Vacunas anti-COVID terminan en la basura
Mientras que un tercio de la población mundial no logró todavía aplicarse ninguna vacuna, al menos 240 millones de dosis contra el COVID-19 fueron a parar a la basura.
Mientras que un tercio de la población mundial no logró todavía aplicarse ninguna vacuna, al menos 240 millones de dosis contra el COVID-19 fueron a parar a la basura.
Opacada mediáticamente desde fines de febrero por el conflicto Rusia-Ucrania, la pandemia repunta y golpea la realidad cotidiana en muchas regiones del globo. En Gran Bretaña, hacia el 25 de marzo se registraron 4.3 millones de nuevos casos semanales, casi 1 millón más que la semana precedente. Varios países europeos, como Austria y Alemania, también exhiben un aumento de casos. Otros, como España y Portugal, siguen en descenso.
La pandemia sigue marcando la dinámica mundial. La nueva variante Ómicron de contagio virulento – aunque de menor mortalidad – no da respiro. La crisis económica y el desempleo en aumento son las agujas del reloj de un planeta que desde hace dos años no tiene respiro. Y las previsiones futuras no son nada buenas, en particular para las regiones periféricas y los marginados en los países “ricos”. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) rebajó éste lunes las previsiones de recuperación del mercado laboral para el año en curso.
Europa, nuevamente epicentro mundial de la pandemia, no disimula su creciente preocupación. El aumento en flecha de contagios y de la protesta social, marca ya la cotidianeidad de un continente que podría pagar, en los próximos cuatro meses, el pesado costo de 700 mil muertes adicionales según la Organización Mundial de la Salud. La presencia confirmada en suelo europeo, a partir del viernes 26 de noviembre, de la variante Ómicron agrava aún más la ya preocupante prognosis.
El acceso justo a las vacunas contra la COVID-19 en todo el mundo es nuestra única vía de salida de esta crisis, así que recibimos con satisfacción la noticia de que Estados Unidos y la UE se han comprometido a alcanzar nuevos objetivos en la lucha contra esta pandemia.
El fabricante de vacunas Moderna está empleando estructuras de evasión de impuestos para trasladar sus ganancias a Suiza y al estado estadounidense de Delaware, según una investigación de SOMO en cooperación con Wemos.