Miguel Esteban Torreblanca¿Quién es Miguel Arnas y cuáles son sus sueños?Miguel Arnas Coronado-

Me llaman cataluz por lo híbrido de catalán y andaluz. No soy sino un lector compulsivo a quien un día se le ocurrió una idea y pensó escribirla. Por suerte, he sabido hacer tiempo para leer y escribir. Mis sueños, respondiendo a la segunda pregunta, son: ser leído, por supuesto, y profundizar en los contactos estructurales entre la música y la literatura, tema este que es mi obsesión y en el que he abundado en algunas narraciones; por otra parte, sé que me faltará vida para saber todo lo que mi ansia ordena y requiere.

P- ¿Cuál fue el primer libro que te impactó y por qué?

R- Mi primera lectura seria (había leído a Enid Blyton y a Julio Verne antes de los 15 años; no es que Verne no fuera una lectura seria, pero me gusta pensarlo así, como lo cuento) fueron los Episodios Nacionales de don Benito Pérez Galdós. Leí la mitad de ellos de una edición de Aguilar que compró mi padre a un vendedor de libros que frecuentaba la fábrica en la cual trabajaba, allá en Barcelona. Me entusiasmaron, naturalmente.

P- ¿Alguna manía a la hora de escribir o leer?

R- No especialmente. El silencio, y eso creo que lo necesitamos todos. Antes era capaz de leer con música; ahora me cuesta un poco más concentrarme. Debe de ser la edad. Empecé escribiendo, por supuesto, con bolígrafo; luego exigí el rotulador fino. Ahora escribo directamente en el ordenador. Se dice que quien escribe en ordenador es incapaz de componer frases largas y elaboradas. Es falso. Me gustó, en su momento, la prosa de Luis Goytisolo, con frases largamente subordinadas. Ahora aprecio la buena prosa. No tengo preferencias.

P- ¿Cuáles son tus géneros favoritos?

R- Ficción pura y dura, por supuesto. Si está bien escrito y se cuenta una buena historia, no le hago ascos a la novela histórica, la negra o la de ciencia ficción, pero no son mi locura. Me encantan los planteamientos de la metaliteratura y el posmodernismo, con sus problemas sobre quién narra, las historias dentro de otra historia, la mezcla de alta cultura y cultura popular, etc.

P- ¿Cuánto tiempo tardas en escribir?

R- Mucho. MI primera novela, Nos, tardé 7 años en escribirla y uno más en recortarla y reescribirla. Ahora tengo algo más de soltura. Será la edad, como he dicho antes. Algunos dicen de mí que tengo cierta formación. No es mérito: tengo muchos años y he tenido mucho tiempo de leer. Por suerte, tengo una biblioteca abundante y rica, y también por suerte, mi mujer no ha puesto problemas al gasto enorme que eso significa: sabe que algún vicio había de tener.

P- ¿Cuáles son tus personajes?

R- Los que se me ocurren. Tengo personajes solitarios y sinvergonzones simpáticos. Tengo personajes atormentados y otros de una felicidad simple. Siempre me ocurre que se convierten en mis amigos. Sigo conversando con Enrique Fuster Bonín, protagonista de mis dos Ashaverus, con Julio Sola, personaje de varias novelas y autor putativo de algunas de ellas. Óscar Gütig, de Concierto triste para trío y coro, es mi preferido por bondadoso y hombre sencillo. Agustina Rodero, de La novena, me ha enseñado mucho sobre esas estructuras musical-literarias.

P- ¿Te habías presentado ya a algún concurso literario? 

R- Sí, ya he respondido a esa pregunta en mi biobibliografía. Aunque la verdad es que me he presentado a muchos sin mayor éxito. Solo esos dos que fueron muy importantes para mí: el Ciudad de Guadalajara, y el Francisco Umbral de Majadahonda. Me demostraron que puedo gustar a personas que no me conocían de nada, pues esa fue la verdad, que en ninguno de los dos concursos, nadie del jurado me conocía. Y en el último, el jurado final estaba compuesto por Soledad Puértolas, Fernando Sánchez Dragó y Luis Mateo Díez, de quienes tuve el privilegio de conocer, a la entrega del premio, a la académica de la Lengua, Soledad Puértolas. Aseguró que se había reído mucho con mi La insigne chimenea, que es una crónica de la vejez, de la marginación y una crítica feroz de los nacionalismos rampantes.

P- ¿Qué le dirías a una persona que se va a presentar a un concurso literario?

