López nace en Madrid el 1 de febrero de 1930 y fallece, a consecuencia de un ictus, en la misma ciudad, el 8 de abril de 2018, a la edad de 88 años. En su juventud consigue dos becas para perfeccionar sus estudios de artes plásticas en Italia y Francia para, posteriormente, entrar como profesor de Modelado y Vaciado en las Escuelas de Artes y Oficios de Madrid. En 1986, es nombrado Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y, dos años más tarde, pronuncia su discurso de entrada en la academia titulado: “ La medalla, territorio de lectura” (17 de abril de 1988). En dicho discurso hace una disertación sobre el origen de la medalla y sus características desde que se separó de las monedas, en la Baja Edad Media, hasta nuestros días.
Además, vincula la medalla con la literatura (incluso con la poesía):
“La medalla, para ser vista, requiere ser leída linealmente, primero de adelante a atrás, para la primera impresión y, luego, volver al principio para ir desentrañando, cuidadosamente, todos sus signos de manera análoga o como podríamos hacerlo con las metáforas de un poema…”. También nos dice que: “El mensaje de la medalla, a salvo del tiempo en el mágico espacio de su recinto circular, se hace actual cada vez que un espectador realiza el ritual de su lectura…(la medalla) es un medio de comunicación plenamente válido y vivo en la actualidad”.
Julio López tiene una especial predilección por las medallas pues no solo centró su discurso como nuevo miembro de la Academia de San Fernando en ellas sino que diseñó más de 200 medallas de bronce desde las más pequeñas, cuyo diámetro está en torno a los 6 cm, hasta las monumentales que superan los 16 cm y pesan más de 2 kg. teniendo como base unas manos o el torso del cuerpo humano.
Realizó, por encargo, numerosas medallas de bronce, de diversos diámetros y pesos, para instituciones tanto privadas (Banco de Bilbao, Caja de Extremadura, Banco Exterior, Cámara de Comercio de Valencia…) como públicas ( Ministerio de Hacienda, Premio Miguel de Cervantes, Universidad Menéndez Pelayo de Santander, Universidad Complutense de Madrid…) y, también, representaciones de grandes personalidades del siglo XX (Valle-Inclán, Concha Espina, Menéndez Pidal, Gregorio Marañón…) patrocinadas por la Real Casa de Moneda y Timbre.
Las técnicas que utilizó Julio López para la realización de su obra medallística, siguiendo la tesis doctoral de María Luisa Vico titulada: “La medalla editada en España (1950-1980)» publicada en 2015 serían:
“El artista prepara un boceto a lápiz, muy bien acabado, para el estudio de la composición. Una vez finalizada esta fase, pasa a modelar en plastilina sobre un soporte rígido el modelo proyectado…Julio López tiene en cuenta el volumen del anverso y el reverso para que el grosor de la medalla sea uniforme (aunque a veces no lo tiene en consideración como la medalla realizada de Menéndez Pidal)…El trabajo final en plastilina se reproduce en un material definitivo como la resina que permite el proceso de reproducción tanto bajo la técnica de la fundición, a la arena o a la cera perdida, como de acuñación…”.
De la numerosa producción medallística en bronce de Julio López analizaré, mínimamente, cuatro de ellas: medalla institucional “Una Constitución para España” (1979), medalla de un ilustre intelectual español como fue Ramón Menéndez Pidal (1962), medalla del “Centenario de las Cámaras de Comercio, Industria y Navegación de España” (1987) y medalla del Cincuentenario de la creación de las Confederaciones Hidrográficas (1976) como muestra del estilo tan especial y característico que imprimía este insigne escultor y medallista español.
