Al menos 35 mil morsas corren el riesgo de morir en una remota playa de Alaska donde quedaron atrapadas, en un fenómeno atribuido al deshielo en el Ártico, debido al cambio climático, según dijeron expertos.
Inicialmente fueron censadas unos mil 500 animales en la playa, pero en los últimos días se multiplicaron exponencialmente.
“Nuestra estimación más aproximada es 24 veces mayor”, ahora, dijo Megan Ferguson, del servicio aéreo de control de los mamíferos marinos del Artico.
Las morsas “quedan varadas en un espectáculo que se ha hecho común en los últimos seis a ocho años, como consecuencia del calentamiento climático”, señala la agencia de Control Geológico estadounidense (USGS, por su sigla en inglés), en un comunicado.
En verano el hielo marino se retira lejos hacia el norte de las aguas continentales del mar de Chukchi, en aguas de Estados Unidos y Rusia, una condición que no se registraba una década atrás”.
“Durante sus períodos normales de descanso luego de alimentarse en el mar, las focas simplemente se amontonan en la costa”, agregó.
La congregación de morsas en la playa en un fenómeno que ha acompañado a la pérdida de las placas de hielo que flotan sobre los océanos durante el verano boreal a causa del calentamiento global.
Las morsas del Pacífico pasan el invierno en el Mar de Bering. Las hembras dan a luz en el hielo y usan éste como plataforma de clavados para buscar caracoles, almejas y gusanos en la placa continental situada a baja profundidad.
En años recientes, las placas de hielo marino han retrocedido más allá de las aguas someras hasta aguas del Océano Artico, donde las profundidades exceden los tres kilómetros (dos millas), y las morsas no alcanzan el fondo.
Los animales jóvenes son vulnerables a estampidas cuando un grupo se congrega casi un ejemplar junto al otro en una playa. Las estampidas pueden ser detonadas por la llegada de un oso polar, un cazador humano o un avión que vuele a baja altura.
Autoridades forestales estadounidenses ordenaron a los pilotos que no vuelen sus aviones cerca de una enorme manada de exhaustas morsas que están varadas y corren el riego de morir en una remota playa de Alaska.
El Servicio de Pesca y Vida Silvestre (FWS) pidió a los pilotos que eviten volar por debajo de los 2.000 pies (600 metros) para proteger a los animales, porque el ruido de los motores podría asustarlos y provocar una estampida. A los helicópteros se les pidió que se mantengan por arriba de los 3.000 pies (900 metros) y 1,6 km.
Los bebé morsa serían los más amenazados si hubiera una estampida en la enorme manada, que según los expertos quedó atrapada en la playa debido al derretimiento de los hielos provocado por el cambio climático.
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