El diálogo de mediación sin precedentes entre Survival International y El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) por incumplimiento de las directrices de la OCDE para corporaciones multinacionales se ha roto al tratar la cuestión relativa al consentimiento de los pueblos indígenas y tribales.

Survival pidió a WWF que se comprometiera a asegurar el consentimiento de los “pigmeos” bakas acerca de cómo se gestionarán en el futuro las áreas de conservación en sus tierras en Camerún, en línea con la propia política de pueblos indígenas de la organización conservacionista.

WWF ha rehusado, por lo que Survival ha decidido que no tiene sentido continuar con las conversaciones.

Survival presentó una queja sobre WWF en 2016 por la creación de áreas de conservación en la tierra de los bakas sin su consentimiento, y por no adoptar medidas de forma reiterada frente a los graves abusos de derechos humanos cometidos por los guardaparques que entrena y equipa.

Es la primera vez que una organización conservacionista ha sido sujeto de una queja bajo las directrices de la OCDE. La mediación resultante se ha llevado a cabo en Suiza, donde se encuentra la sede de WWF.

WWF ha sido clave en la creación de varios parques nacionales y otras áreas protegidas en Camerún que se ubican en la tierra de los bakas y de otras tribus de la selva. Su propia política establece que cualquiera de estos proyectos debe contar con el consentimiento libre, previo e informado de los afectados.

Un hombre baka dijo a Survival en 2016: “[La patrulla antifurtivos] golpeó a los niños y también a una mujer mayor con machetes. Mi hija todavía no está bien. La hicieron agacharse y la golpearon por todas partes: en la espalda, por toda la zona inferior de su cuerpo, con un machete.”

“Me dijeron que llevara a mi padre a la espalda. Empecé a caminar, [el guarda] me golpeó, golpeó a mi padre. Durante tres horas cada vez que me quejaba me golpeaban, hasta que me desvanecí y caí al suelo con mi padre”, contó otro hombre baka.

La conservación de la naturaleza se ha utilizado como una justificación para negar forzosamente a los bakas el acceso a sus tierras. Sin embargo, la destrucción de las selvas por empresas madereras, algunas de ellas asociadas con WWF, ha continuado

Pueblos indígenas como los bakas han dependido y gestionado sus entornos naturales durante miles de años. En contra de la creencia popular, sus tierras no son “vírgenes” o inexploradas. Las pruebas demuestran que los pueblos indígenas cuidan de su medioambiente mejor que nadie. A pesar de ello WWF les ha alienado de sus esfuerzos conservacionistas en la cuenca del Congo.

A los bakas, como a muchos pueblos tribales por toda África, se les acusa de “furtivos” por cazar para alimentar a sus familias. Se les niega el acceso a grandes extensiones de sus tierras ancestrales para cazar, recolectar o para practicar sus rituales sagrados. Muchos se ven forzados a vivir en campamentos improvisados junto a carreteras en condiciones de salud miserables y donde el alcoholismo está extendido.

Mientras tanto, WWF se ha asociado con empresas madereras como Rougier, aunque estas no cuentan con el consentimiento de los bakas para talar sus tierras y la tala que desarrollan es insostenible.

El director de Survival International, Stephen Corry, declaró: “El resultado de estas conversaciones es desalentador, pero no sorprende. Se supone que las organizaciones conservacionistas deben garantizar que se ha obtenido el consentimiento ‘libre, previo e informado’ de aquellos cuyas tierras quieren controlar. Ha sido la política oficial de WWF durante los últimos veinte años. Pero en la práctica este consentimiento nunca se obtiene y WWF no se compromete a asegurarlo en sus trabajos futuros. Ahora está claro que WWF no tiene intención de buscar, menos aún de asegurar, el consentimiento apropiado de aquellos cuyas tierras usurpa en complicidad con gobiernos. Tendremos que intentar otras formas de conseguir que WWF acate tanto el derecho internacional como su propia política”.