La medalla que lleva por título “Una Constitución para España” (1979) tiene 8 cm de diámetro y pesa 264 grs. En el anverso aparece una niña de medio cuerpo colocada de perfil y en sus manos dos pájaros evocando, sin duda, la libertad. En la parte inferior aparece, en menor proporción, un campesino agachado realizando sus faenas y encima un trono real que se asemeja al mesopotámico tal vez para evocar el Código de Hammurabi. Todo este conjunto figurativo humano y de elementos naturales se encuentran enmarcados de forma circular por la frase: “La soberanía reside en el pueblo” dando a entender que es el pueblo español el dueño de su destino. En el reverso de esta medalla aparecen los brazos junto con las manos de la niña (tal vez para evocar los escasos meses de la aprobación de la Constitución Española) que están tocando el tallo y la rosa. Cerrando el reverso de la medalla aparece la frase: “Constitución para España” y en el exergo, año 1978.
Otra de las medallas interesantes realizadas por Julio López Hernández es la de “Ramón Menéndez Pidal” (1962). Tiene un diámetro de 8,5 cm y pesa 376 grs. En el anverso de la medalla de cobre aparece retratado de frente el insigne filólogo e historiador español de forma realista y muy pormenorizado incluso en los mínimos detalles de su rostro (barba, pómulos, arrugas…) con su nombre y apellidos rodeando el exterior del círculo de la medalla. En el reverso ocurre todo lo contrario y nos encontramos con una descripción de escena medieval situándose en el centro un caballero montando un caballo al que le falta la cabeza (el deseo de fragmentar la realidad por parte del artista) que bien podría ser El Cid Campeador. Enfrente las torres y puerta de un castillo medieval con un sol en la parte superior de la medalla y un escribano junto a una columna. A la derecha, de forma deliberadamente anárquica, la frase entrecortada dice: “El arado cantaré de piezas lo iré formando”.
En cuanto a la medalla titulada: “Centenario de las Cámaras de Comercio, Industria y Navegación de España” (1987), su dimensión es de 8 cm y su peso de 242 grs. En el anverso ocupando casi toda la cara aparece la Dama de Elche, efigie que desborda una rica personalidad. Su figura, alude, sin lugar a dudas, al nacimiento del pueblo ibérico comento de esplendor tanto agrario como ganadero y comercial. En la parte inferior de la imagen de la Dama de Elche aparece un brazo extendido y en la mano una planta madura de trigo. En la parte superior la fecha del centenario 1886-1986. En el reverso de esta medalla se sitúa la inscripción como identidad peculiar de la medalla acompañando a la imagen incuestionable de Mercurio como personalidad total del tema. Éste con su gesto impulsa a los elementos que representan de modo tradicional y ya con carácter más emblemático todos los conceptos que se encuentran en el tema del centenario.
Por último, comentaré la medalla titulada: “Cincuentenario de la creación de las Confederaciones Hidrográficas” (1976). Su peso es de 242 grs y su diámetro de 8 cm. La composición de esta medalla sugiere la división en dos grandes zonas. Por una parte, en el anverso, está el Aquelous que representaba, en la mitología griega, la corriente fluvial representado por un toro con cabeza humana y barba venerable pero todavía activo, enérgico y prolífico. En el reverso, nos encontramos con un vaso griego agujereado por todas partes que representaba al dios del agua. Los sacerdotes lo adoraban y el pueblo arrodillado ante él, daba gracias por los bienes que el agua les proporcionaba. Alrededor de este primer elemento y tomando de él su esencia, se reparten el espacio sin ninguna prioridad el poste eléctrico que nos aporta energía, el pequeño bodegón que alude al servicio urbano de las aguas o el caballero sobre el delfín que bien pudiera hacer alusión al ocio, es decir a la pesca y navegación.
Julio López Hernández fue un importante escultor y medallista que realizó miles de objetos con sus manos empleando fundamentalmente el cobre como metal pero también hizo obras en arcilla. Sus esculturas están presentes en muchas plazas y calles españolas y extranjeras. No despreció, en absoluto, el denominado arte menor como las medallas de cobre de pequeño o gran tamaño. Su obra artística está representada en el Museo del Prado, British Museum, Real Academia de Artes de San Fernando, Fundación Banco Santander o Fundación ICO, entre otras.
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