¿El fin del capitalismo?
Siempre sostuvimos que había que buscar la chispa que encendiera el gran antagonismo y organizar simbólicamente y en forma pacífica las batallas políticas que se vienen.
Siempre sostuvimos que había que buscar la chispa que encendiera el gran antagonismo y organizar simbólicamente y en forma pacífica las batallas políticas que se vienen.
El otoño de 2021 está atravesado por una palabra: desabastecimiento. Por ejemplo, faltan chips (lo que afecta a industrias como la de los móviles o la automoción) y materiales de construcción (madera, pinturas, acero).
Desde que Marx elaboró su quirúrgica deconstrucción del capitalismo en el siglo XIX, este sistema económico y social de producción ha cautivado las mentes más diversas, ha merecido elogios y denuncias, algunos se asombran ante la aparente perfección de sus engranajes y otros frente a lo despiadado de su maquinaria.
En Europa, el 51 por ciento de los ciudadanos cree que las políticas capitalistas impuestas en la zona euro son un fracaso, mientras que tan solo un 5 por ciento confía en que estas brinden buenos resultados.
La economía solidaria o economía de solidaridad es una búsqueda teórica y práctica de formas alternativas de hacer economía, basadas en la solidaridad y el trabajo. El principio o fundamento de la economía de solidaridad es que la introducción de niveles crecientes y cualitativamente superiores de solidaridad en las actividades, organizaciones e instituciones económicas, tanto a nivel de las empresas como en los mercados y en las políticas públicas, incrementa la eficiencia micro y macroeconómica, además de generar un conjunto de beneficios sociales y culturales que favorecen a toda la sociedad.
Recientemente ha sido publicado el libro “El Capitalismo Humanista”, cuyo autor es Aldo Olcese, Doctor en Economía Financiera y Académico de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras. En esta interesante obra, se ponen en valor los nuevos conceptos que ya se aventuran, sobre como enfocar las relaciones económicas desde una óptica menos mercantilista y más humanista.
Les transcribimos la introducción hecha por el autor, así como el prólogo escrito por Ricardo DÍEZ HOCHLEITNER, Presidente de honor del Club de Roma y miembro de la academia anteriormente citada.