Se trata del proyecto hippo roller, del que ya se han beneficiado más de 300.000 personas en una veintena de países. La idea, que asombra por su sencillez, nació hace casi dos décadas gracias a los ingenieros sudafricanos Pettie Petzer y Johan Jonker.

Un hippo roller no es más que un bidón capaz de almacenar hasta 90 litros de agua. Construido con plástico ultrarresistente, se puede transportar rodando casi sin esfuerzo por medio de un mango de acero que permite que dos personas puedan tirar del artilugio. Vacío, el bidón pesa ocho kilos. Cifra que solo asciende un par de kilos más cuando está totalmente cargado con 90 litros de agua debido a su diseño rodante.

Menos tiempo, más salud

La posibilidad de transportar de una forma tan cómoda hasta noventa litros de agua en un solo viaje supone un claro punto de inflexión para las mujeres y los menores, que suelen ser las personas encargadas de traer agua en el África subsahariana. Antes de la aparición del bidón rodante, no había otra opción que emplear bidones de capacidad considerablemente menor, de unos veinte litros por unidad, como mucho. Lo cual implica la necesidad de dar más viajes, acarreando además el doble de peso. Peso que cargan frecuentemente sobre sus cabezas para transportar el preciado líquido, lo que suele provocar la aparición de lesiones crónicas en el cuello y la columna. Problemas de salud que Hippo Roller puede hacer historia si continúa su expansión.