A pesar de estos esfuerzos, estamos alarmad@s de que en las discusiones sobre el post-2015, poco parece estar en marcha para revertir la tendencia de “seguir haciendo lo mismo de siempre” y que la ONU está a punto de perder la oportunidad de transformar el círculo vicioso actual de Desarrollo centrado en el crecimiento económico que sólo alimenta las desigualdades, inequidades, la degradación ambiental y la marginación y no en un círculo virtuoso donde los derechos humanos y la justicia prevalezcan. A pesar de la declaración del Secretario General de la ONU que “nadie se quedará atrás “, los Objetivos de Desarrollo Sostenible [ODS] no están en camino de ser construidos en las prioridades esenciales para una agenda global post-2015, en concreto sobre derechos humanos y dignidad para todas y para todos.

En la Declaración del Milenio, los gobiernos se comprometieron explícitamente a “promover … el respeto de todos los derechos humanos internacionalmente reconocidos (…), incluido el derecho al Desarrollo [y] (…) a luchar por la plena protección y promoción en todos nuestros países de los derechos civiles, derechos políticos, económicos, sociales y culturales para todos y para todas.” Es inaceptable que en este momento de la historia de la ONU, a pesar de todos los acuerdos y compromisos que afirman la interrelación de todos los derechos, todavía haya una desconexión peligrosa entre desarrollo y derechos humanos.

Esto significa que la lección más importante de los ODM todavía no se ha aprendido: que el Desarrollo Sostenible es imposible a menos que los derechos humanos estén en el centro como un pilar fundamental de las sociedades vibrantes, iguales y prósperas. El progreso en los derechos de las personas y la igualdad de género en la agenda de desarrollo requiere una atención crítica para los interconectados e indivisibles derechos sexuales, reproductivos y otros derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Por otra parte, para ser realmente eficaz e integrador ante las actuales desigualdades en el mundo, la agenda post-2015 debe centrarse en una justa distribución de los beneficios del desarrollo, considere y se comprometen a la creación de un entorno macroeconómico favorable para el logro de los objetivos de desarrollo y garantizar que los derechos humanos son la base de todos los esfuerzos de desarrollo.

El nivel actual de las desigualdades es un insulto y, como ciudadan@s del mundo, no estamos de acuerdo con la inversión de recursos humanos y financieros de los gobiernos en la ONU para reafirmar simplemente lo acordado hace 20 años, o en el documento final de Río +20. Exigimos que se vaya más allá de estos compromisos y se establezca una agenda de desarrollo bien articulada e interrelacionada con los derechos humanos, con responsabilidades concretas para todas las partes implicadas en materia de políticas transparentes, programas  servicios. Esto significa nombrar a titulares de los derechos y a responsables de su cumplimiento, la identificación de las obligaciones de todas las partes, centrándose en la ejecución y la rendición de cuentas a través de medidas jurídicas, normativas y medidas institucionales para la realización plena de todos los derechos humanos para todas las personas. Significa prevenir cualquier tipo de sesgo cultural, étnica, de género, religioso u otros, la posible falta de reconocimiento de los derechos de ciertas categorías de personas y categorías de derechos cuando configuran el futuro.

No habrá sostenibilidad de cualquier modelo de desarrollo sin derechos humanos . Necesitamos y exigimos a los Estados miembro y organismos de la ONU que demuestren y sostengan el liderazgo y voluntad política necesarios para garantizar que la agenda de desarrollo post-2015 se basa en la plena realización de los principios fundamentales de los derechos humanos, la igualdad, la no discriminación y la justicia social para todo.

El futuro que necesitamos requiere acciones valientes para dar forma al futuro que queremos. Las organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo están observando. Y tenemos la esperanza de que se nos escuche.

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