El poeta nace y se hace.
El poeta camina entre carriles
que ocultos por dentro se desvanecen
para ser el afuera leer de sentimientos.
Sentimientos donde disuelve en letras
caminos indecisos de encuentros.
El poeta nace y se hace para ser
caminante de horizontes,
donde no encuentre lindes
que entorpezca sus delirios.
Delirios observadores de tiempos
arraigados a la vida real de todos.
El poeta nace y se hace al mismo tiempo
ocupando lugares sigue en búsqueda
de pálpitos de su nacer de cuna,
y de ese mantener de amor
al mimo tiempo de razón.
Razón al abrir su altitud de visión
a la escritura del corazón.
El poeta nace y se hace en conjunción de luz
siendo su extensión de sentimientos superior
sin ser uno mismo a la emoción.
El poeta brilla a la capacidad de vida
como en tendencia de vuelo en libertad,
cuando en escritura rinde homenaje
a la narrativa de su verdad de origen.
Lucía Pastor
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