Como siempre, en primer lugar un respetuoso recuerdo para todas aquellas víctimas de esta terrible pandemia, y nuestro apoyo y solidaridad con todos aquellos que se han visto afectados de una u otra manera por la enfermedad.
Volviendo a la reflexión inicial, en los países que tomaron el camino del confinamiento más riguroso, fundamentalmente en Europa durante el mes de Marzo, en los primeros días caló en la gente esa especie de esperanza por la cual cuando pasara la difícil prueba íbamos a conseguir más sociedad frente al individualismo, más protagonismo de lo público frente a lo privado en aspectos como la sanidad, más solidaridad entre ciudadanos con la expresión del aplauso de las ocho como bandera, más ciencia, más respiro para el planeta, más conocimiento,… Se abrían expectativas respecto a la necesidad casi inevitable de definir otra manera de enfocar la economía, donde las personas ocupasen un lugar más importante frente al duro mercantilismo. Incluso se vaticinaba el cuasi final del capitalismo tal como lo conocemos, sustituyendo sus principios de beneficios a toda costa por otros más humanos y respetuosos con el medio ambiente.
En definitiva, la pandemia y sus necesarias y drásticas medidas nos impulsarían, una vez superada, hacia un panorama social más humano, con mayor peso de lo público, es decir de lo de todos, una economía más equitativa con las personas y basada en más ciencia y respeto medioambiental, con nuevos objetivos de desarrollo basado en criterios verdes.
En fin, que leyendo las previsiones de laboratorios de ideas, centros de estudios y gurús de diversos países, pareciera que nos encaminábamos hacia un mundo mejor. Cambiando los términos del popular refrán, se podía afirmar que en relación con la pandemia, ” no hay bien que por mal no venga”.
Pero aquí en España, como en cualquier otro país, la sombra de los poderes fácticos es muy alargada, y una simple pandemia, por muy dura que sea, no iba a terminar de un plumazo con el statu quo, así que la maquinaria para desbaratar ideas tan “descabelladas” se puso en marcha de inmediato, con importante y potente munición. Al constante rechazo al gobierno “social-comunista-bolivariano” se añadía ahora otro frente; el incipiente sentimiento social relativo a cambiar las cosas tras la pandemia.
Hoy en día, apenas unas semanas después, podemos decir que sus objetivos han sido casi alcanzados.
Una dura y generalizada campaña nunca antes vista de bulos, insultos y desinformación contra el gobierno, con utilización de forma habitual de términos como “criminal”, “irresponsable”, “inepto”, “negligente”, “mentiroso”,”dictador”, etc,, ha conseguido, en tan escaso tiempo, centrar las conversaciones de los ciudadanos y de las redes sociales, exclusivamente en debates entre aquellos que se adhieren a esta campaña y los que defienden la actuación del gobierno frente a la crisis, triturando la inicial unidad social.. Este debate es lo único que ahora ya importa.
Y como el poder no tiene fronteras, en Europa se decidió que nada de solidaridad ni ayudas para los países más perjudicados por la pandemia. Dinero solo a cambio de obligaciones y deuda para los que lo pidan; para sus ciudadanos en definitiva. Punto y final.
Parece que apenas nacida, hemos decidido aceptar que le ha llegado el momento a la utopía post coronavirus.
No Comment