solo es rentable si se monetizan todas las partes del animal, es decir, no solo la carne, sino también la piel para la producción de cuero y, justamente, del colágeno.

Solo en 2022, como resultado de una publicidad efectiva e invasiva, el sector del colágeno se benefició con una valorización de mercado de más de 4.000 millones de dólares.

Periodismo y denuncia

Según la investigación periodística del Bureau of Investigative Journalism, existe un hecho que agrava el impacto de la comercialización de esa proteína proveniente de zonas deforestadas de la Amazonía brasilera. “A diferencia de la carne de res, la soya, el aceite de palma y otros productos básicos, el colágeno no está cubierto por la legislación reciente del Reino Unido ni por la próxima regulación de la Unión Europea (UE) diseñada para abordar la deforestación”.

Delara Burkhardt, eurodiputada que trabajó en la ley de deforestación de la Unión Europea, en ese artículo publicado por el Bureau afirma “que hubiera sido mejor que esa ley cubra todos los productos derivados del ganado”. Sin embargo, explica, la propuesta de incluir los subproductos (entre los que se encuentra el colágeno) fue bloqueada por políticos conservadores, la Comisión Europea y los gobiernos de la UE, y agrega que la omisión “deja grandes lagunas abiertas para productos que se ha demostrado que están relacionados con la deforestación”.

Por primera vez una investigación como la del Bureau relaciona, además, el polvo de colágeno con la violencia contra los pueblos indígenas en los bosques brasileños. Anna Cavazzini, eurodiputada y vicepresidenta de la delegación para Brasil del Parlamento Europeo, afirma en la referida investigación que es “impactante ver una y otra vez que el consumo en la UE o en EE. UU. conduce a la deforestación en el Sur Global”. Se destruye “el pulmón verde de la tierra” así como los hogares de miles de indígenas.

Vital Proteins de Nestlé, un mercado en expansión.

Por otra parte, la marca Vital Proteins, de la Nestlé, denunciada en la investigación, se vende en todo el mundo. En respuesta a la investigación periodística, la Nestlé afirmó que las acusaciones planteadas no concordaban con su compromiso con el abastecimiento responsable y que se había puesto en contacto con su proveedor (brasilero) para investigar más a fondo el problema. La Coalición suiza a favor de Multinacionales Responsables concluye que “la multinacional, sin embargo, no parece particularmente apurada por resolver el problema: es solo en 2025 que sus productos deberían estar certificados sin ningún vínculo con la deforestación”.

Se quema y deforesta la Amazonía para producir, entre otras cosas, complementos alimentarios antiarrugas. Un consumo desenfrenado en un sistema hegemónico que se asemeja al cuento de la antigüedad de la serpiente que se muerde su propia cola. En algunas civilizaciones, tenía el significado del fin y el renacimiento de la tierra. En la realidad amazónica, en cambio, se asocia con el impacto en un pulmón planetario ya en vía de extinción.