Protejamos la Tierra

Era un día normal para una familia de orangutanes que vivía en una selva del sudeste asiático. La madre acababa de dar a luz a quien era su tercer hijo. Los dos mayores eran gemelos y ya habían crecido bastante desde que nacieron hacía un año, pero aun así estaban viviendo con sus padres. Cuando fueron a buscar comida para alimentar a la agotada madre, que descansaba con el recién nacido en su regazo, el padre y los dos hermanos empezaron a oír un ruido, como si hubiera cientos de animales huyendo de algo.

El sonido se acercaba, así que volvieron a donde estaba la madre con el hijo más pequeño para asegurarse de que estaban bien. Cuando llegaron quedaron desolados. Las llamas habían cubierto el lugar y en medio de las llamas se podía distinguir el quemado cuerpo de la madre con su hijo en brazos. Ninguno de ellos se movía. Empezaron a correr, para escapar de las llamas. Altas columnas de humo salían de ellas y entorpecían la visión y la respiración.

Escalaron a los árboles y pasaban de rama en rama, pero el fuego se propagaba muy rápido. El humo cada vez era más espeso y costaba más respirar. Intentaron subir a las copas de los árboles, pero el humo no desaparecía. Cada vez estaban más cansados, pero no podían descansar o les engullirían las llamas como hizo con sus familiares. Media hora después los dos habían muerto por asfixia.

¿A qué no adivinas la causa del incendio?. Fue causado para liberar la tierra y así poder plantar palmeras y conseguir más aceite de palma.

Esta es la realidad de muchos orangutanes y otros animales salvajes que son quemados o muertos para explotar el suelo en beneficio de las multinacionales.

¡!¡No podemos permitir que esto siga pasando!!!

 

Alumna: Claudia González Sierra

Edad: 13 años

Colegio: Santo Domingo (FESD), Oviedo. España