Una grave sequía y los precios desorbitados de los alimentos, en un escenario de 20 años de conflicto en Somalia, están creando una gran crisis nutricional que puede recrudecerse en los próximos meses.
“Salen ya desnutridos de Somalia y, cuando llegan a los campos tras días de viaje, su estado se ha deteriorado. Muchos niños mueren al llegar”, explica Alfonso Verdú, responsable de proyectos de MSF en Kenia, Somalia y Etiopía.
En Dadaab (Kenia), el mayor campo de refugiados del mundo, la desnutrición aguda global es del 37,7%, mientras que la severa se eleva al 17,5%. En el campo de refugiados de Liben (Etiopía) nuestros equipos han comprobado que un 37% de los menores de 5 años llegan desnutridos, y ya están atendiendo a 6.800 niños.
Ante la masiva afluencia de personas -una media de 1.400 al día-, hemos ampliado nuestros equipos en Liben con 30 personas más (5 médicos, 11 enfermeras, 12 logistas, 1 coordinador y 1 administrador). Sesenta y cinco toneladas de alimentos terapéuticos y 15 toneladas de material logístico ya han sido despachados de urgencia a Etiopía, mientras seguimos trabajando en Dadaab y en Somalia.
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