R- En general, que no se presente, es tirar el dinero. Lo que me ocurrió a mí pudo ser una casualidad equivalente a que a alguien le toque la lotería. Algunos son honestos, sobre todo los patrocinados por pequeños ayuntamientos y pequeñas entidades. Que nadie sueñe con premios importantes porque en España, para ser leído hay que haber sido leído, para ser famoso hay que ser ya famoso.

P- ¿Llevas mucho tiempo escribiendo?

R- Mi novela Nos la empecé a los 29 años, pero antes había escrito poemas (malísimos) y cuentos (más malos aún, y de los que me avergüenzo). Y tengo 72. Toda la vida.

P- ¿Qué mensaje dar a quien te lee?

R- Que puedo ser interesante. Leer no es jamás perder el tiempo: incluso con la mala literatura se aprende, por ejemplo, a evitar hacer barbaridades literarias.

P- ¿Piensas seguir escribiendo?

R- ¡Ah, si pudiera hacer otra cosa! En serio, es imposible no hacerlo, es una droga, y muy adictiva. He tenido épocas de vacas flacas, pero a la postre se me ocurre algo que soy capaz de llevar a cabo y que no me parece mala idea. Independientemente de publicar o no, seguiré haciéndolo, para mi propia satisfacción, si es que al final quedo satisfecho. A lo peor, si pudiera hacer otra cosa, viajaría más, y antaño me habría dedicado más a cultivar el amor; ahora ya empieza a ser tarde para ambas cosas.

P- ¿Cuál es tu próxima creación? 

R- Estoy trabajando en una novela sobre el confinamiento al que nos ha sometido la covid19. Es un viudo que vive solo y que se defiende, justamente, con lecturas, libros de arte, vídeos de viajes en internet, y recuerdos. Siguiendo las recomendaciones de Epicuro para dar alegría a la vida provecta.

P- ¿Cómo crees que ha afectado la pandemia a la creación y difusión cultural?

R- Supongo que a algunos les habrá impedido publicar y, sobre todo, hacer presentaciones de sus obras. A mí me ha quitado un tanto las ganas de editar mis obras inéditas porque, a fin de cuentas, apenas nadie compra en librerías la obra de un desconocido, pero en las presentaciones se consigue colocar alguna. Me parece que ni siquiera poniendo mi obra en el blog para lectura libre sería leído. Cosas que pasan.

P- ¿Quién te inculcó el amor por los libros y por la lectura?

R- Mi padre fue un gran narrador. Sus experiencias de la Guerra Civil y su posterior paso a Francia para ser recluido en campos de concentración, acompañaron más que mi infancia, mi juventud. Ya he dicho que empecé a leer muy joven y ese fue mi principal entretenimiento, además de la práctica del montañismo en Cataluña, aparte, claro, de mis estudios de Ingeniería Técnica que me han permitido ganarme la vida. Luego fui tropezándome con amigos también lectores que me influyeron y recomendaron, principalmente, Salvador Montero y Patrocinio Picazo. Ha sido ya en mi sexta década cuando empecé a conocer a otros escritores que han encauzado esas lecturas e, incluso, investigaciones.

P- ¿Recuerdas cuál fue el primer libro que leíste?

R- Uno de los que escribió Enid Blyton sobre Los cinco. En la escuela de La Salle Condal, de Barcelona, debí leer alguno de los libros que mandaban los Hermanos, pero no sé qué diablos ocurría en aquella escuela (otras escuelas de La Salle en Barcelona recomendaban a sus alumnos lectura mucho más interesantes y literarias, como he leído en autores que estudiaron en ellas) que todos eran malísimos y olvidables.

BIBLIOGRAFÍA

Dos poemas y un fracaso. Editorial El Borinot Negre de Barcelona.
Nos. Editorial Nazarí.
Bajo la Encina. Ayuntamiento de Granada.
El árbol. Editorial Adamaramada de Madrid
Piano en pájaro. Editorial Artificios.
Buscar o no buscar. Ediciones Irreverentes.
La insigne chimenea. Editorial Everest.
Ashaverus el libidinoso. Editorial Nazarí.
Concierto triste para trío y coro. Editorial Alhulia.

PREMIOS

  • En 2006 logra el Accesit del Premio de Novela Corta José Somoza del Ayuntamiento de Piedrahita, Ávila, con su novela La credulidad, que permanece inédita.
  • También en 2006 consigue el premio de narrativa Ciudad de Guadalajara, por la novela Buscar o no buscar.
  • En 2010 le conceden el premio Francisco Umbral de Majadahonda, por su novela La insigne chimenea.

 

Autor de la entrevista Miguel Esteban Torreblanca