Berlín, Bruselas, Londres, París, Praga, Budapest, Dublín o Lisboa, entre otras ciudades europeas, han manifestado públicamente su rechazo a la sentencia que interpreta abuso donde hay una agresión clara y cobarde. En Dublín las manifestantes llevaban una pancarta que decía: España no es un país para mujeres. Y, lamentablemente, debo darles la razón. Y el problema no está sólo en que existan seres abominables  que maten y violen a las mujeres, desgraciadamente ha sucedido siempre, el verdadero drama es no tener la seguridad de que se haga justicia.

Nunca hemos sido un país ejemplar. Nos escudamos en que esto ocurre en muchas partes, jamás hemos valorado la posibilidad de ser distintos, más honestos, más justos y más respetuosos. Los canallas son educados por madres que consienten la cobardía moral de sus hijos. La sociedad les deja huérfanos de valores porque les ríe las gracias, las grasas y los calzoncillos horteras. Porque los políticos son extracto de esta misma sociedad y muchos de ellos son prevaricadores, mentirosos y ladrones, que igual engañan en sus currículos, que choricean en supermercado o adjudican de forma fraudulenta un concurso público. Porque sus dirigentes espirituales, o no consideran para nada a la mujer o si lo hacen es para criticar su lucha por la igualdad, o lo que es más cínico, pedirles sumisión. Y para colmo, la justicia se muestra tibia, incrédula e indecente en sus sentencias. Se han perdido los valores. Con todos estos ejemplos ¿qué podemos esperar? Asesinan a nuestras mujeres cuando se resisten a ser violadas y no las creen cuando sobreviven.

Y todo empieza con cosas que parecen cotidianas, ver en televisión a mujeres y hombres o viceversa que se insultan y se pierden el respeto; reír las gracias de esos tipos que anuncian que van a por la primera mujer que encuentren; soltar a los violadores presos sin asegurarse de que no van a reincidir; justificar machismos inaceptables en votos particulares de sentencias judiciales; no denunciar al vecino que maltrata a su mujer… Valores, hay que tener valor y valores. En otro caso la sociedad es un caos y tendrán razón los dublineses: España no es un buen lugar para mujeres.

La Manada. Foto: publico.es