En las horas
he recorrido
los guiños de la
madrugada
y en el despertar
silente
se ha recreado mi alma
El sol cubierto de
nubes
no engaña
infunde vida
a las palabras
Bajo
el gris del cielo
la luna y el verde
se conjuraban
En un sin parar,
el silencio
no acalla
el bramido
que me alcanza
Lloviendo margaritas
en enero
hay espacio
para la esperanza
Saciaré mis ojos
en las ramas
donde se mecen
los estorninos
y al soplo de mis pasos
bandearán sus alas
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