El promotor del PRI fue Elías Calles en 1929, al que llamó Partido Nacional Revolucionario. Su intención fue que el nuevo partido fuera un mecanismo de unión y también de pacificación utilizando las instituciones. Miguel Alemán, el año 1946, le cambió el nombre por el de Partido Revolucionario Institucional. El PRI, como partido oficialista ha gobernado Méjico hasta el año 2000.
Con el PRI, el presidente de la República era jefe del partido durante seis años de poder. A la vez, el presidente ha sido una institución patriarcal a la que se ha comparado con el Tlatoni de los mexicas. En cualquier caso, posiblemente el propio PRI acabó convirtiéndose en una superestructura que ha condicionado y paralizando al país.
Con el tiempo, la devaluación del dólar y la paralización económica que esto provocó, el aumento de la delincuencia y el disgusto generalizado de la población, el Partido Acción Nacional ganó las elecciones presidenciales (el 2 de julio de 2000) y por primera vez en Méjico un partido distinto al PRI ocupó la presidencia. Vicente Fox Quesada, anterior gobernador de Guanajuato y diputado federal del PAN fue investido presidente el primero de diciembre del 2000.
[El PRI, como partido oficialista ha gobernado Méjico hasta el año 2000]
Fox quiso que Méjico fuera una historia de éxito de nuestro tiempo, aumentando las alianzas de comercio con Estados Unidos, la Unión Europea y América del Sur. Sin embargo, aunque Fox trató de luchar contra la corrupción, el paro y los males endémicos de Méjico, sus críticos han vituperado su gestión.
En las elecciones del 2006, los candidatos, especialmente Felipe Calderón (del PAN) y Andrés M. López Obrador (Partido de la Revolución Democrática) no sólo se embarcaron en una guerra mediática de insultos y agravios mutuos sin precedentes en la historia política de Méjico, sino que hasta recurrieron a prácticas electorales poco éticas y cuestionables.
Hoy, todavía permanece en el pensamiento de muchos ciudadanos el recuerdo de ese 2 de julio del 2006, el día en que acudieron a las urnas para elegir a un nuevo presidente de entre los dos candidatos con mayor opción de triunfo: Calderón y López Obrador. Los dos candidatos representaban propuestas políticas enfrentadas que polarizaron a la ciudadanía mejicana. La lucha fue muy cerrada, hasta llegar a los extremos de que a las once de la noche del día de la elección, el presidente del Instituto Federal Electoral, Luis Ugalde, apareció en cadena nacional de radio y televisión para decir que no podía dar a conocer un resultado definitivo.
Tanto Calderón como López Obrador se autocalificaron como ganadores. Ambos aseguraron que tenían una ventaja sobre su contrincante de cerca de 500.000 votos. Comenzaba así una dura batalla postelectoral.
El autoproclamado vencedor y candidato de la izquierda exigió un recuento manual, uno a uno, de los votos. Unos días después las autoridades electorales confirmaron que el ganador era Felipe Calderón. Inmediatamente, López Obrador denunció un fraude masivo, presentó impugnaciones a la elección y encabezó una movilización social en todo el país.
[Tanto Calderón como López Obrador se autocalificaron como ganadores]
Cuatro meses después la justicia electoral ratificaba el triunfo de Calderón, poniendo fin a la controversia legal que mantuvo a Méjico en vilo en medio de un fuerte ambiente de tensión política.
Aunque en esos momentos, no se sabía exactamente qué podía ocurrir en México, hoy las turbulentas aguas han vuelto a su cauce.
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El antiguo candidato López Obrador sigue diciendo que sí hubo fraude, y que fue él quien ganó la elección presidencial: “A un año de distancia, no sólo nosotros sino muchos mexicanos más que no votaron por nosotros, sabemos que nos hicieron trampa y que la mafia impuso a un presidente espurio… reafirmo y nos reafirmamos, ganamos la elección presidencial. De eso no tenemos la menor duda”, dijo López Obrador.
El excandidato de la izquierda ha seguido recorriendo el país buscando sumar más partidarios a su causa: “A un año del fraude electoral, podemos decir con orgullo y precisión que la derecha y sus aliados se equivocaron, aquí estamos, aquí seguimos, convencidos más que nunca de la necesidad de llevar adelante un proyecto alternativo de nación”, ha comentado López Obrador.
Quienes continúan apoyándolo en el PRD, encabezan una oposición que lejos de negociar para impulsar su propia agenda, lo que busca es confrontar y bloquear totalmente la gestión de gobierno.
