El FSM empezó a realizarse en Porto Alegre, porque en Brasil había gobiernos del PT. Estaban el MST, el PT, la CUT y otros movimientos sociales. En Porto Alegre, donde los gobiernos del PT habían implementado políticas de presupuesto participativo.

Los dos foros coexistieron, con visiones opuestas del mundo y con alternativas antagónicas. El FE adoptó la visión unívoca de que no habría alternativa a los ajustes fiscales y la globalización neoliberal. Pa­ra ello se debe implementar el Estado mí­nimo, proyectando la centralidad del mercado.

El neoliberalismo promueve la mercantilización de las relaciones sociales, buscando convertir todo en mercancía. A expensas de los derechos de las personas.

El FSM de Porto Alegre proponía, por el contrario, otro mundo posible, un mundo centrado en los derechos de las personas, en la democracia, en la inclusión social.

Hoy se puede decir que la gran mayoría de los países, los que mantienen el modelo neoliberal, se identifican con el foro de Davos. Quienes defienden alternativas al neoliberalismo, principalmente ubicadas en América Latina, se identifican con las posiciones del FSM.

Sin embargo, el foro de Davos todavía existe. Fernando Hadad y Marina Silva, representando a Brasil, asistieron al FE para presentar las posiciones de Brasil, crítico con Davos e identificado con el de Porto Alegre.

Cuando se celebró el FSM en Porto Alegre, Lula se acercó a ambos, exponiendo sus posiciones, de prioridad para las políticas sociales y no para los ajustes fiscales.

¿Por qué prácticamente desapareció el FSM? Porque las ONG y los intelectuales, principalmente europeos y estadunidenses, tomaron una posición liberal, identificándose con la llamada sociedad civil y frente al Estado. Esto sería conservador, autoritario. Desarrollaron tesis como la de que se puede transformar el mundo sin apoderarse del gobierno, del estadunidense John Holloway.

Cuando surgieron gobiernos antineoliberales en América Latina –Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador–, poniendo en práctica políticas de negación del neoliberalismo, siendo elegidos y relegidos y, posteriormente, extendiéndose a México, Colombia, Chile y Honduras, el FSM se distanció de ellos.

A tal punto que, cuando hicimos una reunión de los presidentes de esos gobiernos en la época del FSM en Belem do Pará, tuvimos que hacerlo en paralelo al programa oficial, porque no incluía a esos gobiernos.

Las ONG fueron marginadas de este movimiento por los gobiernos, que eran la personificación de los procesos antineoliberales. Mientras el FSM se debilitaba, sin estos gobiernos, hasta casi desaparecer.

Si Davos sigue existiendo es porque cuenta con el apoyo de los gobiernos más ricos del mundo, las grandes entidades económicas mundiales y los medios de comunicación internacionales. Aparece como el único foro mundial.

Mientras los gobiernos que luchan por alternativas se congregan en el BRICS –compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica–, que luchan por un mundo multipolar, con proyectos antineoliberales. Pero es una organización formada por gobiernos que hasta ahora no han organizado grandes eventos internacionales, como el FSM.

El neoliberalismo en el mundo es más débil que cuando surgió el FSM. Los gobiernos antineoliberales son más fuertes que entonces. Pero Davos sigue existiendo y no encuentra contrapunto.

Autor Emir Sader. Artículo publicado originalmente en Jornada.com.