La violencia contra las mujeres es probablemente la violación de los derechos humanos más habitual y que afecta a un mayor número de personas. Millones de mujeres y niñas en el mundo son víctimas de violencia por razón de su sexo. En la familia y en la comunidad, en tiempos de guerra y de paz, la violencia contra las mujeres es, además de la más extendida, la violación de derechos humanos más oculta e impune.

La violencia contra las mujeres está presente en todas las sociedades del mundo, sea cual sea su sistema político o económico. No sabe de culturas, clases sociales ni etnias. Este escándalo cotidiano se manifiesta de diferentes maneras y tiene lugar en múltiples espacios, pero tiene una raíz única: la discriminación universal que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo.

En todo el mundo, las mujeres se han organizado para poner al descubierto y combatir la violencia de género. Estos grupos de mujeres organizadas han logrado modificaciones en leyes, políticas y costumbres. Sin embargo, a pesar de estos importantes avances, en algunas zonas del mundo aún existen leyes y políticas abiertamente discriminatorias y en la práctica totalidad del planeta la discriminación “de hecho” sigue siendo una realidad.

La legislación internacional responsabiliza a los Estados de las violaciones de derechos humanos cometidas tanto por agentes estatales como por particulares. Esta responsabilidad incluye prevenir, investigar y sancionar la violencia, así como reparar a las víctimas.

LA MAGNITUD DEL PROBLEMA

Las estadísticas muestran que se trata de una tragedia de dimensiones mundiales, que evidencia que en ningún rincón del planeta los derechos humanos de las mujeres son garantizados.

  • Una de cada tres mujeres en el planeta es golpeada, obligada a mantener relaciones sexuales o sometida a algún otro tipo de abuso en algún momento de su vida, a manos de agentes del Estado, miembros de su propia familia o conocidos. En Estados Unidos el propio gobierno reconoce que la violencia en el ámbito familiar es la mayor amenaza para todas las mujeres, más que las violaciones y los atracos juntos.
  • La violencia en la familia es la primera causa de muerte y de minusvalía para muchas mujeres, por encima del cáncer y los accidentes de tráfico. Según informes de la Organización Mundial de la Salud, el 70 %de las mujeres asesinadas en el mundo lo son a manos de sus parejas o exparejas. En Rusia, 14.000 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o parientes en 1999, pero el país no dispone aún de una ley sobre violencia en el ámbito familiar.
  • El 80% de las víctimas de las armas ligeras en el mundo son mujeres, niños y niñas, y en los conflictos armados más recientes, la violencia contra las mujeres se ha utilizado como arma de guerra. En Ruanda y Bosnia Herzegovina miles de mujeres fueron violadas, mutiladas, secuestradas y asesinadas, acciones que posteriormente se han reconocido como crímenes de guerra y genocidio por Tribunales Internacionales.
  • Se calcula que hay 60 millones de niñas menos en el mundo a causa de los abortos selectivos y los infanticidios.

Estos datos son sólo la “punta del iceberg”, pues sólo se conoce y se registra una pequeña parte de los abusos producidos, ya que las víctimas no informan de ello muy a menudo por vergüenza o porque temen que la reacción sea de escepticismo, de incredulidad o de más violencia. La invisibilidad de la violencia contra las mujeres permite que los gobiernos, las comunidades y los particulares hagan caso omiso de sus responsabilidades.

LOS ESPACIOS DE LA VIOLENCIA

Aunque todas las formas de violencia contra las mujeres están relacionadas, ya que parten de una raíz común, es importante destacar las diferentes manifestaciones y espacios de la violencia.

La violencia cometida en el entorno familiar es la más habitual y generalmente la más impune. Las mujeres de todo el mundo tienen mayor probabilidad de ser lastimadas, violadas o asesinadas por su compañero actual o anterior que por otra persona. El domicilio privado, considerado míticamente “santuario” de tranquilidad y referente de seguridad, es para millones de mujeres un lugar de sufrimiento, donde reciben maltrato, tortura e incluso la muerte.

Además, por otra parte, muchas niñas sufren abusos sexuales en el hogar, mutilación genital femenina y otras prácticas tradicionales lesivas para las mujeres. En muchos países las mujeres son obligadas a matrimonios forzados y la desobediencia es castigada por sus familias con ataques violentos o con la muerte.

