Una escena recurrente en las calles de Japón

El consorcio lo conforman el Instituto de Bienestar Animal (AWI, por sus siglas en inglés), la Agencia de Investigación Ambiental (EIA), Whale and Dolphin Conservation y la japonesa IKAN. Los productos denunciados habían aparecido en el sitio web de la empresa a comienzos del 2013.

La publicidad funcionó. El director de Michinoku, Takumo Konno, anunció en un plazo de horas que los manjares caninos serían retirados del mercado, dado que aunque estos eran legales en Japón no querían herir los sentimientos de nadie.

En mayo, una coalición de organizaciones estadounidenses dedicadas al bienestar animal y la conservación, incluidas AWI y EIA, pidieron al gobierno de Barack Obama que impusiera sanciones económicas a Islandia porque había reanudado la caza de ballenas.

Antes, en septiembre de 2011, al final de la última temporada de caza de ballenas para obtener sus aletas y por instigación de 19 organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos, Obama decidió imponer sanciones diplomáticas a Islandia por sus actividades balleneras.

Pero esos grupos señalan que ahora se necesitan medidas más fuertes, y hasta ahora no se han impuesto sanciones comerciales.

La presión antiballenera también es creciente dentro de Islandia. Dos mujeres, que resultan ser las nietas de uno de los miembros fundadores de la empresa ballenera Hvalur y que ahora integran la junta directiva de la compañía, se han manifestado públicamente contra las actividades de esa firma.

En la reunión general anual de la compañía, el 1 de junio, una de las mujeres, Audur Kristin Arnadottir, reclamó que la empresa se dividiera en dos, dado que la sección ballenera no pagaba a causa de las restricciones internacionales a la carne de esos mamíferos acuáticos.

La propuesta de Arnadottir fue una enmienda a una propuesta de otro accionista para disolver completamente la firma Hvalur.

Aunque no se aprobó ninguna de las propuestas, parece haber cierto grado de disenso dentro de la empresa.

IKAN (Red de Acción Delfines y Ballenas) asegura que la carne de ballena islandesa constituyó 26 por ciento del mercado en Japón en 2012, y se vende a un precio particularmente bajo.

Kristjan Loftsson, dueño de Hvalur y principal protagonista detrás de sus actividades balleneras, había atribuido antes la suspensión de las capturas por dos años a una reducción de las ventas de carne de ballena, causada por un cambio en los patrones de consumo japoneses luego del terremoto y tsunami de 2011.

Los cazadores de ballenas minke también enfrentan oposición dentro de Islandia. En su último día en el cargo, hace un mes, el ministro saliente de Industria, Steingrimur J. Sigfusson, extendió el área de santuario de la bahía de Faxafloi (cerca de Reykjavik), en la que no está permitida la caza de esa variedad.

Esto significa que los cazadores de minkes han perdido 80 por ciento de su principal área de capturas, por lo que también están recurriendo a otras áreas.

 

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