La caza furtiva, la destrucción de hábitats naturales y las situaciones de conflicto y agitación social constituyen las tres principales amenazas para la supervivencia de las especies. El pingüino papúa en la Antártida, los elefantes de la sabana africana o el caláo bicorne en Tailandia y Laos son solo algunos ejemplos de los animales que están siendo despojados de sus hábitats naturales. Sin embargo, no son los casos más graves: la humanidad está exterminando a los grandes simios, tal como denuncia la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Los resultados del seguimiento científico más riguroso del mundo, presentados el 4 septiembre en Hawai durante el Congreso Mundial de la Naturaleza, recogen 82.954 especies de plantas y animales amenazados, 23.928 de las cuales corren riesgo de extinción.

La lista sitúa al chimpancé y al bonobo, tan solo en la categoría «En peligro», pero los gorilas oriental y occidental, así como los orangutanes de Borneo y de Sumatra, están a un paso de desaparecer. El caso más alarmante reside en el primero de todos ellos, el primate más grande del mundo. A pesar de la prohibición de matar o capturar grandes simios, la caza ilegal del gorila oriental causa estragos entre sus comunidades: su población ha sufrido un declive del 70 % en los últimos 20 años, y hoy apenas llega a los 5.000 individuos.

La cebra de llanura, o cebra africana, también es víctima de la caza por su carne y su piel. Su población ha disminuído un 24% en los últimos 14 años, pasando de unos 660.000 ejemplares a poco más de 500.000, según datos de la UICN. Por ello, la Lista ha elevado a la cebra de la categoría «Preocupación menor» a «Casi amenazada». El mismo cambio han sufrido tres especies de antílopes africanos, tiroteadas cuando salen de las áreas protegidas: el duiker bayo, el duiker de vientre blanco y el duiker de lomo amarillo.

Pero los animales no son los únicos que sufren las consecuencias de la actuación humana. En Hawái, especies invasoras introducidas por el ser humano como los cerdos, las cabras, las ratas y los caracoles están destruyendo la flora nativa de las islas. El 87% de las 415 especies de plantas evaluadas están amenazadas, y 38 ya se han extinguido. «Hawái es una manifestación de lo mejor de la naturaleza, con ejemplos espectaculares de la evolución, pero enfrenta un futuro incierto a causa del impacto de las especies invasoras, demostrando hasta qué punto las acciones humanas equivocadas pueden hacer que la naturaleza se vuelva contra sí misma», dice Matt Keir, del Grupo de Especialistas de la Flora de Hawái (CSE de la UICN). «Lo que estamos observando en Hawái pronostica lo que sucederá en otras islas o en sistemas ecológicos contenidos».

Afortunadamente, «las acciones de conservación funcionan y tenemos evidencia de ello. Es nuestra responsabilidad mejorar nuestros esfuerzos para cambiar la situación y proteger el futuro de nuestro planeta», comentó Inger Andersen, directora general de la UICN. Palabras respaldadas por resultados: el panda gigante, anteriormente «En Peligro», pasa ahora a la categoría «Vulnerable» debido a que la población ha crecido gracias a programas de reforestación y protección de los bosques. «Es el mejor ejemplo de que cuando la ciencia, la voluntad política y el compromiso de las comunidades locales van de la mano es perfectamente posible salvar la biodiversidad», aseguró Marco Lambertini, director internacional de WWF, en declaraciones a Efe.

Sin embargo, la IUCN prevé que el cambio climático podría eliminar, en los próximos 80 años, más del 35% de los bosques de bambú que constituyen el hábitat del panda, anulando así los logros de los últimos 20 años. Un dato crucial que refleja la importancia de mantener las medidas eficaces y responder a las nuevas amenazas, si queremos conservar lo que nos queda de planeta.

Sara Maroto