En la comunidad, las mujeres sufren violación, abusos sexuales y acoso sexual en el trabajo, en las instituciones educativas y otros espacios. La trata de mujeres, la prostitución forzada y el trabajo forzado también se incluyen dentro de esta categoría, como los abusos contra las trabajadoras domésticas -reclusión, brutalidad física, condiciones de esclavitud y agresión sexual. La persecución y la violencia contra mujeres lesbianas, estigmatizadas y violadas para corregir su desviación por encargo de sus propias familias.

Muchas mujeres sufren violencia por parte de agentes del Estado. Amnistía Internacional ha documentado numerosos casos de violación y tortura a detenidas por parte de policías y guardias de prisiones. Además, por pertenecer a una determinada minoría étnica, miles de mujeres ha sido sometidas a esterilizaciones forzosas y las mujeres migrantes son más vulnerables a sufrir discriminación y abusos sexuales por policía, guardias de fronteras, funcionarios de inmigración.

En tiempos de guerra, las mujeres y niñas son a menudo objetivo militar. Por otra parte, la gran mayoría de las personas refugiadas y desplazadas internas a causa de los conflictos, son mujeres y niñas. En estos contextos las mujeres son violadas, secuestradas, mutiladas y esclavizadas sexualmente o como combatientes. La violación sistemática a las mujeres y niñas del bando enemigo ha sido utilizada como arma de guerra en los últimos conflictos tanto por ejércitos gubernamentales como por grupos armados.

LOS RESPONSABLES

A pesar de que el derecho internacional considera la violencia contra las mujeres una violación de los derechos humanos, esta declaración realizada por la ONU en 1993 no ha ido acompañada de medidas eficaces, imprescindibles sobre todo en el ámbito estatal y local.

Los autores de los actos de violencia contra las mujeres pueden ser funcionarios u otros agentes del Estado, pero en la mayor parte de los casos se trata de particulares. Esposos o compañeros, familiares, médicos, líderes religiosos, jefes y empresas pueden ser responsables de violencia contra las mujeres y tienen obligaciones básicas con respecto a los derechos humanos.

Sin embargo, en el caso de la violencia producida por particulares, además de la responsabilidad de los autores existe una responsabilidad directa del Estado si no adopta medidas para impedir la violación de los derechos, investigar y sancionar estos actos y proporcionar reparación a las víctimas.

La violencia contra las mujeres en los conflictos armados debe ser visibilizada y sancionada por parte de los Estados y en su caso por Tribunales Internacionales. Las víctimas deben ser debidamente reparadas y debe garantizarse que los abusos no vuelvan a producirse.

Cuando las situaciones de abuso trascienden las fronteras como la trata de mujeres y niñas, los abusos contra trabajadoras migrantes, refugiadas o migrantes indocumentadas es especialmente complicado establecer responsabilidades y garantizar protección a mujeres de quienes ningún país se hace responsable.

LA CAMPAÑA

Amnistía Internacional basa su trabajo en la definición de la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de la ONU, según la cual se trata de “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.

Una vida sin violencia es un derecho humano fundamental. Desde los hogares a las zonas de conflicto, la violencia debe cesar. Esta campaña internacional contra la violencia hacia las mujeres, lanzada en marzo de 2004, es una contribución a los esfuerzos de los movimientos de mujeres en todo el mundo.

Nuestro objetivo es poner de relieve la gravedad y la dimensión universal del problema, y conseguir que los Estados asuman su responsabilidad ante estas violaciones de derechos humanos que no tienen excusa. Queremos que las leyes de los Estados consideren la violencia y los abusos hacia las mujeres como delitos graves, que se acabe con la impunidad de sus autores y que se repare a las víctimas.

La campaña de Amnistía Internacional:

  • Presionará para que se apliquen las leyes existentes que garantizan el acceso a la justicia y los servicios para las supervivientes de violación y otras formas de violencia sexual;
  • Instará a que se ponga fin a la violencia contra las mujeres a manos del Estado y sus agentes. 
  • Trabajará para dar capacitación a las mujeres

Amnistía Internacional te invita, seas hombre o mujer, a participar activamente en la lucha contra este escándalo universal. Tú puedes hacer que las cosas cambien.

AmnistiaInternacional.org