Los ataques a López Obrador por su cercanía al venezolano Hugo Chávez también se han dejado oír. Incluso se comenta que la estrategia y la financiación se las suministra el dictador populista.
Por otro lado, el presidente Calderón gobierna e impulsa los temas que su organización, el conservador Partido Acción Nacional, quiere aprobar, al tiempo que afirma que la tormenta política ya pasó: “Del 2 de julio a la fecha se han podido consolidar las instituciones democráticas, se ha reducido el clima de crispación y de rencor que fue sembrado e inoculado en un segmento de la población”.
[El gobierno y el propio PAN apuestan por que el país continúe en relativa calma]
“De un año para acá, las condiciones de México han cambiado significativamente”, agregó Calderón en los días previos al 2 de julio de 2007.
Parece claro que el gobierno y el propio PAN apuestan por que el país continúe en relativa calma. Entre tanto, muchos de los problemas que la elección del año pasado sacó a flote, siguen sin resolverse, entre ellos, la pobreza y la inseguridad.
Parece que este desgaste interno podría pasar factura a Méjico si no se alcanza una real estabilidad y una concentración de esfuerzos en los problemas reales del país.
Junto a esta pincelada de la maltrecha estructura social y política que han dejado las elecciones de 2006 en Méjico, es interesante analizar los dos ejes más importantes de la proyección de los mejicanos hacia el exterior: Estados Unidos y Europa.
Relaciones de Méjico con Estados Unidos
Tras años de estar en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés), sorprende el profundo nivel de integración económica que, en términos generales, se está alcanzando entre las dos naciones. Méjico ha pasado de déficits comerciales a una balanza positiva en su comercio con Estados Unidos. Es actualmente el segundo socio comercial de Estados Unidos, y su destino es convertirse en el primero.
Un gran impacto positivo del TLCAN, en ambos lados de la frontera, es la creación de cientos de miles de nuevos empleos con mejores sueldos. De hecho, más de la mitad de todos los nuevos empleos creados en Méjico tienen que ver con las exportaciones. Por otra parte, la inversión bilateral también registran niveles sin precedentes (el 70% de toda la inversión extranjera directa en Méjico proviene de los Estados Unidos y Canadá). Por lo que toca al comercio, casi el 90% de todas las exportaciones mejicanas se dirigen a los Estados Unidos, mientras que Méjico y Canadá son destino de 36% de las exportaciones estadounidenses.
[Estados Unidos ha puesto en pie su proyecto de muro que separe el norte del sur a lo largo de su extensa frontera]
Recientemente se ha prestado mucha atención a si el TLCAN ha afectado negativamente a los agricultores mejicanos. Hay que decir que, de hecho hay cultivos mejicanos y zonas agrícolas que se han visto muy afectados por los efectos del Tratado. Si bien, en conjunto, se han duplicado las exportaciones de productos agrícolas mejicanos a los Estados Unidos bajo el TLCAN.
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Pero el punto espinoso de las relaciones entre los dos vecinos de América del Norte es la emigración mejicana buscando el sueño americano. La progresión ha crecido enormemente y la frontera común no cesa de ser traspasada por latinoamericanos que buscan colarse en suelo norteamericano. Tal es así que las remesas enviadas por emigrados mejicanos desde Estados Unidos se duplicaron en menos de cuatro años, pasando de 6 millones de dólares en el 2000 a 13,5 millones de dólares en 2003 y la progresión continua.
Un cambio que ya ha afectado positivamente a miles de familias mexicanas de manera muy real es la que se refiere a facilitar y reducir el costo del envío de remesas de mejicanos que trabajan en los Estados Unidos a sus familias el (año pasado, las remesas superaron los 10 mil millones de dólares, más que los ingresos por turismo). Los estudios muestran que cada reducción del 10 por ciento en el costo de enviar las remesas da como resultado que mil millones de dólares adicionales vayan a la economía mejicana.
El lado poco amable del fenómeno de la emigración lo constituye la circunstancia de que para frenar la constante avalancha humana sobre su frontera, Estados Unidos ha puesto en pie su proyecto de muro que separe el norte del sur a lo largo de su extensa frontera.
Es un hecho que los méxico-americanos son el grupo étnico de mayor crecimiento en los Estados Unidos y que los ciudadanos norteamericanos temen una avalancha de personas cada vez mayor procedentes de su vecino del sur. Porque, como es lógico, este aspecto va unido al del aumento del tráfico de droga, a la trata de blancas y al comercio de seres humanos y a la delincuencia en términos generales, pese a que el emigrante de verdad lo único a lo que aspira es a convertirse en un estadounidense rico.
