Con el mismo nombre, “La Guirnalda”, y en dicha editorial, se difundía un periódico quincenal dedicado al Bello Sexo, así se anunciaba, en Madrid, en la calle de Las Pozas número 12, pero, además, también se publicaba en “La Guirnalda”, un apartado titulado “Manual de costurera en familia”, en el que se podían encontrar patrones y figuras a tamaño natural para el corte de los vestidos. No me digan que no es curioso que algunas obras de Galdós fueran publicadas, por primera vez, en esta editorial tan femenina. Cuando he preguntado sobre las obras de Benito Pérez Galdós nadie citaba en sus respuestas “Lo prohibido”. Publicada, en dos tomos, en 1884 y 1885, por la citada editorial. Es lógico que no se cite pues es una de las obras menos conocidas del célebre autor canario. En el primero de los tomos, ya en el capítulo 1, Galdós aborda el tema femenino, presentándonos, a través del personaje principal de la novela, José María Bueno de Guzmán, afincado en Madrid hacia 1880, en los últimos momentos del reinado de Alfonso XII, a sus primas madrileñas: María Juana, Eloísa y Camila, haciendo de ellas las protagonistas y mostrándonos un estudio psicológico detallado de cada una de ellas.

No es de extrañar que el autor de Doña Perfecta, Marianela, Fortunata y Jacinta, Electra, Tristana, Santa Juana de Castilla, Gloria, La de Bringas, La desheredada, Sor Simona, Casandra, entre otras, nos presente, en su obra “Lo prohibido”, ese minucioso estudio de su particular universo femenino, aunque lo comience diciendo, movido por el pensamiento machista de la época que infravaloraba a la mujer, cito textualmente: «Y eso que son mujeres, y en opinión mía (que será un disparate fisiológico, pero es una opinión) las mujeres tienen más nervios que los hombres. Ninguna de las tres ha presentado hasta ahora desconciertos nerviosos que me pongan en cuidado, a excepción de aquellas que vienen a ser como de rúbrica en el bello sexo y sin los cuales hasta parece que perdería parte de sus encantos.»

El autor nos dice, en boca de su personaje, que entre los géneros hay diferencias de temperamento pero he de decir que, como antropólogo, en realidad las personas son diferentes no precisamente por el género sino por su propia condición de ser humano y así el temperamento, la fuerza, la sensibilidad, la arrogancia  la inteligencia no son cualidades que se puedan asignar, de forma generalizada, a un sexo o a otro, pues eso es como decir que un blanco es superior a un negro en inteligencia cuando lo correcto sería decir que hay negros y blancos inteligentes y blancos y negros menos inteligentes, no es cuestión de color ni tampoco de género y sí de capacidad individual.

Curiosamente en “Lo prohibido”, en el capítulo I, apartado III, podemos leer, en relación a su prima Eloísa, pues el tema central es las patologías que aquejan a todos los miembros de la familia Bueno de Guzmán, pues todos, sin excepción, tiene algún problema, y en el caso de Eloísa era que le tenía horror a las plumas, pues tenía la sensación de tener una pluma atravesada en la garganta sin poder expulsarla… y Galdós escribe «Se pone nerviosísima a la vista de un canario…» pudo decir a la vista de un vencejo u otra ave pero utiliza canario.

Sigue el autor de “Lo prohibido” escribiendo: «En cuanto a las mujeres de la familia las ha habido ilustrísimas por la virtud, algunas heroicas, pero también las hemos tenido de temperamentos exaltados, que más vale no hablar de ellas.» En cuanto a su prima Eloísa, casada y amante del protagonista, nos decía, encandilado por sus encantos: «Desconfiado siempre de mí mismo en materia de gusto artístico, me sometía al parecer de Eloísa y nada se ponía en las paredes de mi casa sin que antes pasase por la prueba de su entendida crítica…

Ningún día de gran comida dejó Eloísa de sorprendernos con alguna novedad añadida a las riquezas de su bien puesta casa. Aquella noche (una de tantas) GALDÓS RECARCA LO DE LAS NOCHES COMPARTIDAS DE MANERA ALGO SOLAPADA. Eloísa se nos muestra como entendida en arte y compradora de objetos de lujo, cuando en aquellos momentos los entendidos en arte, generalmente, eran los hombres, digo esto porque, en general, en las protagonistas de “Lo prohibido” se infravalora, o se le asignan adjetivos inapropiados, a la figura femenina, pero en el caso de Eloísa he de decir que, por momentos, se le eleva a los altares. En el capítulo XV, apartado II, sin embargo, leemos: «Las tonterías de Camila, que antes me fueron antipáticas, encantábanme ya, y sus imperfecciones me parecían lindezas.» También se le dedican otras palabras a Camila, como por ejemplo: «No tardó en aparecer la borriquita, limpiándose las lágrimas y sonriendo.» Esta obra, para algunos entendidos es, por así decirlo, la antesala de “Fortunata y Jacinta”. Hace ya muchos años un compañero de departamento educativo me decía que las mujeres no se podían quejar pues Galdós tituló a sus mejores obras con nombres de mujeres y hablaba de mujeres y recuerdo que le contesté que debían ser las mujeres las que hablaran de ellas mismas y así erigirse en verdaderas protagonistas.

Para finalizar decir que Galdós tuvo mucho de premonitorio y en la introducción y notas de Ángel del Río al trabajo titulado «Benito Pérez Galdós: Torquemada en la hoguera», del Instituto de las Españas en los Estados Unidos, publicada en Nueva York en 1932, se puede leer una profecía del propio Galdós que al ser criticado, por algunos, en su tiempo, por sus ideas y por su estética, decía: «Yo imagino, sin embargo, un tiempo en que cambiarán de parecer los que hoy empiezan a verme como un viejo maniático, obstinado en tomar en serio las luchas del siglo XIX y en ver por todas partes supervivientes del absolutismo.» Y, como hemos podido comprobar y seguimos comprobando, ese momento llegó.

 

Juan Francisco Santana Domínguez es miembro de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional y Director del Capítulo Reino de España.