Una mujer seca al sol el arroz vaporizado en el Centro de Transformación de Bagré, en la región Centro- Este de Burkina Faso. (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón
Pronto serán 25.000 los hombres y mujeres implicados en este programa impulsado por Oxfam Intermón, que podrán ofrecer educación, salud y nuevas oportunidades a sus familias, unas 125.000 personas en total.
El arroz: un cereal lleno de oportunidades
A principios de los años 2000, en los mercados de Burkina Faso el arroz local era una rareza. La producción había caído en picado como consecuencia de la liberalización del mercado acordada en 1991 por el Gobierno burkinés con el FMI y el Banco Mundial. Hoy, el arroz local vuelve a cubrir algo más del 40% de la demanda nacional, y en esta recuperación ha jugado un papel determinante la cocción al vapor, una práctica culinaria tradicional de las mujeres de África del Oeste.
Desde el año 2010, Oxfam Intermón ha acompañado este proceso con un programa gracias al cual, entre otras actividades, se han construido y equipado dos centros de vaporización de arroz que hoy utilizan cerca de un millar de mujeres burkinesas para transformar y comercializar el arroz suministrado por alrededor de 300 pequeños productores.
El arroz vaporizado o sancochado tiene mejor textura que el arroz blanco convencional, mientras que su valor nutritivo se acerca al del arroz integral, ya que en el proceso de cocción el grano absorbe las propiedades nutrientes de la cáscara. Este valor añadido en la transformación ha devuelto la competitividad a la producción local frente a la competencia asiática, lo que ha salvado o revitalizado centenares de pequeñas plantaciones familiares, pero sobre todo está poniendo la semilla para una incipiente transformación social en el medio rural burkinés. Las mujeres del arroz vaporizado contribuyen con sus ingresos a la economía doméstica (esolarización de los niños, acceso a atención médica, ropa para los niños, etc.), son más autosuficientes y eso les otorga un rol protagonista en la organización familiar.
Mariam Nana, presidenta de la Unión de Vaporizadoras de Arroz de Bagré (Union Conannet des Etuveuse de Riz de Bagré) cuenta que “cuando empezamos con esto, nuestros maridos no le daban ninguna importancia, pensaban que nos cansábamos para nada y a veces nos decían que no podíamos venir, que había que ir a trabajar al campo; en cambio ahora, en especial desde que tenemos el centro, los hombres vienen a vernos para pedirnos que dejemos que sus mujeres se incorporen a nuestra actividad”. Nana recuerda que cuando se estrenó el centro las mujeres de Bagré formaban 10 agrupaciones con 234 miembros. Dos años después, son 18 agrupaciones que suman 460 miembros.
Las ventajas de trabajar juntas y organizadas
Los centros de vaporización de arroz de Niassan (provincia de Sourou) y Bagré (Boulgou) se inauguraron en el año 2010, con pocos meses de diferencia. En los dos primeros años de funcionamiento se han comercializado 620 toneladas de arroz transformado, vendidas a la empresa estatal SONAGESS (Société Nationale de Gestion des Stocks de Sécurité) y a decenas de comerciantes de las principales ciudades del país. Cada centro tiene una capacidad de transformación anual de 1.500 toneladas de arroz paddy (con cáscara). Además, a fin de combatir la deforestación causada por el uso de madera para calentar las calderas, Oxfam ha introducido en estos dos centros un innovador horno que permite utilizar las cáscaras de arroz como combustible.
Las mujeres se organizan en agrupaciones cooperativas de 20 a 30 miembros que durante tres días al mes ocupan las instalaciones para llevar a cabo todo el proceso de transformación del arroz (eliminar impurezas, lavar, vaporizar, secar al sol, descascarillar y finalmente embalar y almacenar). Los días que no están en el centro las mujeres siguen, como hacían antes, sancochando individualmente el arroz en casa. Las diferentes agrupaciones se coordinan a través de la Unión, que se encarga de la gestión del centro y la comercialización del producto. De promedio, estas mujeres ingresan 600.000 francos CFA al año, unos 915 euros.
Además, el programa ha incluido asimismo una campaña de promoción del consumo de arroz nacional, y ha prestado asesoramiento para la constitución de la Unión Nacional de Productoras de Arroz Vaporizado de Burkina Faso (Union Nationale des Étuveuses de Riz du Burkina, UNERIZ), formada actualmente por 2.300 mujeres.
Los retos que quedan por delante
“Nuestros programas parten de la idea que hay que apoyar la producción agrícola especialmente en las fases de transformación y comercialización, porque el agricultor sólo conseguirá mantener, mejorar y reinvertir en su actividad si cuando su producto llega al mercado es competitivo, y para eso necesita valor añadido”, explica Karime Seré, responsable del Programa de Medios de Vida Durables de Oxfam Intermón en Burkina Faso. En este caso, añade, se ha logrado el objetivo principal, que era aumentar la producción y la rentabilidad de los productores y transformadoras de arroz local de Niassan y Bagré, “pero creemos que hay todavía margen para seguir mejorando, y por eso nuestra intención es seguir buscando financiación para que aumente el consumo y el prestigio del arroz vaporizado y para que estos centros amplíen su capacidad y productividad”.
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