En una de las imágenes televisivas de Manila, la cámara captó su atención en varias calles, entre la que llamaba la atención un descolorido rótulo que indicaba el nombre de una de ellas: “Dos Castillas”, cruzando con “Cervantes St.” A su alrededor, toda una amalgama de luminosos y modernos rótulos escritos en tagalo e inglés, hablaban de comercios y de multitud de servicios.

“Dos Castillas”, como si se hubiera colado por el túnel del tiempo, recordaba el amplio periodo en el que Filipinas formó parte de la comunidad hispana, concretamente, desde 1521 hasta 1898. Actualmente queda muy poco de aquella presencia, los apellidos, así como los topónimos de ciudades y pueblos, y miles de palabras en el tagalo. Hoy en día la población tiene ese idioma como lengua nativa, y el inglés como lengua franca, pero… ¿qué ha sido del español? Recordemos que en los años veinte, la mayoría de periódicos se expresaban en nuestro idioma, y en Intramuros, vivían miles de descendientes españoles hasta que en la Segunda Guerra Mundial fue destruido por la aviación nipona. Después llegaría la etapa de la posguerra y la política norteamericana, que se encargó de generar estereotipos y prejuicios hacia nuestra cultura para implantar el inglés, lo que reafirmaba su status de imperio.

jose-rizalPero no sería justo culpabilizar ni a japoneses ni norteamericanos de la desaparición del idioma español. Hay que recordar la figura de José Rizal, uno de los escritores del siglo XIX más importantes, autor de novelas como “Noli me tangere” o “El filibusterismo”, en las que realizaba una osada e inteligente crítica a la política colonial española y a las injusticias que se cometían en los territorios de ultramar. José Rizal fue un escritor muy poco reconocido en España precisamente por su rechazo a la forma de gestionar el imperio y su actitud a favor de la autonomía. Su calidad literaria es de las más excelsas de aquel siglo, y su obra es estudiada por todos los filipinos amantes de la cultura, de lectura obligada para los estudiantes de español en Estados Unidos. ¿Cuál es la causa de que en nuestro país no aparezca en los libros de literatura? ¿Acaso no queremos reconocer que estamos ante uno de los mejores escritores en español no solo de Filipinas sino del romanticismo?

Tal vez las causas se deban a un vergonzoso y vergonzante hecho del que nos aterra hablar: debido a sus ideas nacionalistas, decidimos fusilarlo.

José Rizal además de escritor fue un prestigioso médico que desarrolló buena parte de su trabajo en Cuba, y volvió a Filipinas donde la acusación de sedición le llevó a la muerte. Hoy en día es Héroe Nacional, y no hay filipino que no haya leído alguna de sus obras, todas, en español.

El siglo XIX fue trágico para España, pero debemos superar las heridas del pasado, afrontar el futuro de forma más optimista y comenzar a tratar a Filipinas de igual a igual, reconociendo institucionalmente la figura de José Rizal, reeditar sus obras y disfrutar con ellas, y pedir disculpas por su fusilamiento. Nunca es tarde.

A los filipinos les llaman los “latinos de Asia” por su alegría y espíritu vitalista. Para ellos el español es como para nosotros el latín, una lengua muerta que nunca se ha marchado del todo, aunque comienza a haber miles de estudiantes entusiasmados con aprender español, no tanto por la herencia recibida sino por conseguir mayor proyección profesional, trabajar en los call center dirigidos por norteamericanos que exigen saber español por la cantidad de mexicanos y centroamericanos que los usan. Hoy en día, según el Instituto Cervantes, hay veinte millones de estudiantes de español en el mundo, pero no porque nuestro país sea importante o influyente, sino por Latinoamérica y por los más de cincuenta millones de hispanos en EE.UU.

Esta es la realidad, deberíamos conocer un poco mejor la historia moderna de las Filipinas, aprovechando que en aquel país hay nuevos representantes políticos para mejorar las relaciones y reforzar la enseñanza de nuestro idioma, aunque sea contratando profesores mexicanos, como se comienza a hacer, porque ese es el español que tiene futuro, y porque lo de contratar…no se nos da demasiado bien.