La población siria es en su mayoría de origen árabe (el 90,3%), si bien al norte del país conviven las minorías kurda, armenia y turca, cada una con su propia lengua. Además, miles de palestinos están diseminados por todo el territorio sirio. Este país, por ello, siempre se ha querido ver como un estandarte en la lucha por lo árabe y en contra de la influencia de Occidente, especialmente de Estados Unidos.

Aunque se ha moderado, la pirámide de población siria evidencia una estructura joven: el 38,6% de los habitantes es menor de 15 años. Este fenómeno se debe a una fecundidad de 3,32 hijos por mujer, que sitúa el crecimiento anual de la población sobre el 2,4%. Si este comportamiento demográfico persiste, Siria duplicará el número total de sus habitantes en menos de treinta años. Esto le hace tener las mismas inercias y problemas de las sociedades en desarrollo con una masa importante de natalidad y de jóvenes.

Siria es una república desde 1963. En 1973 se aprobó en referéndum la vigente constitución que define a Siria como República Democrática, Popular y Socialista, basada, entre otros, en los principios de igualdad ante la ley, libertad religiosa y propiedad privada. Cada siete años se elige a un presidente, que debe ser musulmán. Y cada cuatro, una Asamblea del Pueblo y un Consejo de Ministros. Según la constitución, el presidente tiene poderes para nombrar y destituir a los vicepresidentes, al primer ministro y a los ministros. Es también comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, secretario general del Partido Arabe Socialista Baaz y presidente del Frente Nacional Progresista. Los órganos legislativos son la Asamblea del Pueblo y los Consejos de Administración Local. El actual presidente es Bashar al-Asaad (quien heredó el poder de su padre Hafed al-Asaad), y el primer ministro Muhammad Naji al-Otari.

[Siria juega un significativo rol en Iraq]

Desde luego, Siria siempre ha procurado ejercer gran influencia en el enrevesado escenario de Oriente Medio. El gobierno sirio continúa en la órbita política de Irán. Las relaciones entre estos países se mantienen desde hace 27 años y constituyen la conexión de la alianza anti-Occidente, la cual incluye a Hizbolá y Hamas.

Igualmente, Siria juega un significativo rol en Iraq, y apoya a Hamas en Palestina y a Hizbolá en Líbano. De hecho, el líder palestino del gobernante Movimiento de Resistencia Islámica, Hamas, Khaled Meshal, vive en Damasco.

LIBANO

Vecinos en el extremo norte del llamado Mundo Árabe, Siria y Líbano tienen, en parte, una larga tradición cultural y étnica común. Unidos bajo el imperio otomano, hasta 1920 fueron un sólo país, y a las autoridades coloniales francesas correspondió la decisión de dividirlo. Hay que recordar que hace años, la mayoría de los libaneses era de origen cristiano y de cultura cercana a la europea.

fotoLa presencia militar de Siria en su vecino de mucha más pequeña extensión territorial se inició hace tres décadas, durante los años de la guerra civil libanesa. Los quince años que duró el conflicto, a partir de 1975, destruyeron la capital, Beirut, al igual que la antes floreciente economía de un país cuya cultura política tolerante e incluyente atrajo intelectuales y escritores de todo Medio Oriente.

El poder político y financiero estaba en manos de la comunidad cristiana libanesa. Pero la comunidad musulmana, minoritaria anteriormente, a base de ejercer una política de crecimiento demográfico superior a la cristiana, pasó a ser mayoría y quiso dominar.

Por otra parte, la variable del conflicto árabe-israelí, con cientos de miles de palestinos refugiados que también pasaron a imponer su zona de dominio en el país de acogida, llevó al enfrentamiento entre milicias cristianas y palestinas.

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Siria inicialmente intervino en el Líbano en 1976 con el argumento de que quería proteger la minoría cristiana ante lo que parecía la inminente victoria de los radicales palestinos y los panarabistas. Siria veía este triunfo como una “amenaza a su estabilidad” y decidió quedarse para, en un largo plazo, ejercer presión en el conflicto con Israel. Parece ser que se trataba de que la presencia militar siria en el Líbano constituyera un “contrapeso” a la presencia militar israelí en el sur libanés.

Con la retirada de las tropas israelíes en 2000, la conminación de la opinión pública internacional se incrementó para lograr también la retirada de Siria siguiendo los términos del acuerdo de Taif. Este acuerdo, alcanzado en 1989, comprometió a Siria a llevar sus tropas en el Líbano al valle de la Bekaa, al este del país. Estipulaba igualmente acordar un calendario para la total retirada de los 14.000 efectivos sirios en el Estado vecino. Algo que todavía no se ha realizado.

