La gente está descubriendo ahora que China es un país desconocido para muchos respecto a la capacidad industrial y manufacturera que tiene.

Aprovechando la obra de mano barata que posee, una enorme cantidad de empresas de otros países intentaron colocar parte de sus fábricas o líneas de montaje en China. Ante esa realidad, el Gobierno chino se dió cuenta de que tenía una oportunidad para controlar, en el futuro, una gran parte de la economía del mundo y es entonces cuando ellos exigen a las empresas que quieran fabricar en sus territorios, que deberán respetar el 51 % ,como mínimo, bajo el control del Gobierno chino.

Los que decidían sobre las grandes inversiones y proyectos eran los propios responsables de las empresas, fuera norteamericanas, inglesas o francesas. Ahora la situación se está abriendo y los propios fabricantes chinos están consiguiendo igualar los resultados de las empresas mixtas detentadas por extranjeros y por el propio Gobierno Chino y toman las grandes decisiones.

Y asi, China entró colocando sus peones en el tablero del ajedrez de la economía mundial. Y hoy es China el acreedor número uno de los países más importantes del mundo, como EEUU. En definitiva los chinos han acaparado la capacidad de fabricación, de toma de decisiones y de controlar los centros financieros.

El gigante chino nos puede, y no reconocerlo demuestra no conocer el cambio social global.