Desde su nacimiento, las compañías eléctricas siempre estuvieron en las manos de carámbanos, perdón, de burgueses dispuestos para hacer su agosto en pleno invierno. Ya en aquella dictadura de corazones fríos y armas calientes, tuvieron que dejar algunos de los puestos de sus órganos de gobierno a conocidos fascistas y especuladores del Régimen. En democracia las cosas no han ido mejor para el Pueblo y las hábiles y privatizadas compañías eléctricas han cedido algunos sillones a políticos de uno y otro signo. Muchos cambios a través del tiempo para que todo siga igual.

En un día la subida del costo eléctrico ha sido del 9% lo que acumula en lo que va de año un 48% de aumento y precisamente, cuando el invierno se muestra más duro y los hogares acusan más la pobreza energética.

Para que no nos sintamos engañados y se entre en una guerra de cifras y porcentajes, el ministro de Industria lo ha dejado claro: la media de aumento por hogar será de 100€ anuales. Algo que para el ministro es una bagatela, pero que para muchos hogares es un drama.

¿Por qué ocurre todo esto? La ley del sector energético es lo suficientemente difusa  y opaca para que las eléctricas y sus mamporreros sigan beneficiándose. No prevé ni la auditoria de los costes, ni el sistema tarifario ni como las eléctricas miden los consumos de los hogares, todo está bajo una nebulosa aplaudida por hacienda que sigue cargando el 21% de IVA, como si la energía de hogar fuese un artículo de lujo. Nadie, ni siquiera el Parlamento ni el ministro del ramo, saben cuál es el coste real de la energía eléctrica, y eso que los partidos más importantes tienen afiliados suyos en puestos del Consejo de Administración de estas compañías. ¿No les recuerda al tema de las Cajas y Bancos?

Por otro lado, y para proteger a las eléctricas, no se permite el desarrollo de energías alternativas. Se han paralizado las ayudas al sector de la energía solar y se rechazan soluciones alternativas, como las baterías de hogar de tipo Tesla, una batería que podría acumular energía en los hogares y negocios por un precio muy razonable.

Los políticos, duchos en encontrar excusas, me dirán lo de los bonos sociales y precios especiales para parados; traten ustedes de conseguir alguno y verán las dificultades que les ponen. Pero es que, además, el Pueblo está harto de mendicidades, ¡queremos justicia y precios justos!

Deben establecerse de inmediato una serie de disposiciones como el control de los costes; un sistema claro y transparente de mediciones, precios y facturaciones; unos precios especiales para economías frágiles; la prohibición de políticos en activo, cesantes y conversos, de poner sus posaderas en sillones en empresas de sectores estratégicos; reducción de los tipos del impuesto sobre el valor añadido; inspección sobre beneficios y sueldos de ejecutivos; y por supuesto derogación, modificación y publicación urgente de una nueva Ley del Sector Energético.

Y no me digan que como son empresas privadas las acciones que propongo serían intervencionismo y merma de la iniciativa privada, porque el sector energético es necesidad pública y no se puede consentir que por ejemplo, el presidente de Iberdrola,  Ignacio Sánchez Galán, según la información facilitada por su Compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), tenga unas retribuciones de 4,6 millones en metálico al año y 2,95 millones más en acciones de la empresa como incentivo de un bono, tiene bemoles que coincida el nombrecito, por la consecución de los objetivos, es decir y supuestamente: mayores beneficios a costa del frío de muchos hogares.

Ya ven, entre los de siempre y los arribistas, estamos jodidos…de frío. Como decía Machado: “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”; tenía más razón don Antonio de la que pensaba.