[El papel creciente de Líbano en el mercado financiero internacional lo convierte en una plaza atractiva para el capital extranjero]

La presión internacional y libanesa sobre Siria se ha incrementado notablemente desde el asesinato del ex primer ministro libanés, Rafik al-Hariri, en febrero del 2005 en Beirut, del que la oposición libanesa culpó a Damasco. Una investigación de las Naciones Unidas implicó a funcionarios sirios en la muerte de Hariri. Ello llevó a que el gobierno pro sirio encabezado por Omar Karame dimitiera tras una ola de protestas contra la presencia siria en Líbano.

fotoDentro y fuera de Líbano continúan los llamados para que Siria ponga fin a su presencia militar en territorio libanés. Pero no se trata sólo de un problema político entre ambos países, también hay mucho en juego en el terreno económico.

La presencia de Siria no se traduce sólo en los cerca de 14.000 soldados que mantiene en territorio libanés. Se estima que los depósitos sirios en bancos libaneses llegaron hasta los 10.000 millones de dólares estadounidenses. El papel creciente de Líbano en el mercado financiero internacional lo convierte en una plaza atractiva para el capital extranjero.

Por otra parte, también hay cientos de miles de trabajadores sirios que llegaron a Líbano atraídos por la creciente industria de la construcción tras la devastación de la guerra civil. Muchos de ellos envían cantidades sustantivas de remesas a sus familias en Siria. Estos trabajadores constituyen una importante fuente de mano de obra para ese sector en Líbano.

Puede que, aunque las relaciones militares y políticas entre ambos países cambian en forma sustancial, los intercambios comerciales sin duda continuarán.

IRAQ

El influjo sirio sobre la situación iraquí es más que evidente. Y, no solamente por el millón de refugiados de Iraq que permanecen en Siria, sino por las acusaciones estadounidenses de que el gobierno sirio apoya las acciones terroristas en suelo iraquí.

Pero algo parece estar cambiando. Con motivo de la reunión de la Liga Arabe mantenida en Riyadh, el rey de Arabia Saudita, Abdulá, apartado de Assad desde el asesinato de Hariri, se mostró amistoso con el líder sirio. El acercamiento de Abdulá con Assad es una señal de la importancia de Siria como actor regional de la órbita árabe.

No obstante, los sauditas entienden que para que las tensiones de Oriente Medio se reduzcan, deben lograr que Siria negocie. Por ello, Abdulá sigue poniendo presión sobre Siria, mediante la creciente influencia saudita en los asuntos políticos de Palestina.

[Es a Siria a la que interesa hacer equipo con Arabia Saudita]

En febrero de 2007, Arabia Saudita organizó una reunión entre el presidente de Palestina Mahmoud Abbas y el líder del gobernante Movimiento de Resistencia Islámica, Hamas, Khaled Meshal, residente en Damasco. El encuentro, que dio pie al acuerdo para un gobierno de unidad nacional palestino entre Hamas y Al Fatah, significó un golpe calculado contra Damasco ya que recortó la influencia de Siria en los asuntos de Palestina.

Los sauditas manejan el escenario de una retirada de Estados Unidos de la zona. Con este horizonte Abdulá está anunciando una nueva política que debe ser coordinada con Siria. Arabia Saudita desea el equilibrio en la zona y querría que con una eventual retirada de Estados Unidos la actual alianza entre Irán y Siria acabe en enfrentamientos. Es a Siria a la que interesa hacer equipo con Arabia Saudita a fin de inclinar la balanza de poder en Iraq hacia la comunidad sunita.

Pero para ganarse a Siria, Abdulá debe también apoyar los intereses sirios en Líbano, que incluyen la reconciliación del gobierno de Fouad Siniora con los partidos de oposición liderados por Hizbolá, y contribuir al avance de la reclamación de Damasco sobre los Altos del Golán.

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ISRAEL

Con Israel, Siria sigue su política de no enfrentamiento directo. Ha mantenido un pulso con el Estado hebreo en el Líbano y mantiene su reivindicación sobre los Altos del Golán que perdió en la guerra de 1967 y que Israel se anexionó en 1981.

[Siria está llamada a ocupar una posición de relieve en la escena de Oriente Medio]

La cooperación militar de Turquía con Israel, especialmente en la época del presidente turco Suleimán Demirel, produjo preocupación en Damasco. La tensión con Turquía se incrementó cuando hace años Ankara acusó a Siria de levantar al mundo árabe contra su país y de apoyar al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en guerra con los turcos. A pesar de la mediación del presidente egipcio Hosni Mubarak, Turquía amenazó a Siria y le impuso un plazo para dejar de apoyar al PKK. Entonces; Siria expulsó al que era jefe del PKK, Ocalan, que residía en la periferia de Damasco. La temperatura bajó con la firma del acuerdo de Adana por el que Siria se comprometía a dejar de apoyar a los separatistas kurdos.

La Siria de Bashar al-Asaad, siguiendo la política de su padre, mantiene unas fuertes ambiciones de potencia regional. Todo ello pese a que la economía del país no es muy boyante. La situación social continúa siendo muy precaria, mientras que el crecimiento demográfico intenso no ayuda mucho.

Pero frente a todo esto y ahora que la presión de Estados Unidos se ha rebajado sobre este país, Siria está llamada a ocupar una posición de relieve en la escena de Oriente Medio, bien para su estabilidad, bien para su deterioro. Todo dependerá del criterio que se aplique en Damasco.