Los ocelotes se encuentran distribuidos en áreas tropicales, desde el bosque lluvioso, hasta los bosques tropicales caducifolios.Es raro hallarlos en zonas áridas tropicales. Su hábitat natural son los bosques tropicales, pantanos y malezas, en donde es posible encontrar riachuelos cristalinos con rápidos y cascadas. Se distribuye desde el suroeste de Texas y Méjico hasta el norte de Argentina e incluso en la isla de Trinidad e islas Margaritas.
El cuerpo del ocelote es robusto y las patas son cortas. La coloración de su pelaje es muy variada, hasta el punto de no existir dos ocelotes exactamente iguales, el fondo puede ser amarillento, gris, pardusco o rojizo,y tiene manchas alargadas, que es una combinación entre rayas y rosetas. No obstante se puede decir, en general, que su cuerpo, piernas y espesa cola son de color gris mate, marcado con pigmentos cafés de borde negro; las manchas en el cuello y lomo son alargadas y las de la parte posterior son casi redondas. La cabeza es de color café, con dibujos negros. Los ocelotes adultos mide entre 65 y 112 cm. de longitud; la cola es relativamente larga y mide entre 30 y 45 cm.; pesa entre 8 y 15 kilos. Las manos tienen 5 dedos y las patas traseras sólo 4. Tiene la habilidad de levantarse sobre sus patas traseras para inspeccionar el terreno.
Al igual que otros felinos, el ocelote es un cazador oportunista que se alimenta de cualquier animal que encuentre y pueda doblegar. Marca su territorio con orín como lo hacen otros felinos y a veces son atacados y depredados por carnívoros más grandes que él, como el puma o el jaguar.
El ocelote es un buen nadador y trepa a los árboles con mucha facilidad y frecuencia; caza en el suelo o sobre los árboles por la noche, y su dieta alimenticia es amplísima capturando: monos, perezosos, armadillos, caimanes jóvenes, todo tipo de roedores, murciélagos, iguanas, aves de todo tipo como pavos de monte, serpientes, lagartos, pescados, huevos de tortugas, cangrejos, y mamíferos de pequeño tamaño como los venados temazate. A veces abandona su refugio del monte para visitar las riberas de los ríos y las aguadas para cazar a los animales que llegan hasta allí a beber.
Así pues, los ocelotes, tienen un importante papel biológico, ya que al cazar gran cantidad de reptiles y roedores sirven para controlar, y que no se disparen, las poblaciones de estas especies.
En cuanto a la conducta reproductora del ocelote no hay unanimidad por parte de los expertos e incluso algunos autores sostienen que pueden parir dos veces al año. Según Boris Castañeda: “Tras 80 días de gestación, de uno a tres pequeños pueden nacer sobre una cama de hojas y hierbas escondida en el hueco de un árbol, en una madriguera entre rocas o, simplemente, bajo un matorral. Los pequeños se mantienen dentro o alrededor de su guarida por varias semanas y dependen de su madre por varios meses. Su actividad sexual comienza al año y medio para las hembras y dos años y medio para los machos. Abandonan a su madre para comenzar su vida independiente alrededor de los dos años”. Pueden llegar a vivir de 15 a 20 años.
Según nos dicen Yan Quirante y Raúl Kunenemy en su artículo titulado “Ocelote, felino sagrado”: “Desde tiempos remotos, los felinos son cotizados para aprovechar su piel y algunas veces su carne; los cazadores que comen su carne aseguran que da vigor, salud y fuerza a la persona que la ingiere; otras anécdotas narran que los hombres le beben la sangre aún caliente acumulada en el tórax. Esta creencia sobre las propiedades medicinales y sobrenaturales de la carne y sangre del ocelote se encuentra generalizada en todo México, puesto que también han sido objeto de veneración prehispánica por ser símbolo de valentía y fortaleza de modo que este hermoso felino ha sido registrado en códices, estelas y otras representaciones mayas e incluso lo usaron para nombrar un mes del calendario mexica”. También la cultura mochica realizaba figuras zoomórficas representando al ocelote como la que aparece en esta fotografía (200 a. C, Museo de Lima. Perú). Miguel León-Portilla en su obra: “Literaturas de Anáhuac y del incario” recoge un interesante mito referente a los distintos colores de los animales salvajes: “…Los dioses mandaron a los animales que se lanzaran al fuego. El primero en hacerlo fue el águila que se lanzó al fogón cuando todavía seguía ardiendo. Por eso sus plumas son oscuras, están requemadas. Y también se lanzó el ocelote que vino a caer cuando ya no ardía muy bien el fuego. Por ello sólo se pintó, se manchó con el fuego ya que éste no ardía mucho…”
Los ocelotes pasan la mayor parte de su tiempo tendidos en la rama de un árbol y, aunque son solitarios, es posible hallarlos en parejas de macho y hembra. Estudios que se han llevado a cabo en ocelotes equipados con aparatos de transmisión,indican que hembras adultas defienden su territorio exclusivo que se extiende hasta 14,3 kilómetros cuadrados, mientras que el territorio de los machos cubre una área hasta 31,2 kilómetros cuadrados, entrelazando uno o más territorios de las hembras.
El ocelote apenas tiene enemigos naturales a excepción del puma y el jagu- ar, por consiguiente la causa de fundamental de que esté al borde de la ex- tinción se debe a la actividad humana que, en primer lugar, destruye su há- bitat natural ocasionada por la transformación del bosque en tierra para la agricultura o la ganadería. También es cazado de forma abusiva por su piel que es muy apreciada y valorada. En el sur de Estados Unidos (Texas) que- dan menos de 100 ocelotes en libertad.
En este mismo sentido nos cuentan Yan Quirante y Rául Kuanenemy: “Uno de los problemas con estos felinos es que cazan animales domésticos para alimentarse, así es como los campesinos y rancheros se han convertido en sus enemigos, pues se comen sus cabritos, pollos, puercos y ovejas. Lo cierto es que el hecho de que el ocelote ataque a los animales de los ran- chos, deriva de la restricción que el hombre ha hecho de su medio ambiente, talando árboles para la agricultura o la ganadería, con lo cual se han ido acabando las especies que le sirven de alimento”.
Esta especie también ha sido explotada en su hábitat natural por la comer- cialización no sólo de su piel sino también dentro del mercado de ventas de mascotas. El método usual, es la captura y muerte de la madre para,posteri- ormente vender su piel, y robar sus crías para venderlas en el mercado, a buen precio, como mascotas.
No Comment