Darfur es una región situada en la parte occidental de la República del Sudán – el país más grande de África -, limita con la República Centroafricana, Chad y Libia. Está dividida en tres estados federados dentro de Sudán: Gharb Darfur (Darfur Occidental), Janub Darfur (Darfur Meridional), y Shamal Darfur (Darfur Septentrional), de los 26 estados que forman el estado sudanés.
Tiene una extensión de 493.180 km². Se encuentra en una meseta árida que tiene en su centro a las montañas Marrah (Jebel Marra), una cordillera volcánica que asciende hasta los 3.000 m. El norte es un interminable desierto de arena, mientras que al sur se extiende la sabana. Las principales poblaciones de la región son El Fasher, en el centro de la región y Nyala en el Darfur Meridional. El “hogar de los fur”, significa la palabra Darfur.
UN POCO DE HISTORIA
La independencia sudanesa de Gran Bretaña y de Egipto se produjo en 1956, cuando ya los sudaneses del sur estaban embarcados en su primera guerra civil. Las elecciones celebradas en abril de 1965, aportaron una serie de gobiernos incapaces de aceptar una constitución permanente y solucionar los problemas económicos, políticos o étnicos.
Muchos de estos conflictos étnicos nacen entre los habitantes del norte (árabes musulmanes) y los del sur (africanos cristianos y animistas), motivados en realidad por la cuestión económica, ya que durante el régimen colonial británico, la atención se centró en el norte. La insatisfacción terminó en un segundo golpe militar el 25 de mayo de 1969. El líder del golpe, el coronel Gaafar Muhammad Nimeiri, musulmán convencido, se convirtió en primer ministro, y el nuevo régimen abolió el parlamento e ilegalizó todos los partidos políticos. Siguieron muchos años de conflictos militares entre el gobierno sudanés, que estaba de parte de los Janjaweed árabes musulmanes del norte, contra los no musulmanes en el sur.
Fueron diecisiete años de incesante guerra (1955 – 1972) hasta la firma del Acuerdo de Addis Abeba que puso fin a la guerra civil entre el norte y el sur y permitió cierto grado de autonomía.
En septiembre de 1983, el entonces presidente Jaffer Nimeiri, creó un estado federal que incluía los tres estados federales en Sudán del Sur. Pero más tarde introdujo la ley de la sharia y disolvió los tres estados federales del sur, lo que provocó la segunda Guerra Civil Sudanesa. Entre golpes militares en 1989 el General Omar el-Bashir se convirtió en presidente y jefe de estado, primer ministro y jefe de las fuerzas armadas. La segunda guerra civil desplazó a más de cuatro millones de habitantes del sur. Algunos huyeron hacia las ciudades del sur como Juba, otros migraron hacia el norte a ciudades como Jartum, e inclusive a otros países vecinos.
El conflicto es feroz: masacres, violaciones, desaparición de zonas habitadas, sida, niños obligados a integrar las milicias, cientos de miles de refugiados, sequías, hambruna y un montón de apocalípticos etcéteras
Sin embargo la pesadilla no había hecho más que empezar, un nuevo conflicto entre los Janjaweed y los africanos negros de la región de Darfur, ha derivado en la limpieza étnica de miles de personas y el desplazamiento forzoso de varios millones.
El conflicto de Darfur estalló en febrero de 2003 cuando el Movimiento de Liberación de Sudán (MLS) se levantó en armas, junto a otros grupos, para protestar contra la pobreza y marginación de la región. Es una guerra abierta entre los Yanyauid, un grupo de milicianos formados por miembros de las tribus de los abbala (criadores de camellos de etnia árabe) y los pueblos baggara, principalmente agricultores, que se ha convertido en uno de los genocidios más flagrantes y olvidados de
África. A diferencia de lo que ocurrió en la segunda Guerra Civil Sudanesa, éste no es un conflicto entre musulmanes y no musulmanes; la mayoría de los habitantes de Darfur son seguidores del Profeta.
El gobierno federal sudanés, aunque públicamente lo niega, presta su apoyo a los Yanyauid, proporcionando armas y ayuda, incluso participa junto con ellos en varios ataques contra los pueblos fur, zaghawa y masalit. El conflicto es feroz: masacres, violaciones, desaparición de zonas habitadas, sida, niños obligados a integrar las milicias, cientos de miles de refugiados, sequías, hambruna y un montón de apocalípticos etcéteras.
Las cifras de víctimas del conflicto varían notablemente según las fuentes, desde las 50.000 estimadas por la Organización Mundial de la Salud en septiembre de 2004, hasta las 450.000 que calculó Eric Reeves el 28 de abril de 2006.
Eric Reeves es profesor de lengua inglesa y de literatura en la Universidad Smith en Northampton, Massachusetts. Ha pasado siete años como investigador y analista de los conflictos de Sudán. Reeves, que ha atestiguado varias veces ante el congreso de los E.E.U.U, es consultor de varias organizaciones de derechos humanos que trabajan en el Sudán. Está terminando un libro que examina la respuesta internacional a la guerra en Darfur y el genocidio en Sudán (“Sudán, el interminable sufrimiento”).
