En el octogésimo aniversario de la muerte en Colliure, Francia, del poeta más joven de la generación del 98, uno de sus versos.

Soñé que tú me llevabas 
por una blanca vereda, 
en medio del campo verde, 
hacia el azul de las sierras, 
hacia los montes azules, 
una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía, 
tu mano de compañera, 
tu voz de niña en mi oído 
como una campana nueva, 
como una campana virgen 
de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano, 
en sueños, tan verdaderas!…

Vive, esperanza, ¡quién sabe 
lo que se traga la tierra!