Muchos estaban antes del suceso.

Otros llegaron inmediatamente se supo la noticia desesperada.

Hace poco, en sustitución de los que se tenían que ir, nuevos refuerzos aterrizaron.

Hoy continúan haciendo maletas los que parten y los que apenas se enteran que allí los están esperando.

Los que ya se han ido han dejado pedazos de su vida al lado de los pedazos del desastre.

Los que todavía se mueven en sus calles, caminos y ciudades no piensan en la partida.

Los compromisos se han hecho con seres humanos que en la isla nacieron y con sus propias almas voluntariosas en cada momento de silencio y de soledad en las noches del Caribe.

Saben lo que es compartir su clima, sus alimentos, sus penas, sus pocas alegrías, sus esperanzas, su calor y sus huracanes.

Atrás quedó familia, amigos, mascotas, amores y mal amores. Hoy la mira está puesta en la cooperación, la solidaridad y el desarrollo.

Si su color de piel es distinto, el color de su esperanza es idéntico.

Algunos recuperaran la vida que dejaron atrás, otros cambiaran su perspectiva de la vida para siempre. Sin embargo, todos habrán puesto su granito de arena en la Perla del Caribe.

Ánimo voluntarios!

Sus sueños, mis sueños.