Volviendo al macabro baile de números, la mayoría de las ONGs consideran creíble la cifra de 400.000 víctimas dada por la Coalition for International Justice, que ha sido también citada por la ONU. Se calcula que unas 2.500.000 personas se han visto desplazadas de sus hogares a causa del conflicto.
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LA REALIDAD DE UN GENOCIDIO
El genocidio en curso de Darfur no puede considerarse una simple guerra tribal local. El genocidio es un plan elaborado por tres mentes asesinas, el Presidente Bashir, el vicepresidente Taha y el brutal jefe de la seguridad Gosh. Planes que incluyen la “exportación” del genocidio a otros países africanos.
En mayo pasado una facción del MLS firmó un acuerdo de paz con el Gobierno de Jartum. No obstante, las naciones del “primer mundo” contemplan los hechos con pasividad o con la “velocidad” diplomática, es decir, dando tiempo a que miles de seres sigan pereciendo. Hace pocas semanas el enviado de EEUU a Sudán y gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, trató con el presidente sudanés, Omar Hasan Al Bashir, la seguridad en Darfur y el paquete de medidas de la ONU que incluyen el despliegue de tropas internacionales en esa región.
El ministro de Estado sudanés para Asuntos Exteriores, Ali Ahmed Karti, había afirmado a los periodistas que el objetivo de la tercera visita del enviado estadounidense a Sudán era la aplicación de una serie de “recomendaciones” de la cumbre de Abuya para impulsar la paz en Sudán, así como el alto el fuego entre el gobierno y las facciones rebeldes que rechazan la paz en Darfur.
Las conversaciones entre Bashir y Richardson abordaron también la violación de las mujeres en esa región al oeste de Sudán. La creencia entre los combatientes en ésta y otras regiones africanas de que el sida se cura violando a una virgen hace estragos entre las niñas nativas.
Al final todo quedó igual. Richardson calificó de ‘bueno’ el resultado de su reunión con Bashir y expresó su esperanza en impulsar el diálogo político entre el gobierno y los grupos rebeldes en Darfur y en el envío de tropas internacionales de pacificación a esa región sudanesa. En este mismo instante morían docenas de fur.
La mayoría de las ONGs consideran creíble la cifra de 400.000 víctimas dada por la Coalition for International Justice, que ha sido también citada por la ONU. Se calcula que unas 2.500.000 personas se han visto desplazadas de sus hogares a causa del conflicto
Los combates se siguen produciendo, hace tres semanas un encuentro tribal dejó 42 muertos y 26 heridos, según informó el gobierno regional del sur de Darfur.
Las tribus Al Rizikat y Al Tarjam han protagonizando últimamente violentos choques, que teóricamente no tienen que ver con el conflicto étnico que opone a la población negroafricana con las milicias árabes (los “yanyauid”) apoyados por el gobierno.
En un comunicado fechado en Niyala, la segunda ciudad más grande de Darfur, el gobierno regional explicó que Farah Mustafá, vicegobernador del sur de Darfur, fue atacado por miembros de la tribu de Al Rizikat que mataron a cuatro de sus guardaespaldas e hirieron a otros tres. La fuerza militar que acompañaba el convoy del vicegobernador repelió el ataque y los combates no concluyeron hasta que vinieron más efectivos del ejército, que envió también dos helicópteros militares.{salto de pagina}
Por otra parte, el líder de la tribu de Al Tarjam, Mohamed Yacoub, acusó a las fuerzas militares desplegadas en la frontera de perpetrar ataques contra su tribu y añadió que los enfrentamientos están teniendo lugar en las regiones de Ramsek, Sambla, Baro, Kadriki, Abu Jazu, Tambuscu, Jar Tupak e Wid Al Mirim, zonas en las que está presente su tribu. Unos por otros y la casa sin barrer.
Otra reciente noticia nos informaba de que al menos doscientos rebeldes del Frente de Salvación Nacional (FSN) de Darfur habían muerto en enfrentamientos con el ejército sudanés en el norte de la región. El pasado 30 de junio El Movimiento para la Justicia y la Igualdad (MJI), liderado por Jalil Ibrahim, la Alianza Federal, representada por Ibrahim Darich y Sharif Harir, además del movimiento Ejército de liberación de Sudán, encabezado por Jamis Abdalla, decidieron formar el FSN.
Los choques a los que hacia mención la noticia se produjeron cuando hombres armados del FSN y el insurgente Movimiento de Liberación de Sudán, intentaron tomar la ciudad de Katem. Según fuentes gubernamentales, los atacantes sufrieron numerosas pérdidas materiales, además de las humanas, entre las que destaca seis cañones de artillería y 18 vehículos de transporte, 16 de ellos capaces de transportar artillería pesada.
Sin embargo, detrás de todas estas noticias de luchas de facciones, tribus y etnias está el sufrimiento de muchas gentes, la brutal hambruna y el genocidio generalizado.
EN LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES
El conflicto de Darfur tiene difícil arreglo. No es una zona especialmente rica, tampoco geográficamente de gran importancia estratégica, puesto que su condición de región interior, dedicada en un 80% a la agricultura, su lejanía con el mar rojo y el Nilo, controlado por el gobierno de Jartum, la hacen poco deseable para “salvadores” e inversores. Solo la voluntad política y humanitaria puede remediar la crisis.
