Te vi como a una muñeca

articulada, rota, partida en mil pedazos.

 

Corrientes de lava se deslizaban entre tus dedos

dándole vida a tu cuerpo que,

arrastrándose en silencio, gritaba.

 

Sueños cubiertos por cenizas

Coexistiendo con la vida.

 

Un espejo roto te miraba,

y yo vi.