Relaciones de Méjico con la Unión Europea
Durante el año 1975 Méjico y la, por aquel entonces, Comunidad Económica Europea, firmaron un Acuerdo de Comercio y Cooperación en vistas a proveer de un marco legal a las relaciones comerciales e impulsar la cooperación. Curiosamente, desde entonces, las relaciones políticas se intensificaron, no así las comerciales que decrecieron de forma significativa.
A partir de los noventa se produjeron cambios notables en el contexto internacional y en las estrategias tanto de la UE como de México. En tanto que la UE se consolidaba como el bloque regional más fuerte del mundo y se lanzaba a la conquista de los mercados de inversión y de comercio en toda Latinoamérica, México diseñó una estrategia para profundizar y ensanchar todos los vínculos mantenidos con la UE. No obstante, pese a que la UE continuó siendo el segundo socio comercial de Méjico, el comercio entre éste y la UE decreció durante la década de los noventa en 43%.
[Para Méjico el Tratado supone aprovecharse del alto poder de inversión de Europa, de la transferencia de tecnología y acceder a un amplio mercado europeo]
El mes de mayo de 1995, Méjico y la Unión Europea decidieron profundizar sus relaciones bilaterales mediante la creación de un nuevo marco que permitiera alentar el diálogo político, establecer un área de libe cambio e intensificar la cooperación con el fin de contribuir en el largo plazo a la promoción de valores fundamentales como el respeto a los derechos humanos, el Estado de Derecho, la democracia y la seguridad.
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Así, el 8 de diciembre de 1997 concluyeron las negociaciones del Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación, también conocido como Acuerdo Global, instrumento que entró en vigor en 2000 y que aúna en un solo texto los asuntos comerciales, políticos y de cooperación. Con lo cual se configura como el acuerdo más ambicioso y completo que ha firmado Méjico, y el único de este tipo que la Unión Europea ha negociado con una nación no europea.
La firma del Acuerdo Global fue el paso que precedió la firma del TLCUEM. Entre noviembre de 1998 y noviembre de 1999 se celebraron nueve rondas de negociación, y aunque se habían producido algunas discrepancias sobre acceso a mercados y reglas de origen, el 24 de noviembre se logró cerrar la negociación. El 23 de marzo de 2000, se firmó el TLCUEM en el marco del Consejo Europeo de Lisboa.
A partir de ese instante, bajo ese Acuerdo, la Unión Europea se benefició al poder competir en iguales condiciones con los países con que Méjico ya tenía tratados de libre comercio, lo que le permitiría recobrar y extender su presencia en el mercado mejicano e internacional. En efecto, el TLCUEM aseguró a los capitales europeos equiparar los privilegios que Estados Unidos alcanzó en México con el TLCAN. De hecho, el comisario de comercio de la UE, Pascal Lamy afirmó que la UE alcanzó con Méjico la paridad con el TLCAN (Nafta Parity), dado que el TLCUEM no sólo cubre una desgravación arancelaria similar al TLCAN (en muchos casos mayor y más rápida), sino porque incluye capítulos como inversiones, compras gubernamentales, facilidades al comercio, políticas de competencia, y derechos de propiedad intelectual.
Para Méjico el Tratado supone aprovecharse del alto poder de inversión de Europa, de la transferencia de tecnología y acceder a un amplio mercado europeo. Tanto el TLCAN como el TLCUEM son mecanismos tienen mecanismos similares y están bajo las normas de la Organización Mundial del Comercio.
[La UE quiere desembarcar en Méjico para no perder presencia en tal mercado y para poder entrar en Estados Unidos y Canadá]
Se puede afirmar que el TLCAN fue negociado a la luz de la necesidad de crear un marco formal y normativo de los flujos de comercio ya existentes con Estados Unidos, y que el TLCUEM fue firmado para diversificar la concentración de los flujos comerciales de Méjico y a fin de atraer inversiones del mercado más grande del mundo.
En definitiva, la UE quiere desembarcar en Méjico para no perder presencia en tal mercado y para poder entrar en Estados Unidos y Canadá utilizando los mecanismos del TLCAN.
De todas formas, en otro aspecto, las relaciones culturales y humanas entre las dos áreas todavía no han progresado todo lo que sería de desear.