El nuevo enviado especial de Naciones Unidas para Darfur, Jan Eliasson – ex canciller sueco-, se desplazó hace pocos días a Addis Abeba – capital de Etiopía – para proseguir intercambios sobre la convulsa región sudanesa con dirigentes de la Unión Africana (UA) y del gobierno etíope. Previamente, Eliasson, había ya mantenido consultas en la sede de Naciones Unidas con el Secretario General Ban Ki Moon y al tanzano Salim Ahmed Salim, enviado de la UA para Darfur desde 2004 y también con los miembros permanentes del Consejo de Seguridad: China, Rusia, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
Según el programa, Eliasson mantuvo dos días de conversaciones en la capital etíope con el Presidente de la Comisión de la UA, Alpha Oumar Konaré y otros funcionarios de alto nivel de ese organismo regional y con integrantes del Gobierno de Etiopía.
Posteriormente, el diplomático sueco viajó a Sudán para reunirse con miembros del Gobierno de la Unidad Nacional y encontrar una solución duradera sobre la base del Acuerdo de Paz de Darfur.
Las gestiones de Eliasson están encaminadas a acelerar la participación de la ONU en las operaciones de mantenimiento de la paz en esa zona, un trabajo actualmente en manos de apenas siete mil soldados de la UA. El plan de tres fases acordado entre representantes del Gobierno de Jartum, la UA y la ONU contempla en un futuro la existencia en Darfur de unos 17 mil soldados y tres mil policías.
Antes de partir hacia Addis Abeba, Eliasson había subrayado que el propósito de su viaje era mantener el clima internacional para que las partes en conflicto comprendan que ahora “es el momento de andar el camino político y no buscar una solución militar”.
“Este conflicto ha durado demasiado, el pueblo sudanés ha sufrido mucho”, agregó.
“Creer que una solución militar puede imponerse en Darfur es una suposición errónea y estúpida y un signo de miopía. Lo que sucede ahora en Darfur es una desgracia total y una tragedia absoluta desde el punto de vista humanitario”
El gobierno de Sudán parece aceptar que las Naciones Unidas manden fuerzas de paz a Darfur, pero sólo como parte de una misión conjunta con la Unión Africana donde el comandante y la mayor parte de los soldados sean africanos. El portavoz Sadeq al-Magli dijo que aunque Sudán ha aceptado el paquete de ayuda de la ONU para Darfur, la UA sería la que más contribuya a las fuerzas de paz para esa región asolada por la guerra en el oeste del país.
Al-Magli dijo que la ONU le proporcionará asistencia técnica al contingente de mayoría africana, además de asesores y expertos militares y policiales. Indicó el portavoz sudanés que la misión sería “una operación híbrida y no de fuerzas internacionales o conjuntas”.{salto de pagina}
Como respuesta, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, escribió al presidente sudanés Omar al-Bashir para señalar que el organismo se esforzaría por encontrar a soldados de origen africano para las fuerzas de paz, pero que si no había suficientes, emplearía a militares de otros países contribuyentes.
Annan escribió que la primera fase del plan incrementaría el contingente de la fuerza de la UA en 105 oficiales, 33 policías de la ONU y 48 empleados administrativos internacionales.
Sin embargo, la tercera fase del plan crearía una misión conjunta entre la UA y la ONU, con una presencia mínima de 17.300 soldados, 3.300 policías civiles y 16 unidades de policía adicionales.
Apoyando todas estas decisiones, el comisario para Desarrollo de la Unión Europea, Louis Michel, dijo que “creer que una solución militar puede imponerse en Darfur es una suposición errónea y estúpida y un signo de miopía”. “Lo que sucede ahora en Darfur es una desgracia total y una tragedia absoluta desde el punto de vista humanitario”, añadió.
A pesar de todos los recelos este puede ser el camino de la esperanza. La Comisión Europea anunció que donará otros 17 millones de euros (22 millones de dólares) en ayuda de las víctimas de la guerra para la región sudanesa, al tiempo que urgió al gobierno sudanés y los líderes rebeldes a retomar las conversaciones de paz.
Darfur lleva demasiado tiempo siendo la noticia desagradable y olvidada que, sin embargo, lleva el estigma de la vergüenza internacional. Estadísticas de Naciones Unidas indican que más de cuatro millones de habitantes de Darfur, penden actualmente de ayuda alimentaria internacional para subsistir. Para mayor escarnio, funcionarios de la ONU han expresado su temor de que las tensiones en Darfur se extiendan a los vecinos Chad y la República Centroafricana.
Los nuevos fondos de la UE se usarán para mejorar la protección de civiles y proveer de ayuda básica, incluyendo suministros de agua, tratamiento de niños desnutridos, medicinas de emergencia, clínicas móviles, medios contra el cólera, productos de higiene y vivienda. Esperemos que todas estas medidas sean el principio del fin del genocidio en “el hogar de los fur” y se abra de nuevo la esperanza para todos sus habitantes.