Y entonces vinieron ellos:
los que compran espacios
donde el amor se vende,
los que derriban las voces
para acallar lamentos de sangre,
los que desarraigan princesas
para pervertir el futuro
de las luciérnagas.
Han traído
los ojos disfrazados de soldados
dispuestos a la lucha:
manos inútiles
para amortajar las sombras,
bocas umbrías
para desterrar la fe,
sexos hermafroditas
para recortar la pasión.
Traficantes de des-sueños y de azules,
chamarileros de la luz,
saltimbanquis de la rabia,
repatriadores de lodos:
y nadie
ha osado interferir
en la carne descubierta y en la náusea,
nadie ha recuperado la sal
de los amores perdidos.
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