Ambos títulos, el español y el norteamericano me vienen al pelo para comentarles la desgraciada noticia de los whatsaap de algunos viejos militares, en particular de una promoción del Ejército del Aire, donde añoran y reclaman un cambio de régimen con millones de fusilados de por medio y con el regreso a una nueva dictadura como la que encabezó el Enano de Salamanca. Aclararles que el alias no es mío sino de otro general golpista llamado Queipo de Llano.
Este miércoles, la revista satírica El Jueves, repartió carnets para los 26 millones de ciudadanos que, según esos malditos, se deben fusilar. Se trata, según la revista, del documento nacional de hijo de puta, todo un derroche de humor porque esto hay que tomarlo a cachondeo.
Estamos ante una extraña, decadente, delictiva y particular visión de unos pocos y caducos generales, jefes y oficiales, que algún día ostentaron mando en plaza, escuadrilla o acuartelamiento y que tenían que ser el baluarte y la protección de los ciudadanos. Ninguno de ellos tiene la edad suficiente para haber combatido en aquella incivil guerra, pero el cerebro lo suficientemente dañado como para añorar la órdenes del pequeño dictador de voz atiplada, que no yo, sino otro compañero golpista, Miguel Cabanellas, llamaba miss Canarias. Como ven, si ni ellos mismos se respetaban, solo se temían, cómo iban a respetar aquellos malditos al Pueblo español. Pues lo mismo les ocurre a esos viejos militares, que no les tiembla el pulso –tal vez un poco–, ya saben, por la senilidad, para llamar a otra hecatombe a la que solo podrían participar como tamborileros. De jóvenes leones han pasado a desdentados felinos, eso sí, conservando toda su mala leche. Eso ha llevado a que el Ministerio de Defensa haya presentado denuncia ante la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid por el contenido de los espasmos y vómitos de ese maldito chat, por considerar que puede haberse cometido un delito. Que, y ojalá me equivoque, acabará en nada.
El crítico de cine Miguel Ángel Palomo del Diario El País, decía en su día respecto al film norteamericano: Excelente y vigoroso filme (…) una particular mirada sobre conceptos como el honor y el compromiso. Precisamente lo que no tienen los militares del WhatsAap que nos ocupa. Todo esto ha llevado a que otros miembros de las Fuerzas Armadas hayan cambiado de plataforma por temor a que sus conversaciones también sean difundidas; no sé si por un tema de precaución, de distanciamiento o de mala conciencia.
Por si acaso, me he hecho con uno de esos carnets del Jueves, no sea que vengan a buscarme y no esté lo suficientemente acreditado, como les paso a tantos y tantos españoles todavía enterrados en ignoradas cunetas.
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