Ha llegado a tal extremo el asunto que la dimisión de un mentiroso como el ex ministro Soria es alabada por el presidente en funciones sin una crítica a su complejo de Pinocho. El presidente del sindicato Manos Limpias y el de Ausbanc están encarcelados acusados de chantaje y en su caída se pretende arrastrar a la abogada Virginia López Negrete que, cómo su tocayo mejicano – el de los corridos -, pretende hacer cantar a los responsables del Caso Nóos. Su insistencia, que pone en peligro la supuesta inocencia de la infanta Cristina, ha hecho cabrear a más de uno. Hasta el fiscal Horrach tuvo el miércoles un grave encontronazo con la abogada, recordemos que el juez anticorrupción y la Abogacía del Estado – Hacienda no somos todos -, han considerado desde el primer momento que la infanta Cristina es inocente y que no existe un solo indicio de delito que la incrimine. El tribunal del caso ha decidido no resolver la petición de los abogados de la infanta y de Urdangarin de dejar fuera al sindicato Manos Limpias y se seguirá preguntando a Cristina de Borbón. Se destapa también que Ausbanc, por su parte, recibía oportunas subvenciones como asociación de consumidores para no sacar a la luz temas delicados y que, terminada esa fuente de financiación, se han dedicado a “acciones” más directas. Corinna, la “intima amiga” del rey emérito, aparece como titular de cuentas offshore o Ignacio González, ex presidente de la Comunidad de Madrid y propietario de mansiones suntuosas y horteras, conseguidas, al parecer, a un precio muy especial. La última es que el juez de Valencia, que lleva el caso Taula del ayuntamiento valenciano, ha pedido este mediodía al Supremo imputar a Rita Barberá, la reina del pitufeo, de blanqueo de capitales.
Por desgracia podría alargar este artículo con cientos de nombres y docenas de páginas y ejemplos de casos de responsabilidad jurídica y también política. Pero en resumen la cantidad y “calidad” de los implicados y sospechosos es tan grande que puede considerarse como una pandemia nacional. Y las pandemias sólo pueden acabarse con una actuación drástica y una vacunación para evitar un nuevo brote.
Ahora que al parecer estamos abocados a nuevas elecciones, deberían incluir los partidos en sus programas la creación de una oficina anti corrupción que unifique a medios policiales, de la justicia y de hacienda, para la persecución de la corrupción desde todos los frentes y a todos los niveles.
Como pasa con las fichas de dominó y con las caras de la luna, todos estos personajes ligados con el poder, tienen la parte luminosa dónde aparecen sus dígitos que todavía despiertan admiración y respeto, y el envés oscuro que les unifica con la negrura de la corrupción. Las fichas han empezado a caer y van empujando a las demás. Todo apunta que alcanzará hasta al seis y la blanca doble.
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