Uno de los últimos casos es “Chinook”, frente a las costas de Málaga y Granada, que contiene errores y omite la inmensa mayoría de la información ambiental de la zona. Así, no da datos sobre los hábitats del fondo marino y apenas proporciona información sobre unas pocas especies.
El estudio considera extinta en España a la tortuga boba, cuando en realidad se encuentra en peligro de extinción y protegida en toda la Unión Europea. De hecho, el Mar de Alborán, en el que se sitúa el proyecto, es junto con Baleares una de las dos áreas fundamentales del Mediterráneo occidental para esta especie.
Otras inexactitudes se refieren a la pesca: no se menciona la importancia que tiene la zona para la cigala, la gamba roja y la merluza. No interesa que especies como el jurel, el boquerón y la sardina se pesquen dentro de la zona de sondeos.
El área es también conocida por su abundancia de cetáceos, en especial calderones grises y comunes, que acuden a alimentarse. Los cetáceos resultan muy perjudicados por los sondeos sísmicos, ya que sufren daños internos, se desorientan y pueden acabar varando.
No deja de ser curioso que resulte tan sencillo averiguar el potencial de negocio que hay en el subsuelo y se pase por alto la vida marina que existe unos metros más arriba. Hace dos años ya demostramos con imágenes las inexactitudes de la declaración de impacto ambiental del sondeo Siroco, un proyecto cercano a este, entre Marbella y Fuengirola. Entonces se afirmaba que el área solo albergaba unos gusanos, moluscos y artrópodos, pero Oceana encontró grupos de delfines, tortugas, arrecifes de ostras, jardines de gorgonias…
No son los únicos casos. Oceana considera que el Gobierno debe exigir un mínimo de credibilidad y exigir información ambiental aceptable a las empresas interesadas en la búsqueda de hidrocarburos.
Mientras tanto, seguiremos pidiendo que se presenten datos reales y que se evite la destrucción de valiosos ecosistemas marinos. Os seguiremos informando.
Natividad Sánchez
No Comment