Actualmente la UE exige que al menos el 10 por ciento de la energía para el transporte por carretera y ferrocarril provenga de energías renovables, de las cuales sólo un 5% pueda provenir de agrocombustibles, es decir de combustibles obtenidos a partir de granos y frutos cultivados en suelo agrícola. Según la Comisión Europea, los agrocombustibles representaron alrededor del 4,7 % del combustible empleado en el transporte de la UE en 2010.

Un informe demuestra ahora que es posible prescindir de los agrocombustibles totalmente. El estudio de Transport&Environment y el European Environmental Bureau, dos redes europeas de las que forma parte Ecologistas en Acción, propone una serie de medidas para lograr ese objetivo. Entre ellas, una mayor eficiencia de los vehículos, un mayor uso del ferrocarril frente a la carretera y, especialmente, la consideración de los impactos negativos del llamado Cambio Indirecto del Uso de Tierras (ILUC, en inglés) en la contabilidad de emisiones de CO2. Y es que la producción de agrocombustibles basados en materias agrícolas requiere grandes extensiones de terreno, desplazando la producción de alimentos a nuevos terrenos donde antes había bosques, pastos, turberas u otros ecosistemas y liberando importantes cantidades de carbono a la atmósfera como consecuencia de su roturación. El informe propone la reducción progresiva del uso de éstos hasta su eliminación en 2020.

Mediante las medidas propuestas en este informe se reduciría el dióxido de carbono emitido en 205 millones de toneladas en 2020, frente al ahorro de 60 millones que plantean las propuestas de la Comisión Europea publicadas en 2012. Este conjunto de medidas alternativas permitiría a los gobiernos de los estados miembros cumplir con sus objetivos, sin incurrir en la competencia de los agrocombustibles con la alimentación.

Diversos estudios científicos, algunos de ellos encargados y avalados por la propia Comisión Europea, demuestran que los agrocarburantes usados mayoritariamente en la UE no solo no consiguen ahorros de emisiones significativos, sino que en casos como el biodiesel, generan incluso más cambio climático que sus equivalentes derivados del petróleo.

Ecologistas en Acción considera que la UE debería, entre otras medidas, exigir contabilidad inmediata de las emisiones indirectas vinculadas al uso de la tierra, los ILUC, como primer paso hacia biocombustibles alternativos realmente sostenibles.

 

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